Glovo siembre ha estado en el debate de los derechos laborales. No solo por sus constantes giros de guion sobre el estatus de sus repartidores, o mejor dicho, de los que reparten bajo la bandera de Glovo, también porque fue una de las empresas para las que el Gobierno puso en marcha una ley a medida para poner coto, precisamente, al estatus de ambigüedad de los riders. La ley se llamó, popularmente, ley Rider. No sin cierta resistencia del colectivo al que venía a dar una cobertura legal extra.

La ley Rider nunca ha funcionado bien. Y de hecho, no ha cambiado nada. Quitando algunas compañías de reparto que sí se adhirieron a su modelo laboral, lo cierto es que en las grandes, o todo sigue igual, o han ido a un modelo mixto y confuso como el de Uber Eats que ha dado marcha atrás. Y Glovo siembre ha estado, precisamente, en el ojo de huracán.

Primero fueron 79 millones en 2022, y luego otros 200 millones en sanciones entre la seguridad social y las sanciones de Trabajo, las que en poco más de dos años se ha llevado Glovo por el modelo laboral de sus riders.

Un cambio sin precedentes en el modelo de negocio de Glovo

Ahora la compañía quiere poner fin no solo a la polémica en torno a su modelo de negocio y relación con los repartidores, también a la imagen que tiene de cara al conjunto de la sociedad, y ha anunciado que contratará a todos los repartidores que trabajan bajo su bandera. Unos, falsos autónomos. Otros, autónomos. Pero todos pasarán a estar contratados por la compañía con todos los derechos laborales del trabajador por cuenta ajena.

La compañía apunta a que la decisión de contratar a los repartidores está motivada, principalmente, " como parte de su firme compromiso con España y con el impulso de la economía digital en el país". Y no es un cambio pequeño: se pondrá en marcha en las más de 900 ciudades en las que Glovo está disponible y en todas las aristas de la compañía y servicios asociados.

Es el punto y aparte de la compañía desde que pusiese en marcha una renovación completa. Primero con una renovación total de su aplicación y de sus servicios el pasado octubre y ahora con un cambio total de su modelo laboral.

No está claro cómo afectará al futuro de su modelo de negocio, que hasta ahora ha funcionado basado principalmente en un modelo precario de su fuerza laboral principal: los repartidores, y que puede tener un impacto significativo en sus cuentas a largo plazo.

Esto podría abrir la puerta a que Glovo meta la tijera y reduzca significativamente el número de repartidores si, a medio plazo, los números no cuadran. Pase lo que pase, lo cierto es que el Glovo que todos conocemos está a punto de cambiar para siempre, y quién sabe si será el punto y aparte en toda la industria del rider.