Ellie Williams​ (Bella Ramsey) está trotando dentro de un gimnasio cubierto, en el séptimo episodio de The Last of Us. Su rostro sugiere fastidio y, quizá, fatiga. A su alrededor, otras hacen lo mismo que ella. Todo parece ser una nueva clase de educación física, sin mayor novedad, hasta que una de sus compañeras llega por detrás y le quita los auriculares.

La secuencia propone al espectador que la protagonista tiene pocas amigas y que no se siente cómoda en el entorno en el que está. A través de la musicalización se expone que las canciones son una vía de escape. Instantes antes del momento descrito, la cámara de la serie de HBO había hecho un primer plano del aparato usado por Ellie para escuchar sus temas preferidos. Es un Walkman

Se trata de un dispositivo que, vistos desde el presente, podría considerarse como una reliquia. Un objeto grande e incómodo de llevar. Aun así, hace más de cuarenta años, fue una revolución en el ámbito musical. Las canciones ya no solo se escuchaban en la radio o el tocadiscos de la casa o un bar; también podían oírse mientras se caminaba. Todo gracias al Walkman y el casete. 

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La historia del Walkman

Muy lejos de la dinámica actual, en la que la música se puede reproducir de múltiples maneras, con bibliotecas de canciones y discos a pocos clics de distancia, en el pasado la forma más portable de hacerlo era por medio de casetes. Estos fueron inventados por Philips en 1962 y permitían grabar alrededor de 30 a 45 minutos por cada cara de su cinta magnética. La existencia de este recurso forzó la creación de otro.

Ellie, utilizando un walkman en el septimo episodio de The Last of Us 2

Era necesario un dispositivo mediante el cual escuchar esas grabaciones. En un principio, se desarrollaron reproductores de casete caseros. Se ponían sobre una mesa o un escritorio y se conectaban a algún sistema de sonido. La pionera en la creación de este tipo de dispositivos fue, de nuevo, Philips, que en 1963 lanzó el Philips EL 3300.

Sin embargo, la evolución en relación con el consumo de música no quedó ahí. Como toda tecnología, parte de la innovación pasaba por la miniaturización, logrando similares resultados en dispositivos de menores dimensiones, además de incorporar otros elementos, como la posibilidad de escuchar radio AM, FM o banda corta.

Con el tiempo fue posible reproducir casetes en dispositivos portátiles, que no necesitaban estar conectados a la corriente, colgado del cinturón, o dentro de un bolsillo grande. Entonces, las canciones favoritas también podían oírse yendo al trabajo, a la escuela o, al igual que Ellie en The Last of Us, haciendo ejercicio.

El 1 de julio de 1979, Sony presentó una de sus marcas registradas más reconocidas: el Walkman. El nombre fue producto de la lógica descrita antes, con personas yendo y viniendo de un lado a otro y escuchando su música preferida. Bastaba tener el casete de la banda o artista, ponerlo en el mecanismo con un par de pilas AA y darle al play. El impacto fue tal que a este objeto se le conoce con ese nombre desde entonces. Es decir, la marca pasó a ser la palabra descriptiva para el dispositivo portátil para escuchar casetes, independientemente de la compañía que lo haya fabricado.

Ese año, en 1979, la industria de la música vio nacer álbumes como: The Wall, de Pink Floyd, A Believer Sings the Truth, de Johnny Cash, Off the Wall, de Michael Jackson, Reggatta de Blanc, de The Police o Recent Songs, de Leonard Cohen. Era un tiempo en el que el pop y el rock competían de forma notable por alcanzar audiencias. Artistas nuevos y otros consagrados disputando la atención de la gente y el Walkman sirvió de puente entre ellos. 

Para ese entonces, la popularidad de los artistas no se medía por reproducciones en Spotify o visualizaciones en YouTube, Instagram y TikTok, sino por la cantidad de discos vendidos. En la actualidad, el Walkman es una pieza vintage y al mismo tiempo un dispotivo de culto porque, para muchas personas, fue el primer contacto directo con la música. Y sobre todo, con la posibilidad de escucharla en cualquier lugar. Desde su lanzamiento, se estima que se han vendido al menos 385 millones de unidades. Sony, incluso, aprovechó la trascendencia de la marca registrada para sacar otros productos bajo esa firma, como grabadores. 

El Walkman en The Last of Us

Luego de aquel primer plano en The Last of Us, en el que aparece de forma obvia, el Walkman es un personaje más. Ellie está atenta a tenerlo y a recuperarlo, luego de que se lo quitaran. En un momento de profunda soledad, sin referentes adultos y sin amistades con las cuales compartir de forma sana, la protagonista de la historia se entrega a la música.

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Las notas musicales dan un poco de color a un contexto gris. La infancia se ha resumido a paredes y jerarquías muy distintas a las que Ellie habría podido conocer antes del fin del mundo. Para el espectador de The Last of Us, los temas son una coordenada. Dependiendo de la canción y la época en la que haya sido lanzada al mercado (los 60, 70 u 80), los protagonistas corren más o menos peligro.  

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