Apenas se habían detectado unos pocos casos de COVID-19 al principio de la pandemia, cuando las informaciones falsas sobre el tema empezaron a brotar como setas. Con el tiempo, a pesar de que el virus se fue conociendo mejor, la situación no hizo más que empeorar. Y esto ocurrió, en parte, por la negación de muchas revistas a comprobar la veracidad de la información que les llegaba. Pero no solo era un problema de los medios de comunicación generalistas. Un científico llegó a colar como verdadero en una revista científica un artículo en el que se señalaba que el culpable de la pandemia había sido un pokemon.

Como ha ocurrido con otros virus de este tipo, se pensó que este nuevo patógeno podría haberse gestado en las células de los murciélagos y que el contacto de los humanos con ellos había sido el motivo del contagio. Esto, en realidad, no sería raro. De hecho, si bien se piensa que debió haber una especie de transición, el papel del murciélago está muy aceptado actualmente. Estos animales no enferman cuando son infectados. Además, su sistema inmunitario mantiene a los virus a raya, pero sin llegar a eliminarlos, de manera que permanecen más tiempo en el organismo, entrenándose para cuando infecten a otros animales. 

Teniendo todo esto en cuenta, que un científico hablase sobre el contagio por contacto con un murciélago sonaba de lo más convincente. El problema es que ese murciélago en cuestión era el pokemon Zubat, la ciudad en la que se había producido el brote, una de las localizaciones ficticias de la serie y los colaboradores del estudio, personajes tanto de Pokémon como de otras tramas de la televisión. Los responsables de la revista no comprobaron la información, la publicaron y dejaron que otros medios y científicos la citaran en sus propios trabajos. Se ha hablado mucho sobre la falta de ética de aquel científico, pero en realidad lo que hizo fue una gran demostración de lo grave que puede llegar a ser la desinformación.

El científico que acusó a un pokemon del coronavirus

Este curioso estudio se publicó el 18 de marzo de 2020, en el American journal of Science and Research. Su autor, Matt Schiomi, es investigador en la Universidad de Taiwán. No obstante, en ese momento decidió dejar la ciencia a un lado y hacer uso del humor.

El estudio se titulaba “Brote de COVID-19 en Cyllage City vinculado al consumo de zubat”. Se presentaba como una revisión en la que se analizaban una serie de casos ubicados en esta ciudad, en la región de Kalos. Al parecer, el material genético de un coronavirus hallado en el Zubat (Vespertilio caeruleus sineoculus, Pseudochiroptera) era muy similar al del SARS-CoV-2 secuenciado desde células humanas. Por lo tanto, se intuía que su origen estaba en esta especie de murciélago.

Matt era uno de los autores del estudio, pero le acompañaban Gregory House, Utsugy Elm y Nasu Joy. O lo que es lo mismo, el doctor House y el profesor Elm y la enfermera Joy, ambos personajes de Pokémon

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Los murciélagos reales sí podrían tener relación con la COVID-19, pero el Zubat no existe. Crédito: Sonia Nadales (Unsplash)

El problema de las revistas depredadoras

En realidad, este científico ni siquiera ocultó sus intenciones en el estudio. Dentro del texto, se puede leer la siguiente frase: “Los epidemiólogos creen que es muy probable que una revista que publique este artículo no practique la revisión por pares y, por tanto, sea depredadora”.

Dentro del propio hecho se está señalando que posiblemente el estudio se publicará sin comprobar su información, algo propio de las revistas depredadoras. Se llama así a las revistas que cobran por publicar manuscritos sin someterlos a las revisiones pertinentes. Es decir, alguien puede publicar su trabajo simplemente pagando, aunque su información sea falsa o se haya llegado hasta ella con métodos inadecuados.

El objetivo de Schiomi también era sacar a la luz el papel tan devastador que podrían tener este tipo de publicaciones durante la pandemia. A menudo los negacionistas se han apoyado en información falsa argumentando que estaba publicada por científicos. Sin embargo, en la mayoría de casos esa información se había publicado en revistas depredadoras. 

Una bibliografía muy Pokémon

Todo el texto está lleno de datos curiosos, claramente inventados, que dejan entrever que la revista no leyó la información ni una sola vez. Si no, posiblemente habrían visto la referencia a las revistas depredadoras. O la alimentación del Zubat, basada en pájaros que ni siquiera viven en la supuesta misma región que él.

Pero, sin duda, una de las partes más llamativas de la publicación es su bibliografía. Todos los estudios los han publicado los mismos supuestos autores que la revisión sobre el Zubat, y cuentan con títulos como “Signos y síntomas de la infección por Pókerus”, “Brote de rabia en el centro de día Pokémon”, “Artrópodos en los videojuegos” o “Publicaciones depredadoras, revisión por pares cuestionable y conferencias fraudulentas”. El Pókerus es un virus de la ficción Pokémon, que duplica la cantidad de puntos de esfuerzo ganados en combate. Lo demás no requiere explicación. 

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