Las infecciones de hospital son un grave problema sanitario, principalmente por dos motivos. Por un lado, porque suelen darse en pacientes con el sistema inmunitario debilitado, ya sea por un problema de salud o por una intervención quirúrgica reciente. Y, por otro lado, porque cada vez hay más resistencias bacterianas, de manera que puede ser muy difícil combatirlas. Hay muchos estudios sobre este tema. Algunos apuntan a los hongos como responsables de este tipo de afecciones, aunque la mayoría señalan más ampliamente a superbacterias que proliferan en las superficies de los hospitales. Sin embargo, según la investigación realizada por científicos de un hospital de Estados Unidos, las culpables podrían estar muchísimo más cerca de lo que pensamos.

Estos investigadores han explicado en un artículo para The Conversation que buena parte de las infecciones de hospital provienen ni más ni menos que de nuestra propia microbiota. Los seres humanos convivimos con millones de microorganismos distribuidos por nuestro cuerpo. La piel, el sistema digestivo, los genitales o la nariz son algunos de los lugares más ampliamente poblados por bacterias, hongos y virus generalmente inocuos, que incluso resultan beneficiosos para nosotros. Por ejemplo, pueden ayudarnos a digerir los alimentos, protegernos de otros microorganismos más peligrosos o actuar de barrera contra agresiones físicas externas. 

No obstante, también pueden volverse contra nosotros en situaciones concretas. Parece que las infecciones de hospital son justamente una de esas situaciones concretas. Eso puede parecer un grave problema; pero, hasta cierto punto, es una buena noticia.

El papel de la microbiota en las infecciones de hospital

Para la realización de su investigación, estos científicos se centraron en la infección del sitio quirúrgico, una de las infecciones de hospital más comunes. Es especialmente llamativa, ya que los avances en las técnicas de desinfección han mejorado mucho las tasas de otros eventos de este tipo, pero las infecciones del sitio quirúrgico no mejoran. Se calcula que se dan en 1 de cada 30 intervenciones y que en muchos casos llegan a complicarse bastante.

Concretamente, las cirugías espinales son de las más problemáticas en este sentido. Por eso, en esta investigación participaron 204 pacientes que se iban a someter a una de estas cirugías. A todos ellos se les tomaron muestras de la piel, la nariz y las heces, para estudiar la composición de la microbiota cutánea, nasal y digestiva.

El análisis del genoma de estas bacterias mostró algo muy interesante en la piel de la espalda. Y es que la población bacteriana de la parte superior de la misma era mucho más parecida a la de la nariz que a la de la parte baja de la espalda. 

Posteriormente, al analizar los casos de infecciones de hospital que se dieron tras la intervención, se comprobó que el 86% de las bacterias presentes en la zona infectada se correspondían con las de la piel del propio paciente. Además, el 59% eran resistentes al antibiótico que se administra de forma preventiva antes de la operación.

Bacterias azules flotando con sus flagelos.
Las bacterias que viven en nuestro organismo suelen ser beneficiosas, pero también se pueden volver contra nosotros en situaciones concretas.

La importancia de los avances en técnicas de secuenciación.

Los estudios de este tipo que se habían realizado con anterioridad se centraban en una sola especie de bacterias. Normalmente se escogía Staphylococcus aureus, ya que son muy habituales en las infecciones de hospital. Además, cada vez hay más casos de bacterias de esta especie resistentes a antibióticos. Lamentablemente, esto dejaba muchas infecciones sin investigar.

Ahora, estos científicos han aprovechado los avances en las técnicas de secuenciación para estudiar simultáneamente una gran cantidad de especies bacterianas, así como sus genes de resistencia a antibióticos. Esto ha permitido a los autores hacer una idea mucho más concreta de la situación.

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Este hallazgo permite hacer tratamientos de prevención mucho más personalizados. Crédito: Myriam Zilles (Unsplash)

¿Para qué sirve todo esto?

Saber que buena parte de las infecciones de hospital provienen de la microbiota de los pacientes es una buena noticia. Ya no habría que administrar un antibiótico de amplio espectro antes de la operación y esperar a ver qué pasa.

De este modo se podrían hacer tratamientos mucho más personalizados, analizando previamente las bacterias de la piel del paciente y sus genes de resistencia a antibióticos. Al fin y al cabo, tampoco adquieren esas resistencias en el hospital, sino que ya las traían de antes.

Quizás, gracias a este estudio se conseguirá por fin disminuir los casos de infecciones en el sitio quirúrgico. 

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