Hay muchas historias sobre la figura de Drácula. Unas son mitos y otras realidades constatadas por documentos históricos. Es cierto que existió de verdad. Se llamaba Vladislav Dracul, aunque era más conocido como Vlad Tepes (Vlad el Empalador, en rumano), por el final tan específico que solía darle a sus enemigos. Se han realizado muchos estudios sobre su figura, tanto históricos como científicos. Y ha sido precisamente uno de estos últimos el que ha dado un dato que resulta especialmente curioso: posiblemente, Drácula era vegetariano.

El estudio, realizado por científicos de la Universidad de Catania, en Italia, se centra en el análisis de tres cartas enviadas por el conde Drácula a los gobernadores de la ciudad de Sibiu, en Rumanía. En ellas había proteínas de distintos orígenes, que han permitido averiguar mucha nueva información sobre el Empalador. Desde que posiblemente la leyenda de que lloraba lágrimas de sangre no fuese tan falsa hasta que, quizás, era vegetariano o vegano.

Eso sí, según han explicado los autores de la investigación en declaraciones a The Independent, posiblemente no era vegetariano por principios. Estamos hablando de una persona que empalaba a sus enemigos y se sentaba junto a sus cuerpos moribundos a cenar tranquilamente. El bienestar de los animales posiblemente le importaba bien poco. Pero es cierto que vivió en una época en la que la carne escaseaba, incluso para personas adineradas como él. O también puede que fuese por sus problemas de salud o por una cuestión de gustos. 

La vida real o ficticia del Conde Drácula

El Conde Drácula, Vlad Tepes, es sin duda el protagonista de la leyenda más conocida sobre vampiros.

Hoy en día se cree que tanto él como otros personajes, que supuestamente se alimentaban de sangre humana, tenían porfiria. Esta es una enfermedad que causa una gran anemia, que en el pasado pudo tratarse con el consumo controlado de sangre, y fotofobia, por lo cual temían exponerse a la luz del sol. Además, causa una retracción de las encías que da a los colmillos un aspecto mucho más afilado, como los de un murciélago.

También se dice que Drácula lloraba lágrimas de sangre. Esta es una condición conocida como hemolacria, que puede ir asociada a algunas enfermedades oculares, pero hasta hace poco no se sabía con seguridad si era parte de la leyenda o tenía algo de realidad.

Ahora, gracias a tres cartas, una enviada en 1457 y dos en 1475, podemos saber muchos más datos sobre él. Información sobre su salud, sus hábitos y el ambiente que le rodeaba.

drácula vegetariano
Vlad Tepes era conocido así, como empalador, por la forma en que acababa con sus enemigos. Crédito: Wikimedia Commons

Las cartas que le delatan como vegetariano

Una carta puede darnos mucha información a través de su contenido escrito, pero también de otras formas. De hecho, el análisis de proteínas en este tipo de documentos se ha usado mucho en los últimos años para reconstruir momentos históricos concretos.

En el caso de Drácula, los científicos de la Universidad de Catania sabían de la existencia de tres cartas, escritas en lienzo, en 1457 y 1475. Las dos últimas, del mismo año, están mucho mejor conservadas, pues ya se había instaurado en Rumanía un protocolo de conservación de documentos con el que se evitaba mucho su deterioro. La primera tuvo que someterse a un intenso proceso de restauración, pero con todo el cuidado para evitar contaminaciones.

Por eso, estos investigadores pensaron que podría ser un buen punto de partida para aprender más sobre Drácula. Para ello, utilizaron una técnica consistente en la combinación de extracción mediante acetato de etileno-vinilo (EVA) y la espectrometría de masas.

La técnica del EVA consiste en el uso de una película de este material, similar al plástico, que se usa como intercambiador de iones para seleccionar proteínas. Es una técnica basada en que estas moléculas tienen grupos funcionales cargados positiva o negativamente, que se pueden seleccionar de forma específica utilizando los iones contrarios, como un imán, o modificando el pH del medio.

En este caso, se utilizan unos trocitos de esa especie de resina, que se adhieren a la carta. Pero no pueden ponerse al azar, por lo que lo primero que hicieron estos investigadores fue someter las cartas a una lámpara de fluorescencia ultravioleta, que permite detectar concentraciones altas de proteínas, mediante la detección de tres de los aminoácidos, o bloques individuales, que las componen: la fenilalanina, la tirosina y el triptófano. Una vez localizadas las proteínas, se colocaron los fragmentos de EVA y, con un tratamiento posterior, se aislaron las proteínas presentes en las cartas.

Mucho más que proteínas de origen humano

Una vez aisladas las candidatas a proteínas, se identificaron mediante otra técnica, llamada espectrometría de masas, y una base de datos, para poder ubicar su origen y su función.

No solo se analizaron las de las tres cartas de Drácula. También se tuvo en cuenta una carta actual que se utilizó como control. Si una proteína se encontraba en todas ellas, se presuponía que no era específica del ambiente de Vlad.

Así, se encontraron varios datos interesantes. Las proteínas de origen humano procedían principalmente de la piel, las glándulas sudoríparas, las vías respiratorias, la sangre y los ojos. También se encontraron proteínas derivadas de mutaciones asociadas a enfermedades como la discinesia ciliar primaria, que causa desde bronquitis y neumonías hasta sinusitis o incluso infertilidad. En cuanto a las proteínas de la retina, se encontraron algunas que podrían explicar por qué Drácula lloraba sangre.

Pero no solo había proteínas humanas. También se encontraron algunas asociadas a bacterias, virus, hongos, insectos o plantas. Por ejemplo, había proteínas de Mycoplasma penetrans, una bacteria de transmisión sexual, asociada a la enfermedad inflamatoria pélvica, de virus como los flavivirus, transmitidos por mosquitos, o de plantas como Arabidopsis thaliana.

Otro dato curioso es que se encontraron proteínas de hongos e insectos asociados a la presencia cercana de frutas muy maduras. Eso indica que posiblemente Drácula comía mucha fruta. Pero, además, no se encontraron proteínas relacionadas con el consumo de alimentos de origen animal. Por lo tanto, puede que la fruta y los vegetales fueran la base de su alimentación. Quizás, Drácula era vegetariano. Un vampiro que solo come verduritas parece un personaje sacado de unos dibujos animados o un cuento para niños. Pero, en realidad, es la enrevesada historia de uno de los personajes más escalofriantes y despiadados de todos los tiempos.