Pegar imanes en la puerta de la nevera es una práctica que trasciende generaciones y fronteras. Ya sean las letras del abecedario, o algún souvenir comprado durante tus vacaciones de hace varios años, es algo que suele estar presente en muchos hogares. Sin embargo, en los últimos años hemos visto la llegada de alertas que explican las razones por las que deberías quitar este tipo de productos de tu frigorífico, ¿pero son tan serias las consecuencias como algunos aseguran?

Aunque tanto blogs como vídeos de YouTube y TikTok aseguran que esta práctica puede resultar perjudicial, ya sea por aumento del consumo o campos electromagnéticos, los resultados compartidos por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) han revelado una realidad totalmente opuesta. Según sus investigaciones, los imanes no afectan en nada a tu frigorífico.

No, tener imanes en tu nevera no hará que consuma más energía

Imanes en la nevera

Que las corrientes eléctricas y los campos magnéticos tienen la capacidad de interactuar entre sí es una realidad innegable. No obstante, ¿qué tan dramática es la relación entre un imán y tu nevera? Lo cierto es que, según las investigaciones, no lo suficiente.

Según revela la OCU, el campo magnético generado por los imanes es muy pequeño como para afectar al flujo eléctrico de tu nevera. Por esta razón, tener cinco o ninguno en la puerta de tu frigorífico no cambiará en nada su consumo energético, así que puedes quedarte más tranquilo la próxima vez que llegue tu factura de luz.

Asimismo, los imanes en la nevera tampoco influyen en el estado de tus alimentos. El campo magnético es tan débil que no puede traspasar la puerta, por lo que en ningún momento llegarán a los productos en su interior.

La única razón para vigilar los imanes de tu nevera

Si bien ya está demostrado que los imanes no afectan al consumo energético de tu nevera, hay una razón para tenerlos vigilados. Según la OCU, los elementos magnéticos pueden afectar de manera negativa a aquellos frigoríficos que cuenten con pantalla táctil en la puerta.

Como sucedía con los televisores y monitores antiguos, un imán puede distorsionar la imagen en la pantalla táctil de tu nevera. Eso sí, al tratarse de productos decorativos poco potentes, es complicado que la afecten de forma irreversible, por lo que con alejarlos lo suficiente debería bastar para evitar problemas.

¿Qué importa realmente a la hora de medir el consumo?

Clases energéticas

Aunque los imanes no resultan una fuerza mayor al medir el consumo de tu nevera, hay algo que sí importa: su clase energética.

Las clases energéticas se miden desde la letra A (más eficiente), hasta la G (menos eficiente). Esto quiere decir que, si tu nevera se encuentra más cerca de la primera letra, su consumo será mucho menor al de si se ubica cerca de la segunda. Además de impactar en la cantidad a pagar por el servicio eléctrico, también lo hace en tu huella de carbono.

Además de la clase, hay algunas prácticas que también afectan en el consumo eléctrico de tu nevera, mucho más que los imanes. Entre ellas, las siguientes:

  • Tener la nevera cerca de puntos calientes. Si tu frigorífico se encuentra muy cerca de la cocina, el horno, radiadores o cualquier otro emisor de calor, esto tendrá como resultado un aumento en la temperatura del electrodoméstico, por lo que el compresor tendrá que trabajar de más para compensar.
  • Cierra bien la puerta. Las neveras más actuales emiten un sonido cuando dejas la puerta abierta demasiado tiempo, y es para tu beneficio. Dejar la puerta abierta del frigorífico por mucho tiempo hará que el aire caliente entre, por lo que el compresor deberá trabajar de más para volver a enfriarlo.
  • Temperaturas muy bajas. Lo ideal para mantener tus alimentos en buen estado es situar el termostato de tu nevera entre los 4 °C y los 6 °C. Bajar más de esto puede provocar la formación de escarcha en las paredes interiores, pero también un consumo mucho más elevado.

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