La Organización Meteorológica Mundial (OMM) acaba de reasignar el récord al rayo más largo del mundo. Hasta ahora lo tenía uno ocurrido en 2018, en Brasil. Sin embargo, ahora ha pasado a otro ocurrido el 29 de abril de 2020 en Estados Unidos. Se trata de un fenómeno conocido como megaflash, por el que los rayos no bajan directamente a Tierra, sino que van de una nube a otra, cubriendo grandes extensiones de terreno.
Concretamente, este viajó desde el sur de Houston hasta el sureste de Mississippi, cubriendo una región de 768 kilómetros. Poco menos que la distancia entre Córdoba y Bilbao. ¡Y en pocos segundos!
De hecho, este no tiene el récord al rayo más duradero del mundo. Este también acaba de ser renombrado, para situarse en una tormenta eléctrica ocurrida en junio de 2020. También fue un megaflash, pues recorrió dos países, desde Uruguay hasta el norte de Argentina. Pero lo más especial no fue su longitud, sino su duración, ya que se mantuvo serpenteando en el cielo durante 17,1 segundos. Ligeramente más que el anterior líder de la clasificación, que ocurrió en 2019 y duró 16,73 segundos. Estas son, por lo tanto, las dos nuevas incorporaciones a la lista de récords de los rayos. Pero antes de seguir hablando de ellas, ¿cómo se forman los rayos?
El origen de los rayos
Cuando las nubes se encuentran a una gran altura las gotitas de agua presentes en su interior forman partículas de hielo y granizo que se mueven sin parar, chocando entre sí. Estas colisionas generan una separación de cargas eléctricas, por la que las positivas quedan expuestas en la superficie del hielo y las negativas en el granizo. El hielo es más ligero, por lo que sube a la parte superior de la nube, mientras que el granizo se sitúa abajo. El resultado es una separación de cargas que da lugar a una corriente eléctrica. ¿Pero hacia dónde va esa corriente?
Tiene tres opciones, que dan lugar a tres tipos diferentes de rayos. Pueden ser intranubosos. Es decir, la corriente se mueve de un extremo a otro de la nube. No olvidemos que las cargas opuestas se atraen, por lo que siempre se moverá entre cargas diferentes. También pueden darse descargas de nube a tierra. Estos son los rayos más comunes, en los que la corriente viaja desde las cargas negativas de la parte inferior de la nube hasta las positivas que se exponen en la superficie de la tierra o de los objetos que sobresalen de ella. Es el caso de los árboles, de las montañas o incluso de los propios seres humanos.
Finalmente, pueden darse descargas entre nubes. Estas son las que originan los megaflashes; ya que, si la descarga es muy intensa, puede ir de nube en nube en nube y cubrir grandes distancias.
El ‘rayo más largo del mundo’: muchos rayos pero una sola descarga
En realidad, más que el rayo más largo del mundo fue el que cubrió una mayor extensión de terreno. Una sola descarga recorrió buena parte de Estados Unidos en solo 10 segundos.
Las imágenes fueron captadas por las cámaras del satélite GOES-East de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica y de allí pasaron a los expertos de la Organización Meteorológica Mundial, quienes dieron su veredicto este mismo martes, 1 de febrero. No cabía duda, es el rayo más largo que se ha captado desde que existen registros.
Pero no nos dejemos engañar. No son estos rayos inmensos a los que más debemos temer. Son mucho más preocupantes los rayos pequeños, que descargan directamente en la superficie terrestre, pues podrían hacerlo encima de nosotros mismos.
Por eso, según explican desde Business Insider, el Comité de Meteorología y Clima Extremos de la OMM ha aprovechado este anuncio para recordar las precauciones que debemos tomar ante una tormenta eléctrica. Es importante saber dónde resguardarnos, pues no todos los escondites son igual de válidos. Para empezar, nunca jamás deberíamos escondernos debajo de un árbol. De hecho, aunque la historia tuvo un final feliz, hace unos meses tres hermanos ingleses sufrieron literalmente en sus carnes el peligro de hacerlo. Incluso lo registraron en la cámara de su móvil durante un desafortunado selfie.
Pero tampoco vale cualquier tipo de vivienda. Si es posible, debería ser un edificio con fontanería, no una parada de autobús o una cabaña. De hecho, también recuerdan que el rayo más mortífero que se ha registrado nunca ocurrió en Zimbabue, en 1975, cuando murieron 21 personas que habían intentado resguardarse en una choza.
Por eso, aunque es cierto que hay accidentes mucho más probables que la caída de un rayo, si se puede evitar, mejor que mejor. Sobre todo en lugares de alta actividad eléctrica, como los que registraron los megaflashes que hoy se catalogan como el rayo más largo y más duradero del mundo. Es un espectáculo precioso, pero mejor no verlo desde abajo.