El revival de The X-Files, la mítica serie creada por Chris Carter (desde 1993) sobre las investigaciones paranormales de los icónicos agentes Fox Mulder y Dana Scully, a los que encarnan David Duchovny y Gillian Anderson, constituye una de las mayores decepciones que no pocos cinéfilos podemos recordar de los últimos años. Debido a problemas que ya arrastraba en su etapa anterior, de todos modos, pero tristemente agravados por varias razones críticas para su futuro.
Tal vez, las temporadas centrales de esta ficción maravillosa sean las mejores, de la cuarta a la séptima, con capítulos previos francamente apoteósicos como “Beyond the Sea” (1x13), “One Breath” (2x08) o “Clyde Bruckman’s Final Repose” (3x04), entre otros muy notables también. A partir de “First Person Shooter” (7x13) y, en especial, “Fight Club” (7x20), empezaron a verse signos de desgaste. Y, tras “Without” (8x02), no hay ningún capítulo grandioso de veras.
Después de los eventos importantísimos de tres entregas dobles, “Christmas Carol” (5x06) y “Emily” (5x07), “Two Fathers” (6x11) y “One Son” (6x12) y, por supuesto, “Sein und Zeit” (7x10) y “Closure” (7x11), con uno de esos momentazos televisivos que se atesoran en la memoria emocional de cualquier espectador que ama el cine con locura, el argumento sobre la conspiración alienígena de The X-Files se desvió hacia tres nuevos hilos narrativos para alargarla, el pecado capital de Chris Carter.
‘The X-Files’, una gloria televisiva alargada hasta lo enojoso
Descubrimos lo que había pasado con el primer embarazo misterioso de Dana Scully, los detalles del apocalíptico complot gubernamental y, por fin, lo que le había sucedido a Samantha Mulder. Con una narración ingeniosa y sorprendente y un mimo audiovisual que no se puede poner en duda. Y luego vinieron el estado de Fox Mulder desde “Biogenesis” (6x22), la segunda concepción de la agente pelirroja, conocida en “Requiem” (7x22), y los supersoldados a partir de “DeadAlive” (8x15).
Es decir, a los enigmas fundamentales que The X-Files había desarrollado desde el inicio les dieron un feliz cierre, y los otros tres agregados se justifican porque había que explicar qué pasaba ahora con los propósitos de los extraterrestres invasores y cómo van a pararles los pies. La primera película, Enfréntate al futuro (1998) fue un gozo muy relevante que ahondaba en la conspiración, pero la segunda, I Want to Believe (2008), nos trajo un incomprensible monstruo de la semana.
Porque Chris Carter perdió con ello la oportunidad de ofrecer por fin una culminación decente a las aventuras del Fox Mulder y la Dana Scully de David Duchovny y Gillian Anderson. Y luego llegó el disparate del revival en 2016, echando por tierra nuestras esperanzas de que el cineasta estadounidense aprovechase los seis condenados episodios de la décima temporada, que la Fox le habían concedido, para colocarle el punto final a nuestra adorada The X-Files.
Los despropósitos de Chris Carter en el ‘revival’ de 2016
Quizá no fuese adecuado que desperdicien el segundo largometraje y no concluir la historia con él, pero al menos lo utilizaron para analizar lo que sentían los dos personajes principales acerca del pequeño William y su lucha juntos para poder avanzar. Pero lo de las dos últimas temporadas no tiene nombre. Y no solo porque los catorce años transcurridos entre “The Truth” (9x19-20) y “My Struggle” (10x01) han hecho perder al equipo la dinámica creativa establecida.
Para peor, obviamente. Así, el nivel de los capítulos resulta muy irregular y ninguno se aproxima al de los más destacados de la otra etapa de The X-Files. Pero lo inaudito es que Chris Carter decidió descolgarse con otra versión sobre lo que traman los conspiradores y el papel de los hombrecillos verdes, lo que encabrona tras los volantazos de “Gethsemane” (4x24) y “Redux” (5x01-2) y no guarda coherencia alguna con las impresionantes revelaciones de “Two Fathers” y “One Son”.
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Además, envileció a la Mónica Reyes de Annabeth Gish, no hizo alusión alguna al John Doggett de Robert Patrick y convirtió al William de Miles Robbins en alguien brutal, cuando había sutileza en sus poderes infantiles como en los que posee el Gibson Praise de Jeff Gulka desde “The End” (5x20) o el propio Fox Mulder en “The Sixth Extinction” (7x01) y “The Sixth Extinction II: Amor Fati” (7x02). Y nos descerrajó un giro insólito y de mal gusto que reventaba la intriga hermosa de la paternidad del protagonista.
