La serie Los Anillos de Poder, de Prime Video, está a punto de culminar una primera temporada desigual. A pesar de su asombroso apartado visual, la producción ha sido criticada por su poco apego a la mitología de J.R.R. Tolkien. También, por sus errores de coherencia, continuidad y lógica narrativa. ¿Podrá superarlos con apenas un capítulo para el final?
Se trata de una serie de inconvenientes que afectan no solo la solidez del planteamiento central de la producción. También a la construcción de un universo mayor, del cual depende su ya inminente segunda temporada. El argumento, que intenta abarcar La Segunda Edad de las narraciones de Tolkien, tropezó con el inconveniente de la vastedad del material disponible. Además, con la necesidad de reinventar, reescribir y, en algunos casos, directamente añadir información inédita a la historia central de la producción.
Pero, aparte de eso, el guion debe estructurar una historia coherente para sucesos que acaecen a milenios de distancia entre sí. Tolkien utilizó el tiempo para crear el sentido de su mitología en circunstancias mayores en sus relatos. De modo que, una gran cantidad de los hechos que suceden en La Segunda Edad pertenece al ámbito de la especulación, sin ser profundizados en ningún texto del británico.
Por tanto, Los Anillos de Poder, la primera obra ambientada — que no adaptada — en el mundo de las clásicas obras de fantasía, atraviesa varios estratos complicados. Los más duros, varios de los que enlazan su condición como reflejo de una mitología mayor, pero también verdaderos problemas de lógica interna.
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Galadriel, un personaje complicado con un pasado confuso
El relato de Los Anillos de Poder usa a la figura de Galadriel para marcar el tono, el ritmo y la línea temporal de los sucesos que narra. Es a través de ella como el argumento plantea el hilo conductor de los eventos y cómo se percibe el mal en Valinor y la Tierra Media. La Dama Elfa es testigo de excepción del primer enfrentamiento contra Morgoth, también de la influencia de los elfos en el continente.
No obstante, la circunstancia pone en un punto complicado al guion. El personaje es uno de los que atravesó varias reescrituras consecutivas de mano del propio Tolkien. ¿El motivo? Después de analizar a Galadriel en la trilogía El Señor de los Anillos y brindarle una preponderancia específica, Tolkien se planteó su figura desde otro punto de vista.
La reescritura de la personalidad, relevancia y poder del personaje, creó algunas contradicciones de contexto en su historia. Pero, además, dejó en blanco muchos de los puntos que enlazan a la Dama Elfa con el resto de los relatos escritos por el británico. Algunos de los cuales Los Anillos de Poder intenta rellenar con información nueva o giros de trama en apariencia novedosos.
Las primeras contradicciones de Los Anillos de Poder
Que el guion de Los Anillos de Poder recorra la Tierra Media por medio de Galadriel implica que varias de esas versiones disímiles chocarán antes o después. En la trama, su figura podría moverse en varios escenarios distintos. ¿Es la criatura poderosa y con liderazgo bélico que plantea el argumento? ¿Es la señora de Lothlórien, cabeza visible de un reino relevante? ¿La misteriosa presencia que prestó ayuda a Gandalf?
Por ahora, la serie se enfocó en la juventud de la elfa, bajo la premisa de que madurará a medida que avance Los Anillos de Poder. Pero la información inconsistente ya es notoria. En el séptimo capítulo, Galadriel reveló que Celeborn, su esposo en la mitología de Tolkien, había muerto. A pesar de que el argumento deja traslucir que quizás solo se encuentre desaparecido, el suceso impacta de cara al futuro.
Si la serie plantea que Galadriel busque venganza por la muerte de su hermano, ¿no debería sentir la misma necesidad por la de su compañero? Más complicado aún, ¿cómo incluirá la serie a un personaje fundamental que define a Galadriel en varios de sus relatos mayores? La pequeña, pero importante, contradicción hace que las motivaciones de la Dama Elfa sean poco claras. Tanto como para que sea cuestionable el contexto que la rodea y sus motivaciones futuras. Un punto que podría afectar directamente a la unidad temática de la serie.
