El Nothing Phone (1) no es un móvil perfecto –ninguno lo es, en realidad–; sin embargo, se ha convertido en uno de mis smartphones favoritos del año. Es un proucto que encara este segmento del mercado desde un punto de vista diferente. Un punto de vista que, en cierta medida, estaba huérfano hasta ahora.
Planificar un teléfono que no es de alta gama consiste, sobre todo, en determinar dónde inviertes más esfuerzos. Es como crear tu propio personaje en el modo carrera de un videojuego. Tienes X puntos disponibles para invertir; ¿a qué habilidades o parámetros prefieres destinar una mayor cantidad?
El grueso de las marcas, por lo general, ponen el foco en los mismos aspectos: el procesador más potente posible, la velocidad de carga más alta, la batería más grande, etc. Una estrategia totalmente válida que, durante los últimos años, ha hecho posible decenas de teléfonos fantásticos. Y seguirá siendo así.
Nothing, sin embargo, se desmarca de esas fórmulas habituales con el Nothing Phone (1), su primer teléfono móvil. La idea de la marca británica es crear un producto distinto, que da más importancia a esas áreas que otras marcas de su segmento no trabajan tanto pero que muchos usuarios –entre los que me incluyo– sí valoran. Y, todo ello, además, siendo sensatos y coherentes con ciertas decisiones en torno al producto.
Es decir: el Nothing Phone (1) no es necesariamente superior a otros teléfonos de la competencia. De la misma forma que un Rolls Royce Phantom no es superior a un AMG-GT Black Series, pese a estar en una horquilla de precio parecida. Son productos diferentes que ponen el foco en parámetros distintos y que, eso sí, tienen un precio similar.
Si quieres la máxima potencia o la velocidad de carga más alta, por ejemplo, el Nothing Phone (1) no es lo que buscas. El Poco F4 GT o el Realme GT 2 probablemente sean opciones más acertadas en ese caso. No obstante, si buscas un planteamiento diferente, entonces este producto sí puede ser el adecuado para ti.
Oye, ¿qué móvil es este?
El Nothing Phone (1) marca la diferencia directamente desde el packaging. No es para nada revolucionario, obviamente, pero sí distinto. Lo que no cambia, eso sí, es lo que se incluye en la caja: teléfono, documentación y un cable USB-C a USB-C. Nada de adaptador de corriente, algo que sí incluyen otras marcas en este segmento de precio.
En la mano, el producto es un auténtico gusto. Y esta es una de las cosas en las que decía que Nothing marca la diferencia respecto a la competencia. La compañía ha cuidado mucho detalles como la simetría de los bordes que rodean la pantalla –algo que muchos móviles incluso de alta gama no siempre cuidan–, el tacto de los botones, la forma en la que se fusionan las láminas de cristal con los marcos de aluminio laterales… Numerosos detalles que no se aprecian en una imagen o en una hoja de especificaciones pero que, sumados, hacen que este teléfono transmita una sensación de refinamiento superior a productos de su misma gama –e incluso mejor que la de algunos productos más caros–.
Luego, por otra parte, tenemos el icónico diseño de su parte trasera, que tiene una doble función: ser atractiva y, además, llamar la atención. Lo primero es sin duda importante; pero, en el caso de una marca de nueva creación, lo segundo diría que es hasta vital. En un mercado maduro como el del smartphone, hacer que tu producto destaque a simple vista es tremendamente beneficioso para ganar tracción inicial. Y Nothing lo consigue.
Estoy convencido de que muchas personas, cuando vean este teléfono por primera vez en persona, no podrán evitar la pregunta: oye, ¿y este qué teléfono es? Un interés que irá a más cuando, al recibir una notificación o llamada, se enciendan los LEDs. Y si a eso le sumamos que vivimos en un mundo en el que los teléfonos –especialmente los de gama media o baja– se parecen muchísimo entre sí, es lógico que una propuesta tan radical como la del Nothing Phone (1) atraiga miradas.
Lograr ese icónico acabado de la parte trasera, eso sí, es mucho más complejo de lo que parece. No basta con poner una lámina de cristal transparente. De hecho, si cotejáis el interior de cualquier otro smartphone, os aseguro que no encontraréis un aspecto tan cuidado como el que deja entrever el Nothing Phone (1).
La marca británica no ha dejado nada al azar. Ha prestado atención a cada placa, tornillo o textura visible. También ha tenido que prescindir u ocultar cosas como los pegamentos que a menudo se usan para fijar componentes en el interior de los teléfonos. Y sí, todo esto hace más compleja la producción del teléfono –e incrementa los costes de fabricación–, pero el resultado, siendo sinceros, mola bastante.
La unidad que he podido probar, como se puede observar en las fotos, es en color negro. Me parece bastante atractiva, pero es cierto que todo el trabajo que Nothing ha hecho con la trasera transparente luciría más en el modelo blanco al ser más luminoso.