Gillian Anderson, la pieza fundamental para la temporada doce
Uno de los grandes escollos para que exista una duodécima temporada de The X-Files con la que, por lo que más quiera Chris Carter, terminen las andanzas sobrenaturales de sus icónicos agentes de una vez por todas lo encontramos en Gillian Anderson, que aseguraba en una conferencia de prensa con la Asociación de Críticos de Televisión en enero de 2018 que no volvería a meterse en la piel de nuestra querida Dana Scully. Y se mostraba la mar de contundente sobre el asunto.
“Esto es todo para mí. Hablo en serio”, dijo. “Tengo mucho respeto por estos muchachos, por Scully y por David [Duchovny], y es muy triste, pero he acabado y eso es todo”. Porque “hay muchas cosas que quiere hacer en su vida y en su carrera” y, aunque “ha sido una oportunidad y un personaje extraordinarios” y “está muy agradecida”, no se halla dispuesta a atarse “meses y meses para hacer cualquier cosa en particular que sienta que ya ha hecho”. Pero se callaba algo.
Precisamente, lo incómodo que le había resultado ese giro explosivo. “Terminó con una nota muy desafortunada”, declaró el pasado mes de abril a Variety. “Para siquiera comenzar a tener esa conversación [sobre que intervenga en otra temporada], tendría que haber un grupo completamente nuevo de escritores y tendría que cederse la batuta para que se sintiera como algo nuevo y progresivo”. Muy ambiciosa, pero quizá se contentaría con que arreglen el desaguisado y zanjen The X-Files.
Una reivindicación legítima sobre Dana Scully
Es comprensible que, para Gillian Anderson, reparar el daño de lo que afirma el Fumador de Cigarrillos, con el rostro de William B. Davis, en los últimos compases de “My Struggle IV” (11x10) sobre el segundo hijo de Dana Scully no pueda discutirse. El viaje personal de esta incluye un embarazo durante su abducción entre “Ascension” (2x06) y “One Breath”, un cáncer agresivo y esterilidad a causa de ello, la tragedia de Emily, la alegría de una maternidad imposible y el dolor por desprenderse de ella en “William” (9x16).
Es decir, se trata de un asunto de una relevancia enorme para su personaje, elaborado largamente en The X-Files con una honrosa delicadeza que Chris Carter ha querido dinamitar sin ningún sentido. Pero, para mayor escarnio, el debut de la actriz estadounidense tras las cámaras fue con el episodio en que presumimos que su agente escéptica quedó encinta de nuevo, “All Things” (7x17), cuyo guion escribió. Y el último viraje destroza también la bonita clausura de “Existence” (8x21).
La manera en que hilaron a partir de “Biogenesis” de dónde procede aquel individuo de genética poderosa que, según una profecía, podría salvarnos de la invasión extraterrestre cuadra a la perfección con el relato primoroso que involucra a Fox Mulder, Dana Scully y su segundo hijo. Y, pese a que el giro indignante con el que liquidan la temporada once, no parece absurdo a la luz de “The Sixth Extinction II: Amor Fati” y “En Ami” (7x15), tampoco es de recibo.
Un final digno para ‘The X-Files’
Con Gillian Anderson entreabriendo la puerta que había cerrado para retomar a Dana Scully, la posibilidad de darle un final verdadero y digno a The X-Files está ahí fuera. David Duchovny no se opondría: “He intentado despedirme de Fox Mulder muchas veces y he fallado”, admitió en 2018. “Hicieron un programa sin mí [durante casi toda la temporada ocho]. «Entonces, ¿qué te parece eso?». Estoy bien de cualquier manera. Estoy bien con que esto [“My Struggle IV”] sea el final, estoy bien con que no lo sea”.
Por su parte, Chris Carter comentó lo siguiente a The Conspiracy Podcast en octubre de 2020: “Las historias de [Walter] Skinner, Mulder, Scully y William aún no se han resuelto. Lo siento, no pude hacerlo eso. Siendo que Gillian ha decidido seguir adelante con su carrera, ciertamente no podríamos volver a hacer [lo de] Mulder y Scully. Pero eso no quiere decir que no haya otra manera de hacer The X-Files. Y ahora mismo creo que el futuro no está escrito”.
Se refiere a la serie cómica de animación en la que trabaja como productor ejecutivo, con nuevos personajes de protagonistas y ambientada en Albuquerque. Una propuesta que nos importa un pimiento. Porque, si se continúa con estas peripecias paranormales, lo que deseamos es un fin decoroso para la serie original; y que se cumplan las reivindicaciones de Gillian Anderson. El temor de que Chris Carter la pifie todavía más no podemos ignorarlo, pero uno anhela que le quiten este mal sabor de boca.