Gene Page/AMC

El quinto episodio de esta temporada de The Walking Dead, Now, es otro calmado igual que el anterior. Esta vez, la historia se centra en Alexandria y en cómo deben sobrevivir los personajes que quedan dentro después de toda la acción que hemos visto. De hecho, la narración intenta transmitir lo duro que es seguir viviendo en el 'ahora' sabiendo que otros amigos y seres queridos pueden necesitar ayuda o, al contrario, puede que no regresen nunca más. Por supuesto, nos referimos a Glenn y Nicholas, y al grupo de Abraham, Sasha y Daryl. Lamentablemente, la incógnita sobre ellos seguirá hasta el próximo capítulo.

La imagen de Rick corriendo mientras se abre paso por la carretera llena de zombies y grita '¡abrid la puerta ahora!', y la pasividad de Deanna ante esa escena, son un claro reflejo de lo que está sucediendo en la ciudad. La que fue líder del pueblo sigue superada por la situación, pero Rick se muestra incansable y sigue teniendo el mismo objetivo que al principio de la serie: que todo el mundo salga adelante. El cambio de liderazgo es necesario y parece, ahora sí, inevitable.

Sin embargo, la gente está dividida. Hay quienes piensan que, tras el ataque de los bandidos (los Wolves) y la llegada de los zombies a las puertas, será el fin, por lo que se dan por vencidos y no obedecerán órdenes de nadie. Por otro lado están personajes como Spencer, Rosita, Aaron, Jessie o Maggie, cada uno con sus dificultades, pero dispuestos a continuar peleando junto a Rick. En el transcurso del episodio, veremos como la balanza se va decantando hacia el lado de Rick y es que la suya, aunque la más difícil, es la única opción viable para sobrevivir.

A que la citada transición se produzca ayuda que esos personajes que están del lado de Rick den la cara y hagan entrar en razón al resto. Por ejemplo, Aaron confiesa que si los Wolves atacaron fue por su culpa, porque estos localizaron Alexandria después de una misión de reclutamiento junto a Daryl en la que él (Aaron) se empeñó en intentar sumarles como aliados. Esto le sirve como pretexto para argumentar que las decisiones de Rick siempre han sido acertadas (al contrario que las de Deanna). Spencer —recordemos, hijo de Deanna—, también da un paso al frente cuando la gente decide no seguir las instrucciones de racionar la comida y, afortunadamente, detiene lo que podría haber sido la anarquía, que, sin duda, habría traido malas noticias para todos.

Así es la vida ahora mismo

A pesar de que la moral y ese cambio de liderazgo son los principales ejes que mueven la lenta narrativa de este capítulo, hay varias escenas que siembran cierta esperanza en medio de una situación nada alagüeña. Sorprende, por ejemplo, que Jessie dé un pequeño discurso delante de sus vecinos tras matar a un zombie que apareció en una de las casas con el mensaje de "así es la vida ahora mismo y no nos queda otra que vivirla". Ese mismo mantra es el que le repite a Rick, que por primera vez en mucho tiempo recibe consuelo y consejos, y no al revés. Incluso ese beso es un símbolo de que no todo tiene que ser malo.

Greg Nicotero/AMC
Greg Nicotero/AMC
Otra secuencia que sigue ese camino es la protagonizada por la improvisada doctora Denise, que se desespera porque no logra hacer que su paciente Scott mejore. Tara acude para apoyar y recordarle que todos tienen miedo, pero que eso no arregla las cosas. Ese empujón metafórico (que también es visual, con esa patadita al libro de un lado al otro de la enfermería), sirve para que Denise encuentre el problema y haga que Scott mejore su estado. Y, lo que es mejor, logra dar el primer paso y besa a Tara en la que es, si no me falla la memoria, la primera escena de amor entre dos mujeres de toda la serie.

La única dosis de acción de todo el episodio nos la brindan Maggie y Aaron. Maggie se niega a pensar que Glenn haya muerto y decide salir en su busca con un plan ciertamente precipitado (crear una distracción para los zombies de la puerta para pasar por su lado como si nada). Aaron la observa, decide acompañarla y propone algo mejor: conoce una salida de la ciudad por una antigua alcantarilla que les serviría para pasar por debajo de la masa zombie. Tras un pequeño susto por uno de los sumideros (zombies a lo Piratas del Caribe incluidos), llegan a la salida del conducto. Allí, Aaron quiere seguir adelante, pero Maggie le detiene. Le confiesa que rompió la única foto de Glenn porque pensaba que nunca se separaría de él y, BOOM, confirma lo que sospechábamos. En efecto, está embarazada y asume que, con o sin Glenn, la vida sigue. Cuando vuelven dentro de la ciudad y borran los nombres de Glenn y Nicholas del muro (en el que se iban anotando todas las víctimas), nos dejan de nuevo con la esperanza. Hagan sus apuestas: ¿Glenn está vivo o no? Hay quien dice que se trataría de una alucinación de Nicholas, que se imaginó esa cruenta escena en la que los zombies devoran a ambos personajes.

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