El 30 de agosto de 2022, los vecinos de Bisbal d’Empordá, en Girona, vieron cómo el cielo se caía casi a pedazos sobre sus cabezas. Una lluvia de bolas de hielo de hasta 12 centímetros de diámetro se saldó con un bebé de 20 meses fallecido y más de 60 heridos. Nunca se habían visto en España granizos de un tamaño tan inmenso, por lo que estaba claro que era un fenómeno excepcional. Ahora, gracias a un estudio recién publicado por científicos españoles, sabemos que aquella inusual tormenta fue una consecuencia del cambio climático impulsado por los seres humanos y que, si no hacemos nada por cambiarlo, podría ser la primera de muchas.

Estos científicos, procedentes de la Agencia Estatal de Meteorología, la Universidad de Valladolid, la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, realizaron una simulación informática basada en los datos de la era preindustrial. Es decir, analizaron cómo se habrían desarrollado los fenómenos climatológicos sin ese exceso de emisiones de gases de efecto invernadero propiciada por la industrialización. Así, vieron que la tormenta que acompañó a los granizos habría tenido lugar igualmente. De hecho, es posible que también hubiesen caído granizos, pero el tamaño habría sido mucho menor.

El tamaño de los granizos es un factor clave en los daños ocasionados por las tormentas. Normalmente, estas bolas de hielo suelen tener un diámetro de entre 0,5 y 5 centímetros. Los 12 centímetros que se registraron en esta población de Girona son una excepción, pero con el tiempo podrían convertirse en la norma. Ahora bien, ¿por qué ocurre? ¿De qué depende el tamaño de los granizos? Esto es lo que debemos saber al respecto.

La receta que da lugar a los granizos

Generalmente, los granizos se forman durante las tormentas eléctricas, en el interior de unas nubes conocidas como cumulonimbos.

Todo empieza con una columna de aire cálido y húmedo, que asciende en forma de espiral rotatoria. En el interior de esa nube, cuando el aire húmedo asciende y llega a capas de la atmósfera mucho más frías, el agua se enfría rápidamente, convirtiéndose en hielo. Dado que la corriente se mueve en forma de espiral, el granizo que está empezando a formarse subirá y bajará varias veces sin llegar a caer. En cada subida, acumula un poco más de hielo, de manera que el granizo se va haciendo más grande.

Finalmente, este puede caer por dos motivos. Bien porque alcanza un tamaño demasiado grande para que la corriente de aire pueda mantenerlo, o bien porque esa corriente de aire se debilita. Sea como sea, en este punto comienza un último descenso, en el que pierde algo de su tamaño al descender a capas más cálidas. Llega hasta nosotros algo más pequeño, por lo que los granizos de Girona probablemente tenían un tamaño descomunal.

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En la era preindustrial no se habrían formado granizos tan grandes. Crédito: Maxim Tolchinskiy (Unsplash)

¿Qué tiene que ver el cambio climático?

Ya hemos visto que para que se formen granizos necesitamos aire húmedo y una corriente ascendente en espiral rotatoria.

La industrialización del planeta ha llevado poco a poco a un aumento en la emisión de gases de efecto invernadero. Esta, a su vez, ha propiciado el calentamiento, tanto de la atmósfera como de los océanos. El calentamiento de los océanos favorece que el aire a su alrededor esté más húmedo. Además, el aire más caliente tiende a formar burbujas que, al expandirse, se vuelven más ligeras y ascienden dando lugar a esas corrientes de aire que se asocian con la formación de granizo.

Por todo esto, el cambio climático garantiza la formación de granizos. En cuanto al tamaño de los mismos, cuanto más húmedo y caliente es el aire, más poderosa será la corriente que se forma. Los granizos caen cuando la corriente ya no es capaz de sostenerlos en lo alto, pero si esta es más poderosa tendrán más tiempo para crecer. 

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El granizo cae cuando la corriente ya no puede mantenerlo arriba. Crédito: Martin Berlinger (Unsplash)

Récords anteriores que se convertirán en la norma

Los anteriores granizos de mayor tamaño en España cayeron en dos poblaciones de Teruel en 2017 y 2018. Tenían 10 centímetros, por lo que eran ligeramente más pequeños que los de Girona, pero mucho más grandes de lo que hasta ahora se considera normal.

El más grande de la historia en lo que a diámetros se refiere cayó en 2010 en Dakota del Sur. Tenía 20 centímetros, justo lo que se considera el límite teórico. En cuanto a masa, se considera que el granizo más pesado de la historia fue el que cayó en 1986 sobre el distrito de Gopalganj, en  Bangladesh, con algo más de un kilo.

Ambos fueron casos excepcionales, pero si el cambio climático sigue avanzando son esperables más granizos de más tamaño. Según el estudio publicado por estos investigadores españoles, entre 2021 y 2023 hubo tantos eventos de granizos gigantes en España como de 2011 a 2019. Se están acumulando y esto no ha hecho más que empezar. Otra prueba más de que, por mucho que nos digan, el cambio climático es una realidad que ya ha empezado a golpearnos. 

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