El lanzamiento de Threads hace ahora dos semanas fue el más exitoso de la historia de los productos digitales. La nueva ¿red social? de Meta, un clon de Twitter bajo el paraguas de Instagram, pero independiente de la plataforma de fotos y stories, firmó la adquisición de usuarios más rápida nunca vista. 100 millones en solo una semana, superando a ChatGPT y a pesar de no haberse desplegado en suelo de la Unión Europea por precaución regulatoria.
La propuesta: un Twitter básico pero que heredaba los usuarios (y seguidores) que tuvieras en Instagram al abrirte una cuenta y que además prometía por diseño algorítmico desplazar todo foco de polémicas y noticias de última hora. Meta y Mark Zuckerberg ponían encima de la mesa dos lecciones que solo pueden tener tan interiorizadas en la empresa que ha configurado más para mal que para bien cómo funcionan las plataformas sociales (y con qué se monetizan) que todos usamos hoy.
La primera: que los humanos pasamos más tiempo donde nos sentimos como en una falsa nube de algodón, algo que Zuck aprendió tras la primera gran crisis del vetusto Facebook cuando desplazó ya las noticias del feed, y que explotó hasta el límite en ese espejo que alimenta de igual forma nuestro ego, envidias, admiración y curiosidad llamado Instagram.
La segunda: que una red vale lo que vale las personas que encuentres dentro, algo que se demuestra que sabe muy bien porque la antigua Facebook basa gran parte de lo que es ahora en haber adquirido aplicaciones con comunidades muy fuertes ya establecidad, como la propia Instagram o WhatsApp.
Threads, de Twitter-killer definitivo a 'ya veremos' en dos semanas
Al hacer que la cuenta de Threads estuviera vinculada a la Instagram conseguían evitar el síndrome del bar vacío. El resultado: una sensación de que aquello funcionaba desde el minuto 1, a diferencia de otros muchos clones. Usuarios de Twitter rebotados por las idas y venidas de Musk reconocían que eran el clon definitivo, el que sí que podría hacer que el Titanic (o no) que es Twitter acabara de hundirse.
Sin embargo, una semana más tarde, las primeras cifras indican también que ese hype ha caído y su número de usuarios también. Zuck aprovechó el mejor momento para lanzar su alternativa, justo después de que Musk hiciera su acción más desesperada al recortar el alcance de lectura de tuits dando mucho más a los usuarios Blue de pago.
Cuesta pensar que una decisión tan poco inteligente para una red que sigue viviendo de la publicidad (y necesita que la gente pase cuanto más tiempo mejor) no nazca de otro problema más profundo porque, realmente, no tiene sentido.
Sea como fuere, Threads parece haber hecho más ruido y más daño que los muchos clones que tenido Twitter. Y no solo hablamos de Mastodon y las alternativas que han surgido desde la compra de Musk. A Twitter se le ha intentado copiar desde prácticamente su nacimiento. Esta es una historia de sus clones.
Pownce, el primero en intentarlo
Fundado por Kevin Rose (fundador del aglutinador de noticias Digg), Leah Culver, y Daniel Burka, Pownce se vendió como un Twitter vitaminado cuando la red social del pájaro azul solo tenía 2 años de vida.
El servicio permitía a los usuarios enviar mensajes, archivos, enlaces y eventos a sus amigos. A pesar de sus innovadoras características y la promesa de una experiencia de usuario más rica, Pownce no logró capturar la imaginación de los usuarios de la misma manera que Twitter en sus primeros años.
Apenas duró un año.
Mastodon, la opción descentralizada más potente… Con 10 millones de usuarios
Mastodon surgió como una respuesta a la creciente insatisfacción con la dirección de Twitter hace ya siete años. Como red descentralizada y sostenida por los propios usuarios, ofrecía una alternativa atractiva para aquellos que estaban cansados de una red donde los problemas entre sus fundadores y directivos han sido constantes mucho antes de Musk.
Su propuesta descentralizada y de código abierto hace que tenga todo para ser el caballero blanco que recoja las cenizas de Twitter.
La respuesta es: ¿ha conseguido trasladar a sus usuarios? La respuesta es que, aunque los ha multiplicado por 5, siguen siendo de apenas 10 millones de usuarios activos.
Substack Notes: gente que escribe newsletters hablando de lo que ha escrito
Substack Notes llegó hace unos meses tras la particular riña entre la plataforma de escritores y newsletters y la red social. Un ejemplo de lo fácil que es desarrollar un clon de Twitter, pero que no brille sin su comunidad.
Substack no ha dado datos de uso de Notes, pero un paseo por su entorno solo deja ver a autores de newsletters autorreferenciándose.
Bluesky, la apuesta del admirado Jack
Nacido como proyecto dentro de Twitter, Bluesky tiene como objetivo crear una plataforma donde, cada usuario, pueda elegir o crear su propio algoritmo. Un protocolo abierto y portable, similar a la relación que tenemos con el e-mail.
Aunque todavía está en fase beta, y funciona con invitación, la lista de espera apenas supera los 3 millones de usuarios.
Thruth Social o Parler: si Twitter no me deja o no me gusta, me lo monto por mi cuenta
Truth Social, la red creada por Donald Trump, ha logrado atraer a un nicho muy específico de usuarios, principalmente conservadores que se sentían expulsados de Twitter. Parler, que en su momento se rumoreó que podría ser comprada por Kanye West, taca al mismo perfil.
Y aunque su base de usuarios es bastante pequeña, el perfil homogéneo de sus miembros la hace atractiva para algunos anunciantes y también parece ser rentable gracias al apoyo financiero de grupos políticos y de interés.
Nos guste o no, quizá Thruth o Parler sean un reflejo de cómo podría funcionar las redes en el futuro, por medio de pequeños nichos donde las cámaras de eco no sean virtuales, sino por defecto.
Post.news: la supuesta alternativa que buscaba retener a los periodistas de Twitter
Post.news es una plataforma para aquellos que estaban en Twitter solo por los artículos periodísticos. Aunque esta perspectiva puede parecer atractiva para algunos, lo cierto es que no parece que estén consiguiendo salir para adelante.
A pesar de todas las crisis, desafíos y meteduras de pata de Musk, Twitter siempre parece encontrar una manera de recuperarse, al menos hasta ahora. Solo el tiempo dirá si será capaz de mantenerse cuando Threads siga extendiéndose y llegue a Europa, pero una cosa está clara: no se puede subestimar el poder de resiliencia de Twitter ante sus posibles clones, al igual que creer que, quizá, si algún día muere Twitter, no lo hará dejando un sucesor claro.