A Uber Eats le ha salido cara de Glovo y ha tomado la decisión de pasar de largo de la Ley Rider en lo que a la gestión de sus flotas se refiere. Un motivo por el que mantenían una guerra abierta con su competencia en el sector (Glovo) al no cumplir con los requerimientos del texto que gestiona la contratación de los riders. Ahora, la tecnológica ha decidido que –aun manteniendo sus flotas colaboradoras o de subcontrata– volverá al modelo de autónomos que venía haciendo desde su llegada a España.

“Ante la evidencia de que la mayoría de los repartidores en España quieren trabajar como autónomos, estamos explorando un nuevo modelo que les permita hacerlo al tiempo que se cumple con la regulación vigente. En cualquier caso, seguiremos ofreciendo la opción de trabajar con nuestras flotas colaboradoras”, explica un portavoz de Uber Eats en referencia a la situación.

Según sus datos, solo el 26 % de los repartidores que previamente eran autónomos decidieron pasar al modelo de contratación. Añaden que, según estos datos, el 74 % de su fuerza principal de trabajo migró a otras compañías del sector o dejaron de trabajar. Esto tiene dos lecturas. Por un lado, que muchos de estos repartidores migrasen a Glovo –donde aún podían mantener su estatus de autónomos–, por otro lado, una crisis en el negocio de la tecnológica estadounidense. De nuevo, apuntan, se han visto obligados a reducir sus operaciones en 66 mercados y reducir horarios en otros 66.

Uber Eats ya lo venía anunciando desde hace tiempo

Era algo, en cualquier caso, que se sabía que iba a pasar. Por un lado, Uber Eats siempre mantuvo su landing de búsqueda de repartidores autónomos activo. Era una forma de dejar claras sus intenciones. Por otro lado, el hecho de que Glovo –su mayor competidor– siguiese con esa estructura, abría el camino para el resto de la competencia.

Con esto, y según explican desde Uber Eats, han estado buscando nuevas funcionalidades que permitan ofrecer nuevas oportunidades flexibles a los repartidores que no quieran ser contratados. Dicho de otro modo, mantienen las flotas, pero abren la puerta a los autónomos que, "puedan fijar el precio de sus propias tarifas". Este último punto es esencial para poder adaptarse, al menos de forma parcial, a los requerimientos de la Ley Rider.

Queda ver, en cualquier caso, qué capacidad de maniobra se deja en esta decisión de precios por parte de Uber Eats. Ya Glovo, en sus primeras semanas, tuvo problemas en la gestión de las tarifas libres por parte de los riders autónomos de nuevo cuño. También la respuesta del Ministerio de Trabajo ante el asalto masivo de la Ley Rider. Ahora con dos compañías poniendo en jaque el texto ministerial –las dos más importantes– muchos esperan una respuesta por parte de la Institución.

De momento, esto es solo un anuncio por parte de Uber Eats y no hay fecha para su implantación.

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