La OMS y UNICEF han alertado esta semana sobre la peligrosa deriva que están tomando los brotes de sarampión en toda Europa. Mientras que en 2023 se dieron 61.070 casos y 13 muertes, solo en los tres primeros meses de 2024 se han diagnosticado ya 56.634 personas, de las cuales han muerto 4.

Alrededor del 75% de las personas infectadas no había recibido ninguna dosis de la vacuna del sarampión. Además, el 99% no habían recibido las dos dosis. Esto demuestra lo sumamente eficaz que es la vacuna y deja claro que los brotes se deben a un descenso en las tasas de vacunación.

A bote pronto podríamos pensar que este descenso se debe al papel de los antivacunas. Y sí que es cierto que han influido en lo que está pasando. No obstante, la pandemia de COVID-19 también ha tenido cierta influencia, pues en algunos países hizo que las campañas de vacunación se detuvieran drásticamente y que luego fuese muy complicado recuperarlas.

Los peligros del sarampión

Hoy en día, precisamente gracias a las altas tasas de vacunación en los países desarrollados, no recordamos ya los peligros del sarampión. Muchos antivacunas la ven como una urticaria sin riesgo. No obstante, la infección, causada por un virus, puede complicarse, causando neumonía o una inflamación del cerebro llamada encefalitis. Estas complicaciones pueden ocasionar la muerte del paciente, sobre todo si se trata de niños pequeños, con un sistema inmunitario aún inmaduro. Se calcula que siguen muriendo unas 200.000 personas al año por esta enfermedad, la mayoría niños. Buena parte de estas muertes se producen en los países en vías de desarrollo, donde lamentablemente aún hay muchas personas que no pueden acceder a la vacuna. 

sarampión
Aunque se caracteriza por un sarpullido, el sarampión puede ser mucho más grave.

Aun así, la situación es muchísimo mejor que en el pasado. Se trata de una de las enfermedades más contagiosas que existen. Para hacernos una idea, con la COVID-19, responsable de la reciente pandemia que hemos vivido, el número R0 se sitúa normalmente alrededor de 1. Como mucho 3 durante las olas más intensas. Este número hace referencia a la cantidad de personas a las que puede contagiar un infectado. En el caso del sarampión, la cifra suele situarse entre 12 y 18

Por ese motivo, antes de que hubiese vacuna los brotes de sarampión eran inmensos. Se calcula que morían en todo el mundo más de 2 millones de personas al año. Está clarísimo que la vacuna ha sido uno de los mejores inventos científicos del siglo XX. Pero entonces, ¿qué es lo que está ocurriendo últimamente?

Debemos recuperar el ritmo de vacunación

La vacuna del sarampión suele administrarse en dos dosis. Normalmente, la primera se administra en torno a los 12 meses y la segunda entre los 4 y los 6 años. La mayoría de infecciones que se están detectando en Europa son en niños menores de 5 años. Es decir, niños que deberían haber recibido la primera dosis en los años de la pandemia.

Sabemos que el ritmo normal de la sanidad se ralentizó muchísimo. Se pospusieron pruebas, intervenciones quirúrgicas y también vacunas. Poco a poco se ha ido recuperando el ritmo, pero en algunos países aún se deben reforzar mejor las campañas de inmunización.

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Las campañas de vacunación se ralentizaron en algunos lugares a causa de la pandemia de COVID-19. Crédito: CDC

Ya no solo para cubrir a la mayor cantidad posible de pacientes. También para concienciar sobre la necesidad de la vacuna. Y es que, si bien hemos visto que los antivacunas no son los únicos culpables, es cierto que el movimiento se ha expandido mucho con el desarrollo de la vacuna de la COVID-19, salpicando a otras vacunas que estaban mucho más consolidadas.

Llegados a este punto, se debe prestar atención sobre todo a las personas más vulnerables. Es decir, niños muy pequeños o pacientes con otras patologías o el sistema inmunitario comprometido. Es muy importante que estas personas se vacunen si es posible. Si su estado de salud no lo permite, se debe procurar que las personas a su alrededor sí que estén vacunadas.

Estamos a tiempo de frenar estos brotes de sarampión, pero tanto las autoridades sanitarias como la población deben poner de su parte. La vacuna ha demostrado ser el arma definitiva. No dejemos nunca de utilizarla. 

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