Gracias a internet, a servicios como Spotify y Apple Music y a los smartphones, la música circula por doquier. Reproducir una canción es tan simple como abrir YouTube en tu navegador, teléfono, tablet o televisor. En definitiva, el teléfono móvil se ha convertido en nuestro reproductor de música por defecto, que además podemos conectar a altavoces Bluetooth.
Pero antes de la música digital, gracias al popular formato MP3, las canciones se transportaban en un formato físico, léase disco compacto, disco de vinilo o casete. Precisamente, el casete gozó de gran popularidad entre 1970 y 2000 tanto para grabar y vender música como para videojuegos y almacenamiento de datos.
Creada por la holandesa Philips y lanzada en 1962, la casete guardaba la música en cintas magnéticas de entre 30 y 45 minutos por cara. Y para reproducirla las casetes, obviamente, necesitabas un reproductor de casetes. A nivel doméstico, podías usar un reproductor de casetes, un dispositivo que colocabas en una mesa o mueble, conectabas a unos altavoces y servía precisamente para escuchar casetes. Philips lanzó los primeros reproductores en 1963. En concreto, el primero fue el Philips EL 3300, puesto a la venta en agosto de ese año.
Con el tiempo, surgieron cadenas de música, armatostes hoy en día miniaturizados que combinaban reproductor de casete, sintonizador de radio y reproductor de discos de vinilo. La miniaturización de los componentes permitió la introducción de las radiocasetes, conocidas en el mundo anglosajón como boomboxes y que integraban en una caja rectangular el reproductor de casete, dos altavoces, controles y una asa para llevarlo. Incluso servía para grabar audio. Como no, el primer boombox o radiocasete lo creó Philips. Luego se sumaron Grundig y varios fabricantes japoneses, que popularizaron este dispositivo en ña segunda mitad de los años 70, especialmente en Estados Unidos, gracias a las tribus urbanas de aquel entonces.
Y entonces llegó Sony
En argot callejero, el Walkman lo petó. Y lo hizo a lo grande. La necesidad estaba ahí, poder escuchar música mientras vas por la calle sin dejarte la espalda llevando una radiocasete, que pesaban lo suyo. Su popularidad fue tal que el dispositivo en sí se quedó con el nombre de “walkman”, si bien es una marca registrada propiedad de Sony. Hay muchos ejemplos de productos que transcienden en el tiempo y dan nombre a los productos de la competencia, y los walkman fueron uno de los primeros casos.
Lanzado al mercado el 1 de julio de 1979, se han vendido más de 385 millones de unidades en todo el mundo. Y curiosamente, el Walkman no era un producto nuevo creado desde cero. El Walkman nació aprovechando una tecnología que ya existía, los grabadores de casete que empleaban los periodistas. En el caso de Sony, este producto se llamaba Sony Pressman. Fue el propio cofundador de Sony, el japonés Masaru Ibuka, quien tuvo la idea. Cuando viajaba por trabajo, algo frecuente, llevaba consigo una grabadora de casete TC-D5 para escuchar música. Se le ocurrió hablar del tema con Norio Ohga, Vicepresidente Ejecutivo de Sony y la petición era muy concreta: una versión del TC-D5 estéreo y para usar con auriculares. Del trabajo se encargó Akio Morita, director de Sony.
El primer Walkman recibió el nombre de TPS-L2, era metálico, combinaba los colores gris y azul, reproducía audio en estéreo y aunque se vendió inicialmente en Japón, pronto cruzó los mares para venderse como rosquillas por todo el mundo. A Estados Unidos, por ejemplo, llegaría en junio de 1980 con el nombre de Soundabout, y Stowaway en Reino Unido. Por suerte para todos, el nombre se cambió por Walkman más pronto que tarde.
Bueno, bonito y barato
El Walkman lo tenía todo para ser el producto estrella de las masas. Pesaba poco, cabía en tu bolsillo, funcionaba con dos pilas AA, nadie te molestaba porque solo tú escuchabas tu música con los auriculares y la calidad de reproducción era más que aceptable para un producto doméstico de la época. Y más pronto que tarde incluso permitía sintonizar emisoras de radio AM y FM.
La popularidad del mismo fue tal que en 1986 la palabra Walkman entró a formar parte del diccionario Oxford. Incluso en español, el Diccionario de la Real Academia admite este anglicismo tal cual.
Al igual que el iPhone representa la revolución que supuso la introducción de los smartphones, cambiando por completo el diseño de los teléfonos móviles hasta aquel entonces, el Walkman tuvo un gran peso en la cultura ochentera. No es de extrañar que otros fabricantes se subieran al carro de Sony, como Aiwa, Panasonic o Toshiba, entre otros. Fue precisamente el apoyo del Walkman el que hizo que la casete superase al vinilo por primera vez en 1983. Y también hizo posible la popularización del running y la fiebre por el aerobic de los años 80.
Por lo demás, con el tiempo Sony fue introduciendo mejoras a un producto de por sí bueno. A la recepción de radio AM y FM añadió la función bass boost o el popular autoreverse que permitía escuchar una casete por ambas caras sin extraerla del Walkman. No hace falta recordar que el Walkman también tuvo sus novedades y cambios estéticos, con una variedad de colores digna de Pantone, modelos metálicos y plásticos e incluso versiones para todas las edades y públicos.
La marca Walkman
Decíamos que Walkman salió al mercado en 1979 y que se convirtió en el rey de la música de bolsillo. De ahí que Sony apostara por la marca Walkman más allá de un reproductor de casetes. De ahí que con el tiempo la gama Walkman contase con reproductor de disco CD, como el D-50 de 1984 que pasaría a llamarse Discman y también reproductores de minidisc y de MP3. El nombre Walkman llegó también a reproductores DVD y a teléfonos.
Un vistazo a la tienda oficial de Sony sirve para comprobar que la marca Walkman sigue viva. Ya no es un producto estrella como lo fue en los 80 y 90 pero podemos comprar reproductores MP3 bajo esta marca pero más próximos a los iPod que lo desbancaron. Y más allá de Sony, un vistazo a Amazon nos muestra que todavía hay fabricantes de reproductores de casete tipo Walkman. El cambio con los modelos originales es que hoy en día, además de reproducir casetes permite convertir el audio a través de USB conectándolo a tu computadora. Así puedes recuperar tus grabaciones y mezclas en casete.
Walkman marcó un antes y un después, permanece en el recuerdo de muchos y aunque puede que no regrese como lo ha hecho el vintage para un mercado muy específico cuenta con adeptos y coleccionistas. Solo hay que consultar páginas como The Walkman archive o los muchos canales de YouTube especializados en reproductores de casete para hacerse una idea.