El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos ha publicado en su revista sobre enfermedades infecciosas un reporte de casos en el que advierte a la población sobre la mala realización de lavados de nariz con agua del grifo. Si bien puede usarse suero o productos de parafarmacia específicos, hay muchas personas que prefieren recurrir al agua. En principio no es una mala idea. No obstante, si esta no se esteriliza adecuadamente podrían contraerse infecciones por patógenos tan peligrosos como la ameba comecerebros.

Este es el nombre coloquial con el que se conoce a la ameba Naegleria fowleri. Afortunadamente, las infecciones por este patógeno son  poco habituales. Por ejemplo, en Estados Unidos solo se detectaron 29 casos entre 2013 y 2022. De hecho, desde que se descubrió en la década de 1960, apenas se han descrito 300 casos en todo el mundo. La parte extremadamente negativa es que tiene una mortalidad del 97%. Las personas que han padecido la infección y han vivido para contarlo son poquísimas. Además, algunas de ellas han quedado con secuelas neurológicas.

En cambio, las amebas del género Acanthamoeba sí que son más frecuentes. Las infecciones por lavados de nariz con agua del grifo son mucho más habituales con ellas. De cualquier modo, tanto para estas como para la ameba comecerebros, la solución pasa por esterilizar el agua del grifo antes de usarla.

Los peligros de la ameba comecerebros

No existe riesgo por beber agua en la que se encuentre la ameba comecerebros. Esta no es capaz de resistir el efecto de los ácidos gástricos, por lo que moriría poco después. En cambio, cuando entra por la nariz, sí que hay mucho más riesgo. Una vez que esto ocurre, penetra en el nervio olfativo, a través del cual viaja hasta el bulbo olfatorio, para instalarse en el cerebro, del que se va alimentando poco a poco. Todo esto conduce a una enfermedad conocida como meningoencefalitis amebiana, que es extremadamente mortal. 

La mayoría de infecciones de este tipo se han dado en aguas abiertas, por ejemplo en personas que se estaban bañando en un río o un lago y les entró agua por la nariz. Con agua del grifo y en piscinas es menos habitual, puesto que esta ameba no resiste demasiado bien al cloro. Aun así, se han dado algunos casos en piscinas en las que no se había añadido suficiente cantidad de cloro o con lavados de nariz con agua del grifo mal desinfectada o procedente de tuberías en las que había alguna entrada de agua sucia. 

La Acanthamoeba es mucho más común 

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Los quistes de Acanthamoeba resisten bien el efecto del cloro. Crédito: Jacob Lorenzo-Morales, Naveed A. Khan y Julia Walochnik

El caso del género Acanthamoeba es muy diferente. Las infecciones por estas amebas son muchísimo más habituales. Puede encontrarse en tanques de agua domiciliaria, en piscinas y, por supuesto, en aguas abiertas. Tampoco resiste al cloro. Sin embargo, los quistes sí que pueden esquivar los efectos de este desinfectante.

Las amebas pasan por dos fases. Una vegetativa, que se va dividiendo por mitosis, y otra de quiste, que permanece sin dividirse cuando las condiciones del medio no son propicias para ello, pero puede volver a la fase anterior cuando estas cambian.

Si bien la fase infectiva es la fase vegetativa, los quistes de Acanthamoeba también pueden penetrar en el organismo de los seres humanos. Una vez allí, se encuentran en condiciones propicias para volverse infectivos. Los quistes sí que pueden resistir el cloro, de ahí que sea tan importante esterilizar el agua antes de realizar lavados nasales.

Las infecciones por Acanthamoeba son muy comunes en los ojos, en personas que no mantienen una buena higiene de sus lentillas. No obstante, también puede llegar al sistema nervioso a través de la nariz, o diseminarse por otros órganos, como los pulmones, los senos nasales o la piel. En esta última, de hecho, puede causar úlceras muy dolorosas.

En los casos en los que alcanza el sistema nervioso se puede producir algo conocido como Encefalitis Amebiana Granulomatosa (EAG) subaguda o crónica. Los síntomas más habituales son alteraciones del estado mental, cambios en el comportamiento, convulsiones, cefalea, dificultad para hablar y caminar, fiebre, rigidez de cuello, alteración de la visión, anorexia, náuseas y vómitos. Además, en casos extremos puede producir el coma y la muerte. Esto ocurre sobre todo en pacientes inmunodeprimidos. Todos los descritos en el reporte de la CDC lo son. Por eso, son quienes deben tener más cuidado a la hora de realizar lavados de nariz.

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El suero esterilizado o las opciones de parafarmacia son opciones mejores que el agua del grifo. Crédito: OMS

Esteriliza el agua antes de hacer lavados de nariz

Desde la CDC recomiendan hacer los lavados de nariz con agua hervida, estéril o filtrada. Sin duda, lo más recomendable será emplear suero que haya permanecido en recipientes estériles. El agua del grifo debería hervirse adecuadamente, pero es mucho más complicado asegurar que se eliminan posibles patógenos.

Ante la duda, lo mejor siempre será consultar a nuestro médico o farmacéutico. Las probabilidades de contraer una infección por amebas son bajas. Sobre todo en el caso de la ameba comecerebros. Pero, como suele decirse, siempre será mejor prevenir que curar. 

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