La tercera temporada de Los Bridgerton sorprendió. En especial, por lograr cerrar de manera adecuada y sin duda, emotiva y hábil, los grandes cabes sueltos en su historia. Del matrimonio entre Penélope (Nicola Coughlan) y Colin (Luke Newton), hasta la revelación final de la identidad de Lady Whistledown. Lo cierto es que la historia tuvo su entrega más emocionante, la más significativa a futuro y la que logró explorar varios en conjunto de forma inteligente, generosa y sensible.
De la obsesión por el aspecto físico a la sexualidad, del talento femenino a la búsqueda del propósito. El en apariencia sencillo guion profundizo en tópicos lo suficientemente complejos, como para brindar la oportunidad a la serie de mostrar algunas ideas polémicas. Hacerlo, además, con elegancia y sin dejar a un lado un brillante comentario acerca de sus temas principales. Los Bridgerton, que hasta ahora se había distinguido por su agudo sentido del humor y sus bromas sofisticadas, logró mostrar también un punto de vista más elaborado acerca de los conflictos de sus personajes.
Te dejamos las tres cosas que hacen de la tercera temporada de Los Bridgerton un éxito. Uno, además, que abre la puerta a la serie de convertir su chic romántico y su interpretación pop sobre la historia, un lugar ideal para explorar en temas polémicos, dolorosos e incluso, escandalosos. Todo gracias a un argumento que abarca más de lo que parece y que tiene una evidente consciencia de su poder para llevar a la discusión público, todo tipo de visiones sobre nuestra cultura y sociedad.
Un alegato sobre la presión estética
La actriz Nicola Coughlan ha soportado, desde el estreno de Los Bridgerton, críticas y ataques por su apariencia física. En especial, por su peso. De hecho, durante buena parte de las anteriores temporadas, la actriz recibió ataques de odio y señalamientos, que terminaron por un comunicado público en su cuenta de Instagram que después borró. Pero el mensaje fue claro: la actriz, se sentía violentada y presionada debido a los insultos en redes sociales hacia su cuerpo.
No obstante, a principios de este año, comentó a Radio Times, que en lugar de intimidarse u ocultarse, decidió llevar a cabo una escena que consideró “liberadora”. Mucho más, que, en su juicio, le permitió enviar un mensaje muy claro sobre el poder de las personas sobre su cuerpo y una mirada generosa acerca de la diversidad. Se trató de un desnudo total en medio de una escena sexual, que se volvió central para entender el amor y la complicidad que comparten Penélope y Colin.
La secuencia en cuestión, que muestra a los personajes haciendo el amor, dedica atención al desnudo de Nicola. Pero la forma en que lo hace, es sensible, amorosa y sin rasgo de caricaturización. De hecho, la toma está planeada para resaltar la belleza del cuerpo del personaje y enviar un mensaje muy claro, a los críticos de la apariencia de la intérprete. Más interesante aún resulta, que el giro, brinda poder, amor y sobre todo, un vínculo esencial entre la pareja de amantes. Lo que la convierte en un hito extraordinario en la pantalla pequeña.
El talento y el poder de las mujeres
A pesar de que la serie está ambientada durante la regencia Inglesa, toca temas actuales, disimulados entre vestidos de época y grandes de bailes. Uno de ellos, es el poder de las mujeres, sobre su cuerpo, talento y en especial, legado. En esta temporada, el tópico se profundizó a través de la trama de Penélope y su debate moral. En especial, lo que atañe a si debía continuar siendo la escritora de la columna de chismes más famosa de Londres, bajo el seudónimo de Lady Whistledown.
Se trata de un giro de interés. Desde sus primeras entregas, Los Bridgerton han mostrado como las mujeres de la regencia, dependen de un hombre o el matrimonio, para subsistir. Mucho más, en una época en que las considera secundarias o en cualquier caso, adolescentes legales. A pesar de su aire pop, la serie de Shonda Rhimes ha respetado las convenciones respecto a cómo las mujeres se percibían a sí mismas y a otras en una época dura.
En la tercera temporada, la serie brindó atención al tópico. Lo hizo, además, mostrando cómo la decisión de Penélope de continuar escribiendo su columna, no se debía a la visibilidad que obtenía. Tampoco a su influencia en la Corte. Antes de eso, el personaje maduro y creció hasta comprender, que la popularidad del folletín, le permitía tener un tipo de influencia y reconocimiento que podía usar de maneras creativas e incluso, en favor de injusticias. Penélope, una atenta observadora, va más allá de simple cotilleo, como la serie se encargó de recordar al mostrar una columna en que comentaba las injusticias de la ciudad.
Lo que le permitió entender que escribir, era además de su forma de expresarse, una herramienta útil para tener un sentido del propósito privado, más allá de ser esposa o madre. En última instancia, también tener dinero propio en una época en que las mujeres estaban sometidas a la voluntad masculina. Un paso elegante y complicado que el argumento mostró en todo su liberador detalle.
La sexualidad y sus misterios
En uno de los giros más sorprendentes de temporada, Benedict Bridgerton (Luke Thompson), mostró que era bisexual. Todo ha ocurrido, después de compartir un trío con Lady Tilley Arnold (Hannah New) y el amante de esta, Paul Suárez (Lucas Aurelio). Pero más allá de la experimentación sexual, la trama dejó claro que el personaje se estaba haciendo preguntas acerca de su cuerpo. También de sus preferencias en el amor y la naturaleza del placer.
Algo que detalló en una conversación con su hermana Eloise (Claudia Jessie). En ella, explicó que “descubrir cosas nuevas sobre sí mismo, le hacía entender lo poco que sabía sobre el mundo”. Toda una declaración de intenciones y de posibilidades. Además, el descubrimiento de la posible orientación sexual de Benedict — al menos como bisexual — fue un momento íntimo, amable y apasionado. Lo que muestra que lo más probable es que el personaje quiera hacer otros cuantos intentos de comprender su cuerpo y deseo en el futuro.