Netflix es una de las plataformas streaming más antiguas y también, la que puede presumir de tener uno de los catálogos más grandes. Desde ganadoras del Oscar hasta rarezas del cine internacional. La colección del servicio de suscripción, es de las más amplias en la actualidad y la mayoría de las veces, con opciones de interés para los amantes del cine. Como la gran vitrina que es, la combinación de títulos populares y otros poco conocidos, se ha convertido en una de sus fortalezas

Pero también, en uno de sus problemas más notorios. Con tal cantidad de películas a la disposición, hay un buen número de dudosa calidad. Comedias que no hacen reír, relatos de terror tan tediosos como para provocar sueño en lugar de miedo, dramas que rozan lo cursi. Poco a poco, Netflix acumuló títulos que demuestran la verdadera debilidad de las colecciones de los diferentes servicios online. El hecho que muchas de las cintas no sean otra cosa, que una forma de acumular contenido a ciegas sin mayor curaduría.

Te dejamos cinco de las peores películas de Netflix que te recomendamos evitar. De una historia erótica más cercana al abuso que al placer, hasta una cinta con un elenco de estrellas con un guion ridículo. Una selección que demuestra, que incluso con mayor acceso a producciones de múltiples estilos, no implica que la audiencia podrá encontrar mayor calidad.

Las peores películas de Netflix a evitar

365 días

Esta cinta polaca, de la directora Bárbara Bialowas, adapta el primer libro de la trilogía erótica escrita por Blanka Lipińska en el 2018. Pero su versión cinematográfica, no es otra cosa que una fantasía sexual retorcida, que se hace cada vez más sórdida a medida que el metraje avanza. 

El argumento no solo incluye un secuestro — que ya sería grave —, sino también, prácticas sexuales bajo coacción. La premisa de un mafioso que detiene contra su voluntad a una mujer con la esperanza, sienta amor por él, no puede ser más delirante. Como si eso no fuera suficiente, buena parte del guion está enfocado en convencer al hipotético y sorprendido público, que una mujer solo necesita desarrollar el síndrome de Estocolmo, para ser feliz. 

Como añadido, hay que mencionar una dirección torpe y quizás, las peores secuencias sexuales de la década. Para la historia: la cinta tiene una secuela directa, 365 días: aquel día, que continúa la historia de la pareja protagonista. 

Tenemos un fantasma

Los originales de Netflix se han hecho famosos por dar cabida a todo tipo de argumentos, incluso los más insólitos. Pero eso no explica que Tenemos un fantasma haya llegado a la pantalla pequeña. El largometraje de Christopher Landon es una combinación de terror — o el intento de una historia sobrenatural — con un trasfondo dramático. A eso, habría que añadir que el guion — también obra del realizador — intentó incorporar el humor al relato. 

El resultado es una premisa disparatada, que se vuelve incoherente y caótica en su tramo central. La trama, que intenta contar cómo un espectro sin memoria debe recuperar sus recuerdos para redimirse, es más ridícula que sensible. De hecho, la mayor parte de las escenas son vergonzosos clichés, utilizados casi en sucesión, que no solo pierden sentido, sino además, solidez hasta su empalagoso final.

Lo anterior, acompañado por efectos digitales tan deficientes y cuestionables, como para transformar secuencia emotiva en chistes involuntarios. Lo más extravagante de la producción. 

Death Note

Ya era una osadía que Netflix intentara el live action de un anime conocido por su complejidad y el uso de la mitología como trasfondo. Peor aún, cuando el proyecto incluía hacer de la premisa del chico con una mente brillante en contacto con una deidad de la muerte japonesa, más norteamericana. Pero el hecho que Adam Wingard estuviera al frente de la producción, dio algunas esperanzas a los preocupados fanáticos. Además, que Light, el singular villano de la historia, fuera interpretado por Nat Wolff, brindó algunas más. 

Pero todas se frustraron en lo que resultó, probablemente, una de las adaptaciones más vergonzosas de Netflix. Con un desprecio total al material original, la premisa de la colaboración de un psicópata brillante y una astuta entidad macabra, fracasó. Entre pésimas actuaciones y el aire de obsoleto de la cinta, el misterio sobrenatural se disolvió en un romance adolescente trágico.

Incluso, los conocidos y alabados giros de argumento original, que creaban la sensación de un juego al filo de la vida y la muerte, se perdió en medio de desatinos y escenas mediocres. Una cinta más para la lista de lo lamentable en la plataforma. 

Memorias de un asesino internacional

Kevin James es un buen comediante, que olvidó que lo era en esta parodia del cine de espías. La película de Jeff Wadlow no solo es un repaso a cada cliché del género de acción, sino que además carece de inventiva, gracia o algo más punto de humor absurdo

Lo más lamentable es que la idea central, estaba construida alrededor del talento del actor, especialista en hacer reír con chistes acerca del hombre común y su vida. 

Pero esta vez, su interpretación falla por completo debido a que el guion de Jeff Morri y Jeff Wadlow se convierte en una maraña de malas ideas. Desde el escenario político poco claro como contexto, hasta las escenas de acción coreográficas de una torpeza vergonzosa. No hay nada que pueda sorprender o interesar en esta colección de desatinos, que tiene, quizás, uno de los peores cierres de la historia de la plataforma. 

Alerta roja

Una película protagonizada por Gal Gadot, Ryan Reynolds y Dwayne Johnson tiene, hipotéticamente, los elementos necesarios para triunfar. Después de todo, se trata de tres de los actores más carismáticos de la última década. Al menos, esa fue la apuesta de Netflix como productora de la cinta. Solo que al grupo de intérpretes no se añadió un buen director, ni mucho menos, un guionista. ¿El resultado? Un despropósito considerable que malgasta sus recursos en una serie de escenas ridículas, más cerca de la estupidez que del heroísmo. 

De la actuación desganada de Dwayne Johnson, que de nuevo, se interpretó a sí mismo en una serie de secuencias de acción genéricas, hasta el misterio central, flojo y predecible. El largometraje navega en un mar de efectos especiales de tercera, paisajes de pantallas verdes y diálogos planos. La que todavía es una de las producciones más caras y vistas del servicio de suscripción, también, es un conjunto de ideas mediocres que terminan por aburrir antes que divertir. 

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