La saga Alien es una de más longevas del género de ciencia ficción. También, de las más irregulares. Desde el estreno de la primera película en 1979 dirigida por Ridley Scott, la historia y el contexto alrededor del xenoformo, no ha hecho más que crecer. Pero a pesar de que algunas de las cintas, rinden un respetuoso tributo a la original, la mayoría son experimentos narrativos y visuales, que no alcanza su calidad.
Alien: Romulus de Fede Álvarez, la más reciente adición y la que promete rescatar el espíritu de la franquicia entera, tiene una doble responsabilidad. Por un lado, explorar de manera novedosa en un universo, que a pesar de su riqueza e interés, tiende a ser olvidado o en el peor de los casos, menospreciado en la pantalla grande. Al otro extremo, añadir a la franquicia, un relato capaz de resumir las mejores virtudes de una premisa que toda resulta espeluznante. La de una criatura inexplicable, violenta y que, en sí, es un mecanismo perfecto para matar, que se enfrenta a un grupo de seres humanos, con escasas posibilidades de sobrevivir.
Pero mientras el director uruguayo muestra su visión acerca de la franquicia, es un buen momento para hacer revisión del resto de las películas. Para demostrar su importancia, te dejamos una lista sobre toda la saga Alien, de peor a mejor. De la icónica cinta que marcó historia en el mundo cinematográfico a una exploración en un escenario complejo y tenebroso. Se trata de un recorrido a través de un conjunto de cintas que exploran en varias de las obsesiones de la ciencia ficción. A la vez, que han marcado un hito, ya sea en el aspecto técnico como en el diseño de personajes. Su mejor herencia.
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Alien: Covenant
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Dirigida por Ridley Scott y con guion de John Logan (de Gladiador), se esperaba que la película profundizara en dos escenarios a la vez. Por un lado, en los orígenes de la vida — como había anunciado su predecesora, Prometeo — y por el otro, en la naturaleza del xenomorfo. Pero el argumento, en realidad, está más interesado en el personaje del androide David (Michael Fassbender) y sus siniestros planes de investigación de la criatura alienígena.
Lo cual no estaría del todo mal, a no ser que la cinta lucha entonces y durante todo el metraje, con sus partes más blandas. De la habitual decisión en la saga de una tripulación desprevenida que decide investigar un planeta por su cuenta, a los personajes superficiales. Lo cierto es que Alien: Covenant es tan absurdo como tediosa.
¿Lo peor? Cuando finalmente encuentra su parte más siniestra — el enfrentamiento entre los androides interpretados por Fassbender — decide dejarlo a un lado para mostrar el xenomorfo. Que, por primera vez en su saga, parece fuera de lugar. Un despropósito por dónde se le mire.
Alien: la resurrección
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Jean-Pierre Jeunet tomó la franquicia y la llevó a un lado más oscuro. O al menos lo intentó. La película de 1997, tenía todo el propósito de convertir a la nueva adición de la saga en una historia de supervivencia, que, además, rindiera homenaje a sus temas más perturbadores. De los horrores de la ciencia, a la bioética, pasando por la moral de la inteligencia artificial. Todo, en medio de un escenario violento.
Pero a pesar de lo interesante que pueda parecer el argumento, es uno de los más desordenados de la saga. Para la ocasión, Sigourney Weaver vuelve a encarnar a Ripley — a pesar del que personaje había muerto en una película anterior — solo que con una salvedad. Ahora se trata de un clon de la legendaria teniente, que, además, comparte genética con el xenomorfo. Doscientos años han transcurrido desde su muerte, pero eso no evitó que esta vez, un gobierno inescrupuloso, le trajera a la vida a través de un violento procedimiento médico.
La desconcertante premisa no hace más que empeorar, cuando la trama incluye al personaje en — sí, lo adivinaste — una misión fallida de una tripulación desprevenida. Encabezados por Ron Perlman, los tripulantes de la Betty, se encuentran a merced de doce xenomorfos creados en la estación especial. Por lo que deberán luchar, para sorpresa de nadie, contra todos y salir con vida. Al final, el conjunto de incongruencias culminan en una conclusión ridícula y cursi, que escandalizó hasta al propio Joss Whedon, escritor del guion.
