Llorar lágrimas de sangre puede parecer algo propio de un texto extraído de la Biblia. Sin embargo, es también una condición real, que poco tiene que ver con la religión, y de la que se han detectado numerosos casos en todo el mundo.

Este fenómeno, conocido como hemolacria, puede darse por numerosos motivos. Es bastante común que se dé por causas hormonales en mujeres jóvenes. De hecho, ya en el siglo XVI se reportaron algunos casos en adolescentes. Pero también puede darse por otras razones, como tumores en el aparato lagrimal, conjuntivitis bacteriana, daños ambientales, heridas o un sangrado retrógrado de la nariz. Incluso se ha reportado algún caso por estrés.

Por lo general, suele tener tratamiento, aunque para dar con el más adecuado es importante detectar primero cuál de los orígenes antes mencionados es el correcto. A veces es fácil. Sin embargo, a lo largo de las últimas décadas se han dado algunas hemolacrias mucho más difíciles de catalogar.

Lágrimas de sangre, timos y religión

lágrimas de sangre

Cuenta la Biblia que al ver a su hijo morir en la cruz la Virgen María lloró desconsolada, llegando a derramar lágrimas de sangre.

También cuenta que concibió a su hijo siendo virgen. Está claro que los textos bíblicos cuentan con bastantes licencias literarias. Sin embargo, durante años la Iglesia ha estado pendiente de ver cómo algunas imágenes de esta madre doliente excretaban las mismas lágrimas de sangre que derramó la mujer de carne y hueso al presenciar la muerte de Jesucristo.

El análisis de la sangre procedente de las imágenes de la Virgen ha sacado a la luz muchas estafas

Un milagro de tal magnitud atraería sin duda la atención de feligreses de todo el mundo, con todos los beneficios que eso supone. Por eso, incluso el Vaticano anda con pies de plomo antes de acreditar estos sucesos como verdaderos milagros. Para ello, cuentan con su propio CSI.

De hecho, existen casos muy interesantes en los que el análisis del ADN de la sangre sacó a relucir el timo detrás de la historia. Ocurrió por ejemplo en 1995, cuando una familia italiana de la ciudad de Civitavecchia aseguró que la imagen de la Madonna, que habían colocado en su jardín, lloraba lágrimas de sangre. El suceso atrajo la atención de numerosos curiosos, pero también del obispo local. Por eso, antes de acreditar nada, se optó por recoger muestras del fluido rojo que manaba de los ojos de la virgen, para su análisis. Comprobaron que, efectivamente, se trataba de sangre, pero no de una mujer, sino de un hombre. Como resultado, se le pidió al cabeza de la familia propietaria de la virgen que se sometiera a una prueba de ADN, pero se negó a dejar que le tomaran la muestra. Sospechoso, sin duda.

Quién sí lo permitió en 2008 fue Vincenzo Di Constanzo, el custodio de la imagen de Santa Lucía que también comenzó a derramar lágrimas de sangre en una iglesia italiana. Y sí, el análisis mostró que se trataba de la sangre del hombre, que la había derramado por la cara de la virgen. 

Poca ciencia hay detrás de todo esto, más allá de los análisis que sacaron a la luz las estafas. Pero sí que hay una explicación médica detrás de las personas de carne y hueso que, por un motivo u otro, han llegado a llorar lágrimas de sangre.

Causas hormonales, las más comunes

Si bien no fue el primero, uno de los casos más mediáticos de hemolacria fue el de Marney-Rae Harvey, una joven británica cuyo caso se hizo famoso en 2016, cuando contaba con 17 años.

Entonces contó que todo había empezado tres años atrás, cuando comenzó a toser sangre. Fue muy poca y las pruebas médicas mostraron que no tenía nada grave, por lo que siguió con su vida. Sin embargo, poco después comenzó a tener algunos episodios en los que este fluido salía también por sus oídos. Pero sin duda, lo que más se repetían eran las lágrimas de sangre.

En algunos casos las lágrimas de sangre pueden tener relación con la endometriosis

Para desconcierto de su familia, a menudo estas comenzaban a brotar de sus ojos, sin que estuviese triste ni sintiera dolor. No sentía motivos para llorar, pero lo hacía, y no con las típicas lágrimas saladas y transparentes. En seguida se le diagnosticó hemolacria. De hecho, todo cuadraba, pues las personas que la padecen también suelen experimentar la salida de sangre por otros lugares, como los oídos o el cuero cabelludo. Solo quedaba saber el motivo. Y la respuesta llegó cuando la chica aseguró que le pasaba más frecuentemente cuando se encontraba con la menstruación.

