La cuarta ola de calor de verano, que azota a España durante la semana del 21 de agosto, es de las más fuertes del verano de 2023. Prácticamente, toda la península está sufriendo de temperaturas asfixiantes con valores que superan los 40 °C. Solo se salva el Cantábrico y el litoral suroriental, aunque se espera que debido a la entrada de viento desde el sur, algunas zonas alcancen los 42 °C.
Pero ¿hasta cuando durará esta ola de calor? La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha explicado que este nuevo aumento de temperaturas es debido a la fuerte insolación sobre una masa de aire cálida y estable. Y así se mantendrá hasta el jueves 24 de agosto.
El tercer día de la ola de calor ha dejado máximas 43,8 °C en Almonte y en El Granado, ambas en Huelva, y ha roto varios récords para el mes de agosto. Zamora con 41,1 °C, Salamanca con 40,1 °C, Valladolid con 40 °C y Ponferrada con 40 °C, son las temperaturas máximas absolutas que se han registrado en estas ciudades en agosto.
Además, Segovia experimentó unos preocupantes 26,3 ºC durante la madrugada, siendo la mínima más elevada desde que se llevan registros de temperatura en España para esta ciudad.
En el caso de Madrid, se mantiene activo el sistema de vigilancia y control de los efectos de las olas de calor que se aprobó el pasado abril. Hoy miércoles se estiman los 39 °C para la capital y 39,4 °C para el jueves. Aunque habrá un descenso significativo para el fin de semana, con unos 30 °C máximos el sábado y 25,5 °C durante el domingo.
A partir del viernes 25 de agosto empezaremos a experimentar un descenso de temperaturas graduales a lo largo de toda la península ibérica. Una masa de aire atlántico mucho más fresco será la causante.
Las olas de calor son cada vez más intensas debido al cambio climático
Las olas de calor que se están experimentando, con cada vez más frecuencia y más intensidad, son debido al cambio climático. Expertos afirman que si no dejamos de quemar combustibles fósiles, estas temperaturas extremas serán la normalidad en el futuro.
Los efectos de la ola de calor que experimenta España se ha repetido en muchas regiones de Europa, Estados Unidos, China e incluso Sudamérica, que está atravesando el invierno.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió a finales de julio que no se vislumbra respiro inmediato al que han llamado un "verano de extremos". Advirtieron que agosto continuaría con las altas temperaturas, por encima de la media, y acertaron.
Portavoces de la organización explicaron también que cada vez hay más estudios que demuestran que hay una conexión directa entre los cambios en los patrones meteorológicos y el calentamiento global. La ola de calor de agosto es una más de las consecuencias de efectos como el aumento de temperatura en el ártico —cuatro veces más rápido que la media mundial— provocando la ralentización de vientos conocidos como corrientes de chorro.
"La corriente en chorro se debilita y se debilita cuando el aire caliente se desplaza hacia el norte y el aire frío hacia el sur", explicó Álvaro Silva a Euronews. "En estas condiciones, se establecen patrones meteorológicos casi estacionarios que provocan olas de calor y sequías prolongadas en algunas regiones y fuertes precipitaciones en otras".
Por otra parte, un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) a principios de 2023 confirmó que el aumento de frecuencia e intensidad de las olas de calor se están produciendo desde la década de 1950. Coincidiendo cuando la quema de combustibles fósiles empezó a aumentar significativamente.
En 1950 se estima que el mundo emitió 6.000 millones de toneladas de CO₂. Para 1990 la cifra prácticamente se cuadriplicó hasta los 22.000 millones de toneladas de CO₂. En 2021 emitimos 37.120 millones de toneladas de CO₂.
Según la World Weather Attribution "este calor no tiene precedentes para los humanos. Europa está experimentando olas de calor más largas, calurosas y frecuentes debido al cambio climático provocado por el hombre". Una de sus portavoces también recordó que estamos a tiempo de revertir la tendencia, reduciendo emisiones globales a cero.