Imagina dominar un sector que ha generado miles de millones de dólares a lo largo de las últimas décadas, levantado pasiones y generado algunos de los mayores ídolos. ¿Deporte, cine, música? Pongamos el tercero. Eres la vía de distribución de la mayoría de artistas de la Tierra con sus oyentes y, sin embargo, sigues sin ser rentable. Esa es, en resumidas cuentas, la situación de Spotify.

Tras ella se encuentran muchas vicisitudes que hacen que una lectura plana sea completamente irresponsable (royalties, acuerdos con las discográficas, porcentajes de captación…) pero que no evita que sea llamativo. Spotify cuenta a día de hoy con el 31% del porcentaje de mercado de las plataformas de música en streaming, seguida por Apple Music con el 15%, y aun así no es rentable.

Para ello, en 2020 la firma sueca dirigida por Daniel Ek (no nos olvidemos, el único gran nombre de la economía digital directa al consumidor europeo) abrió registro. El fichaje de Joe Rogan en exclusividad por Spotify firmaba el inicio oficial de lo que aquí llamamos Podcast Wars. “Nuestro verdadero mercado va más allá de la música, es el del audio”, dijo Ek.

Spotify apostaba porque cada marca o compañía tuviera sus propios programas frente a la naturaleza abierta del podcasting de forma original y, también, a crear un ecosistema igual de cerrado. Compró por ejemplo Anchor para poner fácil a todo el mundo que iniciara un podcast de forma gratuita y a Gimlet para que los produjera. ¿El objetivo? Captar oyentes de podcast, que sean susceptibles de ser impactados por los anuncios, a pesar de que no paguen por la suscripción premium. 

Aquello ha funcionado a medias.

Las cuentas no salen (por ahora)

A nivel de cuentas, Spotify sigue invirtiendo y gastando más de lo que genera, como una startup, con la diferencia de que nació en 2006. No es algo tan raro. Netflix, hasta hace poco, hacía igual.

Sin embargo, el mazazo del contexto económico le ha afectado especialmente. Sus acciones han pasado de cotizarse a 364 dólares hace dos años, en su máximo histórico, a rondar ahora los 90. Una caída del 70%.

En los últimos años, Spotify se ha gastado 1.000 millones de dólares en entrar en el mercado de los podcasts y ha contratado a famosos como los Obama, el príncipe Harry o las Kardashian además de a Rogan. 

Ahora, con la nueva situación, esa inversión se pone empieza a poner en duda.

Los resultados más recientes de Spotify registraron unas pérdidas de 0,99 dólares por acción, más de lo esperado. “Creemos que 2022 será el punto álgido en cuanto al impacto negativo de nuestras inversiones en los márgenes brutos, y esperamos que el margen bruto de los podcasts se vuelva rentable en los próximos uno o dos años y en una rampa significativa a partir de ese momento", dijo el director financiero de Spotify, Paul Vogel, durante la presentación de resultados.

Una carrera por crecer

La parte positiva y que justifica esta inversión es que su número de usuarios activos mensuales ha superado los 456 millones este 2022, de los que 195 son de pago.

¿Pero qué les ha llevado hasta aquí? Para eso conviene conocer algo más el negocio de Spotify y sus vías de ingreso.

Fundada por los emprendedores suecos Daniel Ek y Martin Lorentzon en 2006, Spotify nació como una solución a la piratería musical y se lanzó oficialmente dos años después, pero pronto cambió su planteamiento para acercarse a los sellos y ayudarles a distribuir su música evitando la piratería. Había nacido su modelo actual.

Los servicios de Spotify estuvieron disponibles inicialmente en algunos países europeos como Reino Unido, España, Suecia, Francia, Noruega y Finlandia, antes de entrar en el mercado estadounidense en julio de 2011.

El modelo de negocio de Spotify

Spotify hizo su debut en bolsa en abril de 2018, y las acciones se abrieron a la negociación a 165,90 dólares, dando a la compañía una valoración de 29.500 millones de dólares. 

Desde entonces, el modelo de negocio de Spotify se basa tanto en los usuarios de pago como en los que reciben publicidad. Además, ha intentado vender software creado a propósito para sus necesidades.

La principal fuente de ingresos de la empresa son los suscriptores premium, ya que las cuotas de suscripción representaron el 87% de los ingresos en el tercer trimestre.

El objetivo principal de la empresa es entrar en el sector de los podcasts para reducir su dependencia de los suscriptores premium y ampliar su negocio publicitario.

Ahí es donde, en descargo de Spotify, su apuesta le ha podido no salir bien también afectada por el contexto actual, donde el mercado publicitario sigue enormemente resentido, a lo que se suma la impaciencia y caída de los accionistas. 

La pregunta es: ¿hasta cuándo será sostenible? Por ahora, Spotify ha comenzado a reestructurar su negocio de podcasting y ha anunciado también que subirá los precios de sus planes premium para intentar empezar a tapar agujeros. Los agujeros de una plataforma líder en uno de los mercados que más dinero mueven.

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