Los Anillos de Poder y la cuestión cronológica
Tolkien utilizó el tiempo entre sucesos para crear leyendas. En otras palabras, para construir un contexto sobre sucesos mayores de enorme envergadura que muchas veces se cuestionan. Un recurso astuto que permite que las lecciones del pasado se olviden o, al menos, puedan ser ignoradas en determinadas circunstancias.
De modo que la existencia de una Númenor aliada de los elfos resulta incomprensible para sus habitantes más jóvenes. Al mismo tiempo, el recuerdo de la batalla contra Morgoth es poco claro e impreciso. La circunstancia del trascurrir cronológico en Tolkien es de fundamental importancia. En esencia, porque brinda un sentido de envergadura total a mitos creacionistas, relatos orales y toda la rica historia que sostiene la obra del británico.
En una singular decisión narrativa, los guionistas de Los Anillos de Poder decidieron sintetizar una serie de hechos de crucial importancia desde la cercanía temporal. La forja de los anillos, la caída de Númenor, el llamado Daño de Durin. Todos son sucesos que en la obra de Tolkien guardan una enorme distancia temporal. Lo que les permite convertirse en leyendas y, después, en lecciones históricas que se olvidan. Pero la serie deja entrever que ocurrirán — y, de hecho, ocurren — muy cercanos entre sí. Lo que disuelve el efecto.
Las contradicciones continúan en detrimento de la profundidad de la historia
La versión puede justificarse dentro de la dinámica de Los Anillos de Poder. Pero los mismos personajes se encargan de recalcar el paso de épocas enteras, lo que quiere decir que la narración se contradice a sí misma. La reina regente Miriel habla sobre sus antepasados, su alianza con los elfos y, después, “el olvido de viejas tradiciones”.
Todo en el contexto de milenios de tiempo trascurridos. Lo mismo Galadriel, que insiste una y otra vez en que podría dedicar “otra era” a buscar a Sauron y a sus orcos. De modo que, al menos, la serie conserva en cierta forma el sentido del tiempo tolkiano.
Pero, al comprimir temporalmente sucesos distantes entre sí, el recurso pierde su efectividad. No hay lecciones olvidadas, sino hechos ignorados, lo que transforma a los personajes en resultado de sus errores y no de sus acciones. Una grieta que convertirá a buena parte del mapa de situaciones futuras en equívocos complicados y con consecuencias duraderas. Una contradicción dura para la mitología del británico, que explora la bondad desde la condición de las acciones ideales.
Una temporada que no termina de centrarse
Los guionistas de Los Anillos de Poder tomaron la decisión de construir un conflicto de temporada que, a la vez, se divide en tres. Por un lado, las consecuencias de la decisión de Durin III sobre el pueblo de Lindon. A otro, la identidad del hombre misterioso que cayó de las estrellas.
Pero, hasta ahora, el más complejo de los enigmas del guion es la identidad de Sauron. Justo el punto en el que Los Anillos de Poder podría perder cualquier solidez si la respuesta resulta obvia — como parece serlo — o un juego de alusiones sin mayor sustento. Por el momento, todo parece indicar que Halbrand, el misterioso y conveniente rey de las tierras del sur, es el disfraz del Señor Oscuro.
La eventualidad llevaría a la serie a ubicarlo en Lindon para final de temporada, cerca o en colaboración con Celebrimbor. A la vez, con relaciones favorables con Númenor. Lo cual convertiría a Halbrand en el centro de dos historias principales que deberían coexistir en un mismo espacio y escenario.
Las dudas sin respuesta de Los Anillos de Poder
Pero tanto la manipulación de Sauron a los hombres de Númenor — que ocasionó la destrucción de la Isla — como la forja del Anillo son sucesos dispares. No por origen — ambos meditan sobre el mal —, sino porque cambian la configuración del poder en la Tierra Media.
¿Los guionistas tienen la intención de que la caída del pueblo del oeste y la creación de los anillos trascurran al mismo tiempo? De ser así, el estrecho margen convertiría a Halbrand en una excusa para un recorrido acelerado por escenarios opuestos. ¿Con qué motivación? Todavía no está muy clara.
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Peor aún sería si la gran revelación es que Sauron no es ninguno de los personajes sospechosos. Eso convertiría a Los Anillos de Poder en un juego de adivinanzas sostenidas sobre indicios sin relevancia para la trama futura. Un error complicado, con una segunda temporada ahora mismo en marcha.