La interfaz Glyph, que es como Nothing ha bautizado a los LEDs de la parte posterior, es sin duda un añadido interesante, pero lo es más desde el punto de vista estético que desde el funcional. No digo que no sea útil ver el porcentaje de carga gracias a una línea de LEDs que se ilumina progresivamente o ser consciente de las nuevas notificaciones gracias a este sistema. Pero tampoco diría que tiene un impacto mayúsculo en la forma en la que usas el teléfono. Simplemente, mola. Y en situaciones concretas es una forma poco intrusiva de saber si te están llamando (incluso si el teléfono está en silencio), si has recibido alguna notificación nueva o conocer el estado de carga de la batería (agitando sutilmente el teléfono sobre la mesa –siempre que el cargador esté conectado–).
La experiencia más allá de los números
Cuando se dió a conocer que el Nothing Phone (1) tendría un Snapdragon 778G+ en lugar de algún chip de la serie 8 de Qualcomm, muchos quedaron decepcionados. Y lo entiendo perfectamente. Diversos de los teléfonos con los que compite este Nothing montan procesadores más avanzados.
Sin embargo, debemos recordar lo que mencionaba al inicio de este artículo: Nothing quiere poner sobre la mesa un planteamiento diferente. Este teléfono no busca copar las pruebas de rendimiento o lograr el mayor número de FPS al ejecutar videojuegos exigentes. Para eso, las propuestas de Xiaomi o Realme son las más adecuadas.
Lo que la marca británica ha hecho con este teléfono es dar un paso atrás en procesador para poder ir más allá en otros aspectos que otras marcas dejan de lado o no cubren tan bien. Por ejemplo:
- Tenemos un sensor de huellas dactilares bajo la pantalla que ofrece una buena experiencia de uso, mientras que muchos teléfonos de esta misma gama tienen lectores en el botón lateral.
- El Nothing Phone (1) no solo es compatible con carga inalámbrica, también con carga inversa, por lo que puedes cargar otros dispositivos como unos auriculares con tan solo colocarlos sobre la parte trasera del móvil. Nuevamente, funciones poco habituales en productos de este precio.
- Tenemos dos sensores fotográficos –de los que hablaré más en detalle más adelante– superiores a los de otros productos en su gama de precio.
- Y, por último, un diseño claramente superior tanto en refinamiento como en originalidad y complejidad de producción.
Personalmente, agradezco ese intercambio de prioridades. Tener carga inalámbrica, un lector de huellas bajo la pantalla, un diseño más refinado o unos sensores fotográficos superiores es, para mí, más valioso que un chip de la serie 8. Pero, nuevamente, esto no es necesariamente lo mejor para todo el mundo. El Nothing Phone (1) es, simplemente, una ecuación diferente a la habitual en el sector. Si es la más adecuada o no dependerá de las prioridades de cada persona.
Dicho esto: ¿cómo rinde el Nothing Phone (1)? Pues es cierto que tanto en pruebas sintéticas como al ejecutar ciertos videojuegos exigentes, el teléfono produce resultados inferiores a los que obtendrías con otros teléfonos de la competencia. Da la talla sin problemas, pero no brilla como otros sí hacen.
No obstante, entiendo que si te decantas por el Nothing Phone (1) frente a productos de la competencia es porque el gaming no es lo principal para ti. Lo que de verdad te importa es que el teléfono funcione rápido, que el software sea ágil y que la experiencia de uso en el día a día sea satisfactoria. Y aquí, querido lector, tengo noticias excelentes. El teléfono funciona con una gran soltura.
El procesador seleccionado por Nothing, combinado con los 120 Hz de su pantalla y las diversas optimizaciones de software que la compañía ha llevado a cabo hacen que este teléfono entregue una experiencia fantástica. El regusto, en general, me recuerda muchísimo al que dejaban los productos de OnePlus. Y eso, teniendo en cuenta el historial de dicha marca, es algo claramente positivo.
En lo que respecta al software, Nothing ha optado por la vía más fácil en este sentido: optar por una versión prácticamente limpia de Android. Una decisión que, en realidad, es todo un acierto. El sistema no tiene bloatware ni servicios duplicados; las aplicaciones preinstaladas, salvo la de cámara, son de Google o las nativas del sistema –por lo que las interfaces casan a la perfección entre sí–; y los únicos cambios implementados por Nothing, aparte de su característica tipografía, son detalles pequeños que, en realidad, resultan útiles y están bien pensados.
La marca, además, ha optimizado bastante bien el funcionamiento del software, logrando una experiencia realmente satisfactoria en todo momento. En ningún momento he echado en falta velocidad, agilidad o fluidez. Todo lo contrario.
