Coger un avión, al menos cuando podíamos viajar, el tipo de dieta, cuánto y cómo nos movemos –si es que la movilidad ha llegado a recuperarse del todo desde el inicio de la pandemia–, consumo diario de productos básicos... todo ello genera lo que se conoce como huella de carbono.

Conocida como la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que produce el ser humano al realizar sus actividades diarias. Sería, a fin de cuentas, el rastro que dejamos por el mero hecho de existir y consumir. Teniendo en cuenta que el grueso de la contaminación viene de la emisión de los gases de efecto invernadero y que el ser humano es causante del 95% del total de ellos, la reducción de nuestro impacto sobre la Tierra se hace cada día mucho más necesaria.

Más ahora que la llegada del coronavirus a la realidad de los países, ha dejado en un segundo plano la búsqueda de soluciones contra el cambio climático. Lo que hace casi un año era una de las principales preocupaciones del planeta, con medidas económicas para frenar el avance del cambio climático, hoy solo es un punto más en la larga lista de tareas que se vienen en los próximos meses.

De hecho, no son pocos los grupos políticos y sociales que piden que los fondos que estaban destinados a la lucha contra la crisis climática se destinen a la nueva realidad: la crisis sanitaria y la consecuente crisis económica consecuencia del parón de la actividad a nivel mundial. El Pacto Verde Europeo o la Ley del Cambio Climático viven horas bajas en detrimento de su mayor enemigo, la Covid-19. Las próximas Cumbres del Clima, antaño motivo de celebración, ahora son un problema de calendario. Por lo pronto, Glasgow 2020 salta un año en el calendario.

Con todo, y mientras la lucha contra el cambio climático recupera su vigor –que algunos expertos ya auguran que ha retornado a la situación de hace 10 años–, algunos luchan por el cambio de la situación. The Planet App, fundada por Manuel Pinilla, quiere que la lucha individual sea motivo para el cambio colectivo.

Su objetivo es ayudar a contabilizar el impacto que tenemos sobre nuestro entorno. "No nos gusta llamarnos calculadora, porque no somos exactos, pero sí somos un estimador", explica Pinilla, "nos preguntamos cómo podíamos influir en ña gente normal de la calle para que tengan una forma de vida con menos impacto medioambiental. Viendo este asunto nos dimos cuenta de que muchas veces ni si quiera sabían que sus actividades tienen impacto y que algunas tienen más y otras tienen menos".

Fundada a principios de 2020, pero lanzado al mercado tras la primera ola de la pandemia, la idea se acuñó a lo largo de 2019 bajo el concepto de que "a veces, la gente no conocen el impacto de su estilo de vida en el planeta".

¿Cómo se contabiliza? Por suerte para The Planet App, la labor científica para medir nuestro impacto sobre el planeta tierra ha sido punto de estudio central para muchos equipos en el planeta. De esta manera, se han establecidos modelos de medida para la huella generada por productos o empresas, medias per cápita de emisión o estadísticas para su reducción. "El tema era que se pudiese traducir a métricas comprensibles por los usuarios", explican desde The Planet App. Un equipo de expertos trabaja para traducir todo eso a la realidad.

Con poca información por parte del usuario, porque no les interesa recopilar detalles personales de ningún tipo, buscan el equilibrio entre la exactitud científica y lo comprensible por los usuarios. Es decir, hay un término medio entre el cálculo exacto, que requeriría aportar demasiada información– y los detalles generales que permitan reducir nuestro impacto.

Conociendo la huella de carbono, con imputs comprensibles, The Planet App puede "ayudar a reducir la huella de carbono en un 10% o 20%", apuntan. Algunos no harán nada, y otros llegarán a una reducción del 40%

En busca de la administración pública y el sector privado

No es ni mucho menos la primera calculadora de huella de carbono que ve el mundo, pese a que ellos no se definan como tal. El propio Ministerio de Transición Ecológica cuenta con su propio sistema de contabilización. La diferencia con The Planet App radica en su traducción a cuestiones que se puedan manejar por el usuario.

"Los primeros meses han sido de aclarar ideas y de ordenador lo que ya teníamos. Igualmente es un producto totalmente nuevo que tiene mucho recorrido por delante y desarrollos", explican. Es decir, sin un modelo de negocio aún estable sobre la mesa –"la monetización aún es un sueño que queda lejos", explican–, el objetivo de The Planet App es bastante ambicioso.

Ofreciendo sus servicios, hasta la fecha, solo para usuarios, sus últimos pases –están realizando una encuesta para comparar regiones– es trabajar de forma conjunta con empresas y administraciones. Las primeras de ellas para su foto en el plan de responsabilidad social corporativa; si los empleados de una empresa redujesen su huella de carbono con la ayuda corporativa, sería el resultado perfecto. Para los Ayuntamientos, el plan no es muy diferente a lo que ocurre en el sector privado. La foto al final del ejercicio con informes que acompañen el arduo trabajo por reducir la contaminación en su área de influencia.

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