Alien 3
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Con David Fincher a la cabeza, la tercera parte de la saga, tuvo que luchar contra el peso de las dos estupendas películas previas. El resultado es una buena cinta, a la que le tomó tiempo y esfuerzo encontrar su lugar. En particular porque Fincher, en lugar de hacer más grande o más elaborada la historia, se centró en un escenario más denso y claustrofóbico.
Esta vez, Ripley y un Alien (por supuesto), se estrellan en un planeta penitenciario. La teniente incuba ya al xenoformo dentro de su pecho, por lo que toda la película es una carrera contra el tiempo y la muerte.
También, contra la destrucción que el Alien desata, dejando a su paso todo tipo de escenas de persecución y secuencias de body horror para los amantes del género. Densa, angustiosa y una rara pieza en medio de premisas muy parecidas en la saga, es la película ideal para comprender a Alien desde otro punto de vista.
Prometeo
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Dirigida por Ridley Scott — que volvió a la franquicia gracias a esta película — se trata de una rareza argumental y visual, que funciona gracias a su osadía. Como precuela, se desarrolla a finales del siglo XXI, por lo que cronológicamente ocurre, antes de la primera cinta de la saga. El argumento relata como una tripulación desprevenida, es enviada a una exploración especial, en busca de lo que parece ser el sentido de la vida humana.
Tan existencial como parece, en realidad, el conflicto es una rara mezcla de ambición y terror. Por un lado, la doctora Elizabeth Shawn (Noomi Rapace) y su equipo, van en búsqueda de los indicios de una protocivilización, origen de toda la existencia. Por el otro, Meredith Vickers (Charlize Theron), intenta defender los intereses de Weyland Corp.
Entre ambos puntos de vista, se enfrentarán al de David (Michael Fassbender), un androide que toma conciencia de sí mismo y tiene algunas preguntas sobre la identidad y la vida. A las que tratará de encontrar respuesta a través de lo que rodea a un mundo en el que habitó una civilización primigenia. Violenta, tétrica y con varias escenas para la historia, esta rara pieza de reflexiva ciencia ficción, es de las mejores adiciones a la saga.
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Aliens: el regreso
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En 1986, James Cameron dejó su grano de arena para la saga. Y su contribución fue más allá de crear una película que se considera como unas mejores de la franquicia. También, es aclamada de manera casi unánime como una de las más perfectas secuelas jamás filmadas.
La película, que continúa la historia de Ripley 57 años después de la original, es brillante no solo por su acercamiento militar y tecnológico al concepto central de la saga. También, por llevar el subtexto de la manipulación empresarial a una nueva dimensión. Lo que hace que la película sea algo más que una sucesión de escenas de combate y escape.
En realidad, Aliens: el regreso puede presumir de ser una de las cintas más icónicas de la ciencia ficción moderna. No solo deja a su paso una serie de escenas célebres, sino que eleva el listón para cualquier otra franquicia basada en la exploración espacial. Visualmente impecable y con un guion formidable, es de uno de los mejores largometrajes de la franquicia, con distancia de cualquier otro.
Alien — El octavo pasajero
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Por supuesto, la primera cinta en esta selección no podía ser otra que el clásico de 1979, que elevó el nivel, en argumento y puesta en escena, del cine de ciencia ficción. Con su punto de vista industrial, pesimista y oscuro, la obra de Ridley Scott no es solo una pieza de arte que asombró y aterrorizó a su estreno.
A la vez, es una cuidada colección de imágenes de pesadilla, que transforma la exploración espacial en una distopia siniestra que se hace cada vez más agónica. No obstante, su mayor aporte al mundo del cine es el xenoformo mismo. Creado para la ocasión por el artista suizo H. R. Giger, es una combinación de belleza siniestra con un apartado estético cuidadoso. Lo que le brinda un aspecto único, inimitable y que, en la actualidad, sigue siendo original. Incluso luego de haber transcurrido cuarenta y cinco años desde su llegada a la pantalla grande.
Macabra, rodada con una precisión técnica que todavía deslumbra, Alien — El octavo pasajero es una mítica versión acerca del miedo a lo desconocido. Pero, también, una célebre obra cinematográfica que convierte a la ciencia ficción en escenario de terrores profundos y filosóficos. Su mejor aporte al séptimo arte.