Esta sencillez a la hora de encarar el software, además de ser un acierto desde el punto de vista funcional y visual, también lo es desde el punto de vista estratégico. Desarrollar aplicaciones propias o capas de personalización requiere de un esfuerzo que no siempre se traduce en una mejor experiencia. Es mejor destinar esos recursos a optimizar el producto en sí. Además, esta simpleza del software también facilita la llegada de actualizaciones de software en el futuro.
La combinación del software y los componentes seleccionados por Nothing también tiene un impacto positivo en la autonomía de este dispositivo, que es francamente buena. Los 4.500 mAh dan mucho de sí. Incluso si usas el teléfono activamente. Esto, en parte, es gracias a la eficiencia del Snapdragon 778G+, que, desde el punto de vista energético, hace un mejor trabajo que muchos chips de la serie 8.
Y hablando de la batería: este teléfono se puede recargar inalámbricamente a un máximo de 15 W o alámbricamente a un máximo de 33 W. No es la carga más rápida, pero, al menos, se basa en el estándar USB PD –por lo que cualquier cargador que supere esa potencia te sirve–. Por tener una referencia: puedes pasar de 0 a 50% en alrededor de 30 minutos, lo cual no es brillante, pero sí suficiente.
En lo que respecta a las cámaras, el Nothing Phone (1) vuelve a probar que los números no lo dicen todo sobre la experiencia de uso de un producto. Por el precio de este teléfono podemos encontrar móviles con más megapíxeles o más cámaras –aunque muchas de ellas realmente sirven para poco, como las macro de escasa resolución–. Pero la marca británica, en lugar de dejarse llevar por esa tendencia, ha optado por un camino bastante sensato.
En el Nothing Phone (1) encontramos únicamente dos cámaras en la parte posterior. La principal, con algo menos de resolución que las de algunos rivales (que llegan a los 64 megapíxeles o incluso 108) pero con un sensor IMX 766 mucho mejor que los de la competencia en términos de captación de luz, ruido, etc. Por otra parte, tenemos un gran angular con un sensor de 50 megapíxeles firmado por Samsung que, además, puede actuar como cámara macro gracias a un modo dedicado.
La conclusión con ambas cámaras es bastante simple de enunciar: están entre las mejores cámaras que vas a encontrar en estos momentos en su rango de precio. ¿Son perfectas? Obviamente no. Me sorprendería que lo fueran, de hecho. Si comparas con teléfonos de alta gama como el iPhone 13 Pro, es posible detectar ciertas diferencias en el manejo de las luces, el tratamiento del detalle, la gestión del ruido, etc. Pero hablamos de un móvil con un precio de salida inferior a 500 euros. Teniendo eso en cuenta, el desempeño es, sin duda, sobresaliente. Apostar por sensores superiores a lo habitual en este segmento y acompañarlos de un procesado natural le sienta de maravilla.
¿Y cómo de buena es la pantalla? Pues la experiencia en general es buena teniendo en cuenta el segmento al que pertenece este móvil. Está a la altura en tecnología (OLED), tasa de refresco (120 Hz, aunque debemos matizar que no es LTPO), calibración de color, resolución (Full HD+)... Lo único que sí podría ser un poco mejor es el brillo. La pantalla alcanza 500 nits de brillo típico, pero el teléfono tiene un modo que eleva esa cifra hasta 1200 nits cuando las condiciones de luz lo requieren para mejorar la visibilidad. No son malas cifras, pero algunos productos rivales están un pasito por delante en este parámetro. Y, aunque no creo que sea un factor determinante en la compra de este producto, sí es algo que Nothing debería evolucionar en futuras versiones.
¿Merece la pena el Nothing Phone (1)?
Nothing ha hecho con el Phone (1) un ejercicio de diferenciación fantástico. Ha puesto sobre la mesa un producto con una filosofía distinta a lo que están haciendo otras marcas. En lugar de volcarse en lograr los números más altos, la marca se ha centrado en, dentro de su gama, crear un producto equilibrado que entregue una gran experiencia de uso y cubra ese segmento del mercado que otras marcas tienen abandonado. Un segmento en el que se encuentran esos clientes que no buscan el procesador más potente o la velocidad de carga más alta pero sí valoran un diseño refinado, una gran experiencia fotográfica o un software cuidado.
Nothing Phone (1)
8 GB RAM + 128 GB, Glyph Interface, cámara Doble de 50 MP, Nothing OS, Pantalla OLED de 6,55” y 120 Hz, Negro.
La marca, además, ha tenido bastante sentido común en algunas decisiones, como la de no montar cámaras innecesarias de calidad cuestionable solo con fines marketinianos. Y todo ese cóctel lo ha aderezado con una parte trasera indudablemente llamativa y una campaña de hype previa al lanzamiento que les ha dado muchísima visibilidad.
El Nothing Phone (1), por lo tanto, no es un teléfono perfecto apto para todos, pero sí es el producto perfecto para muchos. Y, personalmente, no tengo dudas de que es uno de mis productos favoritos del 2022.