Esto llevó a los sanitarios a pensar en un origen hormonal, que se da en mujeres jóvenes, sobre todo en aquellas que tienen endometriosis. El endometrio es el tejido que recubre el útero, se engrosa para preparar el órgano para albergar a un embrión y se descama en cada ciclo si el óvulo no se ha fecundado, dando lugar al sangrado típico de la menstruación. En algunos casos, pueden crecer parches de este endometrio en otros lugares ajenos al útero. Es lo que le ocurre a las personas con endometriosis. Se cree que en ciertas mujeres esos pedazos de endometrio pueden crecer en zonas asociadas al sistema lagrimal, dando lugar a las lágrimas de sangre. Sea como sea, está claro que sí que tiene un origen hormonal, pues el caso de esta joven, así como el de otras adolescentes en situación similar, mejoró al administrarles fármacos anticonceptivos.

Lágrimas de sangre por estrés

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Foto por Christian Erfurt en Unsplash

Cuando en 1987 una niña india de 15 años acudió al hospital aquejada de derramar lágrimas de sangre, lo primero que pensaron los doctores es que podría tratarse de otro caso de hemolacria de origen hormonal por endometriosis. Sin embargo, sus llantos sangrantes no parecían estar asociados a la menstruación. Tampoco parecía haber ningún tumor, maligno o benigno, ni lesiones que pudieran explicar lo que le pasaba.

El único factor que parecía haber desencadenado el fenómeno es que la chica se encontraba de exámenes cuando todo ocurrió. Un examen psiquiátrico reveló un gran estrés, pero no estaba claro si pudo ser el motivo.

Desde entonces, se han dado otros casos de lágrimas de sangre que podrían haberse desencadenado también por una situación de nerviosismo extremo. Es por esto que algunos profesionales creen que puede ser otro de los orígenes, aunque las causas no están claras.

Cuando la nariz sangra hacia atrás

En 2020 se reportó el caso de un hombre de 81 años, enfermo renal terminal, que comenzó a manifestar episodios de hemolacria paralelos al sangrado de la nariz.

No es la primera vez que pasa algo así, aunque sí se considera un fenómeno muy raro. Se cree que se debe al flujo retrógrado de la sangre procedente de la nariz, a través de una conexión existente con el sistema lagrimal. Aunque esa conexión existe para todo el mundo, se considera que las lágrimas de sangre solo se darán en personas con ausencia congénita o incompetencia adquirida de las válvulas lagrimales. En el caso de este paciente, el problema se solucionó fácilmente, tras administrarle un descongestivo nasal tópico, llamado oximetroazolina. 

Lágrimas de sangre por una neoplasia benigna

En 2018, se reportó el caso de un hombre italiano de 52 años, que acudió a emergencias al percibir cómo las lágrimas de sangre comenzaban a brotar de sus ojos.

Las lágrimas de sangre remitieron espontáneamente una hora después

Se medicaba para la hipertensión, pero en ese caso la presión arterial era normal. También tuvo resultados adecuados en las pruebas de visión y de movimiento de sus ojos. Una hora después el sangrado remitió espontáneamente, pero era necesario comprobar qué le había pasado. Por eso, se le siguieron realizando pruebas hasta comprobar que sus lágrimas de sangre se debían a un hemangioma. Esta es una neoplasia, generalmente benigna, que se da cuando se acumulan un gran número de vasos sanguíneos es un punto concreto, en esta ocasión los ojos, en el sistema lagrimal.

Para solucionarlo, se le recetó timolol, un betabloqueante administrado como colirio, que solucionó el problema rápidamente. De hecho, cuando se le citó un año después para comprobar su evolución no había vuelto a derramar lágrimas de sangre.

¿Sería eso lo que le ocurrió a María al ver morir a su hijo? ¿Sería el estrés causado por la trágica pérdida? ¿O quizás algún tipo de lesión? Nunca lo sabremos, como nunca sabremos si realmente lloró lágrimas de sangre. Al menos, sí que entendemos que es algo fisiológicamente posible, mucho más que convertir el agua en vino y los panes en peces, y que pudo ocurrir, aunque los motivos seguirán siendo un misterio.

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