Hace unos meses, el Ministerio de Sanidad de España anunció la muerte por tosferina de un bebé cuya madre no se había vacunado durante el embarazo. Se aprovechó la ocasión para alertar sobre las cifras del brote de esta enfermedad, que está dejando un reguero de casos más o menos graves por todo el país. Ahora, a aquella llamada de atención se une la del Centro Europeo para el Control y la Prevención de las Enfermedades, cuyos expertos acaban de comunicar que el número de casos ha alcanzado ya cifras preocupantes.

A lo largo de 2023 y en lo que va de 2024 se han documentado 60.000 casos de tosferina en los países de la Unión Europea, además de Noruega, Islandia y Liechtenstein. Esto supone 10 veces más de lo que se registró entre 2021 y 2022. Podríamos pensar que es una cifra baja, sobre todo si lo comparamos con otras patologías, como la gripe o la COVID-19. No obstante, debemos recordar que la tosferina es una enfermedad que afecta a un sector de la población muy vulnerable, de manera que puede llegar a ser muy peligrosa.

Además, es una afección para la que contamos con una vacuna muy eficaz, de modo que este tipo de brotes, que no dejan de ser periódicos, suponen un motivo de preocupación por el que hay que tomar medidas extraordinarias.

La importancia de la vacuna contra la tosferina

La tosferina es una enfermedad causada por la bacteria Bordetella pertussis, que puede afectar a cualquier persona, pero sobre todo causa sintomatología preocupante en niños. Inicialmente, esta sintomatología se parece mucho a la de un resfriado común. No obstante, con el paso de los días puede desembocar en una tos muy violenta, acompañada de dificultad para respirar y fiebre alta. Entre sus complicaciones, se encuentran la neumonía, las convulsiones y un amplio abanico de efectos derivados de la falta de oxígeno.

Por lo tanto, hay personas que la cursan asintomática y otras que enferman muy peligrosamente. Ya hemos visto que es grave en niños, pero especialmente en bebés, ya que aún no tienen el sistema inmunitario suficientemente desarrollado para combatirla y, además, no han podido vacunarse.

La vacuna lleva mucho tiempo con nosotros. En España, por ejemplo, empezó a administrarse en la década de 1960 y ya estaba incluida en el primer calendario de vacunación, instaurado en 1975. Desde entonces, la vacuna ha ido mejorando, como viene siendo normal, salvando muchas vidas en el camino.

Actualmente forma parte de una vacuna que protege también contra la difteria y el tétanos. Se administran las dos primeras dosis a los 2 y 4 meses de edad. Después se añade un refuerzo a los 11 meses y otro a los 6 años. Esa es la situación general, pero las cosas han cambiado en los últimos años.

En 2015 hubo en España un gran brote que incluso terminó con la muerte de algún bebé. Por ese motivo, se decidió vacunar a las embarazadas, de tal manera que sus hijos ya naciesen con anticuerpos frente a la bacteria de la tosferina. Parecía que se había mantenido a raya, pero ahora los casos vuelven a dispararse.

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La vacuna actual es muy eficaz. Crédito: CDC

¿Por qué sigue habiendo casos?

Este repunte de casos de tosferina posiblemente sea algo multifactorial. Igual que con el sarampión, no podemos descartar que el auge del movimiento antivacunas haya tenido algo que ver. Aun así, la cobertura de vacunación sigue estando por encima del 95%. En las embarazadas es algo más baja, pero supera el 80%. Eso puede hacernos dudar sobre el origen de este nuevo brote.

Cabe destacar que, como ocurre con otras enfermedades, los brotes son cíclicos. La tosferina suele tener picos en su incidencia cada 2-5 años. En este caso, además, se ha podido ver incrementada por la reducción del contacto con patógenos de los niños por las medidas de prevención de la COVID-19. Eso no quiere decir que dichas medidas fuesen malas. En su día fueron muy útiles y salvaron muchas vidas. Pero sí que es cierto que puede producirse algo de lo que se conoce como deuda inmunitaria.

Por otro lado, si bien la vacuna de la tosferina es muy eficaz, últimamente se ha visto que pierde eficacia con el tiempo. Es por esto que las asociaciones de pediatría empiezan a recomendar añadir más refuerzos en adolescentes. Así, si bien estos no suelen experimentar la enfermedad de forma grave, se puede evitar que contagien a niños más pequeños.

ansiedad en adolescentes
Se recomienda administrar refuerzos a los adolescentes. Crédito: Aedrian (Unsplash)

Ese es el principal motivo por el que cada vacuna cuenta. A pesar de la alta cobertura vacunal frente a la tosferina, debemos estar muy atentos; pues, ante un brote, cualquier persona no vacunada, ya sea por movimiento antivacunas o por pérdida de eficacia con el tiempo, puede ser una vía de contagio hacia personas más vulnerables.

Este aviso europeo no debería hacer que cunda el pánico, pero sí servir para que recordemos la importancia de las vacunas. Otro estudio, publicado recientemente, señala que las vacunas han salvado 154 millones de vidas en los últimos 50 años. La de la tosferina es una de ellas, no lo olvidemos. 

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