El escándalo de FTX escribe nuevos capítulos a cada hora. Esta semana, la policía arrestó a Sam Bankman-Fried en Bahamas, donde espera que se lo extradite a Estados Unidos, acusado de fraude y conspiración. Y para sumarle más condimento a la situación, se conoció que Ryan Salame, co-CEO de la subsidiaria bahameña, alertó a las autoridades de las actividades ilegales de su casa matriz justo antes que se declarara la bancarrota.
Financial Times reporta que Salame avisó a la Comisión de Valores de las Bahamas que se estaban desviando los fondos de clientes hacia Alameda Research para cubrir sus pérdidas. Esto ocurrió el 9 de noviembre; es decir, dos días antes de que FTX se acogiera al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos.
Hasta ahora, el contacto entre el ejecutivo de FTX y los reguladores se había mantenido oculto al público. No obstante, salió a la luz tras la divulgación de documentos oficiales de la Corte Suprema de Bahamas relacionados con el tema. Específicamente, Ryan Salame estuvo en contacto directo con Christina Rolle, directora ejecutiva de la Comisión de Valores bahameña.
En un correo electrónico enviado a Clayton Fernander, comisionado de policía de Bahamas, en la antes citada fecha, Rolle indicó:
"Lamentablemente, el Sr. Ryan Salame, presidente de FTX Digital, informó hoy a la Comisión que los activos de los clientes que pueden haber estado en manos de FTX Digital se transfirieron a Alameda Research. Alameda y FTX Digital son empresas relacionadas. Específicamente, el Sr. Samuel Bankman-Fried es uno de los fundadores de FTX Digital y Alameda.
La Comisión entendió que el Sr. Salame advirtió que la transferencia de los activos de los clientes de esta manera era contraria al gobierno corporativo y las operaciones normales de FTX Digital. En pocas palabras, que tales transferencias no estaban permitidas y, por lo tanto, pueden constituir apropiación indebida, robo, fraude o algún otro delito".
Pero Salame no se limitó a señalar las actividades ilegales de FTX, sino también a los potenciales autores de las mismas. Según el directivo, solamente tres personas tenían la autoridad y el acceso a las contraseñas para llevar a cabo las transferencias de fondos a FTX: Sam Bankman-Fried, Gary Wang (cofundador del exchange) y Nishad Singh (exlíder de ingeniería).
Se complica el panorama de Sam Bankman-Fried y FTX
El caso de Ryan Salame es por demás curioso. Que el co-CEO de FTX Bahamas haya delatado al líder de la compañía apenas días después de desatarse la crisis de liquidez, y 48 horas antes de la quiebra, no parece casual. Expertos consideran que la magnitud del caos desatado en el exchange de criptomonedas fue tal, que los principales directivos habrían optado por cooperar con las autoridades para evitar ser perseguidos por la justicia.
De hecho, que solo Sam Bankman-Fried sea el único acusado por la debacle de la compañía ha llevado a especular con que otros ejecutivos también hayan hecho un trato para colaborar con la investigación.
Por lo pronto, el fundador y exCEO de FTX continúa preso en Bahamas. Su abogado solicitó la libertad bajo fianza mientras se resuelve su caso de extradición, pero se le denegó. De acuerdo con Bloomberg, la posibilidad de que se lo traslade a Estados Unidos ya no espanta al empresario, considerando las condiciones actuales de su encarcelamiento. El citado medio indica que Bankman-Fried ha sido confinado a una prisión superpoblada e infestada de ratas.
Mientras esto sucede, los abogados a cargo de la bancarrota de FTX continúan lidiando para recuperar los fondos de los clientes. En los primeros días a cargo de la reestructuración de la compañía, John J. Ray aseguró que todavía no habían podido hallar todas sus cuentas bancarias y criptomonedas. Y pocos días más tarde, otro abogado reconoció que la mayor parte de los activos había sido robada.
De momento, los clientes de FTX Japón son los que están más cerca de recuperar sus fondos. Según se conoció en los últimos días, la subsidiaria prometió restablecer los retiros en "cuestión de semanas". No obstante, los exempleados de la empresa se han mostrado escépticos sobre el éxito del plan.