De acuerdo a Gayle Porter, un profesor que ha estudiado el fenómeno de los workaholics o los adictos al trabajo, pueden llegar a ser perjudiciales para una compañía al pasar grandes cantidades de tiempo dedicadas a cosas totalmente irrelevantes.
Los workaholics, en promedio, no producen más que una persona que trabaja a ritmos normales, el problema es que no dedican tiempo a ser más eficiente, simplemente se dedican a buscar formas de trabajar más y más y más.