El olfato es un sentido al que no le damos toda la importancia que tiene. Únicamente las personas anósmicas conocen la verdadera gravedad de no detectar olores. No se trata solo de no disfrutar del olor a café o a tierra mojada. También se trata de no percibir el olor de un escape de gas o de algo que se está quemando. Pero si denostamos el olfato, aún es menor la importancia que le damos a los olores. A todo lo que un olor puede decir de algo o alguien. Esto último es tan importante que incluso se ha visto que todos, igual que tenemos huellas dactilares, poseemos una huella olfativa.

Esta puede ayudar a encontrarnos si nos perdemos o a identificar al asesino en una escena del crimen. También puede indicar si estamos enfermos o incluso delatar si nos hemos pasado con el alcohol. Solemos pensar que el hecho de que una persona huela, sin perfumes ni desodorantes, es algo malo. Pero en realidad todos lo hacemos. Todos tenemos nuestra huella olfativa.

Esto es algo que se está estudiando mucho últimamente. Si bien la ciencia de la odorología se investiga desde 1976, ha sido en los años más recientes cuando ha dado un gran paso hacia delante. Las aplicaciones de la huella olfativa de una persona se han puesto sobre la mesa con mucha más fuerza, por lo que hay más científicos trabajando en optimizar su puesta en marcha. ¿Pero cuáles son esas aplicaciones? ¿Y cómo es que cada persona tiene un olor característico?

La importancia de la huella olfativa

Las glándulas de la piel secretan sustancias que, de base, no huelen prácticamente a nada. Sin embargo, el metabolismo de los microorganismos que viven en ella sí que genera otros compuestos mucho más olorosos. Es aquí donde entra en juego la huella olfativa.

La composición de la microbiota de la piel es única de cada persona. Puede que dos personas tengan las mismas especies de bacterias, pero en proporciones distintas. También son diferentes las sustancias que esas bacterias tienen para metabolizar. Estas dependen, por ejemplo, de la alimentación y de hábitos como el consumo de alcohol o tabaco. Si a todo eso le sumamos que, por causas genéticas, nuestro cuerpo también libera una combinación determinada de sustancias químicas, el resultado es que las únicas personas que huelen exactamente igual son los gemelos idénticos.

Gracias a eso, el uso de la huella olfativa se está empezando a estudiar como un biomarcador muy interesante en ciencias forenses. En Hipertextual hemos hablado sobre ello con Laura López-Mascaraque, neurocientífica del CSIC y presidenta cofundadora de la Red Olfativa Española. “Ocultar la huella olfativa es complicado”, señala la investigadora. “Puedes ocultar las huellas dactilares con guantes, pero la olfativa no, por lo que con ella se puede obtener un perfil lo más exacto posible”.

desodorante
Incluso si la tapamos con desodorante nuestra huella olfativa basal sigue siendo la misma. Crédito: Anna Essentiels (Unsplash)

Podríamos pensar que la huella olfativa se puede ocultar. No con guantes, pero sí con perfumes o incluso cambiando la alimentación. Al fin y al cabo, hemos visto que lo que comemos influye en cómo olemos. Pero esto no altera nuestra huella olfativa basal. “Parece ser que todos tenemos como una huella base, independientemente de todo lo que influye en el olor que despedimos y el registro olfativo que cada persona tiene de nosotros”. Es cierto que se producen alteraciones a través de “perfumes, la alimentación o las enfermedades”, por ejemplo. Incluso varía con la edad. “Pero los estudios apuntan a que hay una base que se puede identificar”.

¿Cómo se puede utilizar?

Recoger huellas dactilares de una escena del crimen es fácil. ¿Pero cómo se recoge la huella olfativa? Esto, en realidad, se puede hacer también ya de forma sencilla. Para ello existen paños absorbentes de olores que se colocan sobre las superficies a analizar y se impregnan de las sustancias volátiles asociadas a los olores que puedan haberse adherido a ellas.

Luego, estas son analizadas por científicos distintos a los que recogieron la muestra. Así, se evitan posibles contaminaciones. 

huellas dactilares
Las huellas dactilares se pueden ocultar más fácilmente que la huella olfativa. Crédito: George Pretzas (Unsplash)

En definitiva, la huella olfativa es el futuro, aunque ya se está empezando a utilizar en el presente. Al fin y al cabo, los perros llevan toda la vida identificándonos a través de nuestro olor. Mucho hemos tardado en determinar la importancia de analizarlo en el escenario de un crimen. 

Sobre esto y muchas otras curiosidades acerca del olfato se puede leer en dos libros editados por el CSIC. ¿Qué sabemos de? El olfato, escrito por Laura López-Mascaraque y el también neurocientífico José Ramón Alonso y el libro infantil Oler. Aromas, esencias, hedores y pestilencias, escrito por Berta Páramo y revisado por López-Mascaraque.

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