La pandemia de coronavirus ha copado nuestras vidas durante año y medio. En este tiempo, el SARS-CoV-2 nos ha demostrado que podemos hacerlo mejor si otra situación similar se presenta. Sin embargo, una situación peor podría estar empezando a gestarse: ¿pueden las bacterias resistentes a los antibióticos convertirse en la próxima pandemia? Si nos atenemos a su definición, estas bacterias ya son una pandemia y luchar contra ella es muy difícil.
Ya sabemos que la resistencia bacteriana a los antibióticos se produce por el uso inadecuado de estos medicamentos. Y no solo en humanos, también usar los antibióticos para prevenir infecciones en animales puede causar este problema. Por suerte, cada vez se usan menos con esta intención; pero el problema ya se ha creado.
Es importante señalar que “las bacterias multirresistentes causan 33.000 muertes al año en Europa y generan un gasto sanitario adicional de unos 1.500 millones de euros”, tal y como indican desde el Plan Nacional de Resistencia a Antibióticos de la Agencia Española del Medicamento. Este plan estratégico está dirigido por Antonio López Navas, que ha estado este miércoles en el Congreso BIOSPAIN 2021, organizado por la Asociación Española de Bioempresas (AseBio).
Pero la situación es más crítica de lo que pensamos. En realidad “el problema ya está aquí”, ha comentado a Hipertextual el microbiólogo, bioquímico y CEO de Vaxdyn, Juan José Infante. Esta empresa española está tratando de crear vacunas contra la resistencia de determinadas bacterias a los antibióticos. “¿Por qué decimos que es una pandemia? Es silenciosa. Pero una pandemia, por definición, es una infección que afecta a mucha gente en muchos sitios del mundo. Y estas bacterias se están esparciendo por todo el globo. Se originan en una granja de cerdos hace 15 años, por ejemplo, y ya están en todos sitios. Provocan enfermedades del tracto urinario, del pulmón… Eso es una pandemia”, comenta.
Colonizados por bacterias resistentes a los antibióticos
Y es que las bacterias forman parte de nosotros y nos ayudan con determinadas funciones, como la digestión o la maduración del sistema inmunitario, según señala el microbiólogo. “Los dos primeros años de vida nos colonizamos con muchas bacterias, y luego a lo largo de nuestra vida, también, pero vamos creando una respuesta inmune contra ellas”, indica el experto. De hecho, se crea un equilibrio entre las diferentes bacterias que tenemos y nuestras defensas. El problema viene cuando las defensas caen y una de ellas se desarrolla de más. Y aquí es cuando vienen las dificultades si esa bacteria es resistente a los antibióticos.
“El sistema inmunitario empieza a decaer cuando te haces mayor, cuando tienes o te estás tratando para el cáncer, cuando tienes diabetes, si tus pulmones empiezan a tener problemas de obstrucción (EPOC) y moco por culpa de que has fumado toda la vida o has vivido en un sitio con mucha contaminación... En ese momento, tu inmunidad baja y la bacteria gana”, señala a Hipertextual Infante durante el congreso de AseBio.
No hay que ir a un hospital o relacionarse con otras personas para tener una infección, porque muchas bacterias forman parte nuestra y simplemente han aprovechado una debilidad del sistema inmunitario para crecer demasiado. Aunque en ocasiones acudir al hospital o relacionarnos con otras personas también puede hacer que nos colonicemos con otras bacterias. Pero de esto hablaremos más adelante.
La resistencia de las bacterias a los antibióticos
Uno no sabe que tiene una bacteria resistente a los antibióticos hasta que se encuentra de frente con ella. Muchas personas, si no lo han vivido ya en primera persona, seguramente tengan a alguien en su entorno que le ha pasado que tiene una infección bacteriana y le recetan antibióticos. Pero el problema viene cuando los antibióticos no terminan con la infección y hay que probar con otros. A veces se necesitan un par de estos medicamentos hasta dar con el adecuado. El peor escenario posible sería que no hubiese ningún antibiótico porque la bacteria es resistente a todos. Y esto podría ser un problema muy grave si llegase a suceder. Contra esto lucha Vaxdyn.
“La diana principal son las personas con EPOC con una enfermedad de moderada a severa, antes de que empiecen los episodios recurrentes de infecciones”, cuenta a Hipertextual el experto en microbiología. “Pero también va a haber poblaciones secundarias que se van a beneficiar como las personas con cita hospitalaria para una intervención y que tenga un factor de comorbilidad, como por ejemplo diabetes, cáncer o algún factor de inmunodepresión”. Y es que, por mucho que en los hospitales se tenga cuidado para evitar infecciones; la realidad es que si hay una persona con una infección bacteriana ingresada podrían contagiar a otras personas.
Esta primera vacuna es contra Klebsiella y Pseudomonas; pero van a tratar de sacar más candidatos gracias a la tecnología que utiliza Vaxdyn. “Estamos ya buscando nuevos candidatos”, cuenta. De hecho, la segunda población que están “explorando” son las personas “con infecciones recurrentes del tracto urinario”. En este caso, sería contra las bacterias “Klebsiella y E.coli, que suelen ser las culpables de las infecciones de este tipo”, señala Infante.
Financiación
Vaxdyn cuenta con financiación de una aceleradora internacional, CARB-X; también con la Bill & Melinda Gates Foundation, The Wellcome Trust y los gobiernos estadounidense, británico y alemán. También hay otros inversores privados como Mind the Gap de la Fundación Botín, entre otros. Y si todo sigue por el buen camino, se comenzará a probar la vacuna en humanos en 2023.
La resistencia a los antibióticos es un problema contra el que ya estamos luchando; pero el camino no es fácil ni lo será en el futuro. No sabemos si quedan antibióticos por descubrir o si ya tenemos que usar otras herramientas. Pero, por el momento, mejor no venderlo todo a un medicamento que no sabemos si existe (y contra el que también podrían desarrollarse resistencias); así pues lo mejor es buscar otros caminos. Y las vacunas ya nos han demostrado en innumerables ocasiones que funcionan. Lo han hecho antes de la COVID-19 y lo seguirán haciendo después. Quizás es el gran arma que necesitamos para entrenar a nuestro sistema inmunitario contra las bacterias resistentes a los antibióticos. Tendremos que probar.