Un hombre de 72 años de Ohio se presentó un día en urgencias aquejado de cara hinchada, dificultad para respirar y algo muy peculiar: un escroto silbante. O dicho de otro modo: que le sonaban los testículos. Sí, por raro que parezca, de la envoltura que cubre sus testículos salía aire hasta el punto de generar un pequeño silbido. Lógicamente, para el paciente era algo extrañísimo, pero los sanitarios no tardaron en diagnosticar lo que le ocurría como un neumoescroto.

No es una patología especialmente común, pero sí que es cierto que hay bastantes casos descritos en la literatura científica. Eso sí, generalmente se trata solo de la acumulación de aire, no necesariamente de su liberación sibilante. Suele deberse a traumatismos en la zona testicular, aunque en su caso no recordaba haber tenido ninguno. Pero sí que se había sometido a una operación para tratar una epididimitis. Es decir, una inflamación del tubo que une los testículos y los conductos deferentes, que a su vez van a derivar en los tubos eyaculadores. 

Según relatan los científicos que le trataron en un estudio publicado en American Journal of Case Reports, en dicha intervención se le realizó una incisión en el escroto y un drenaje. Todo salió bien, aparentemente, pero poco después se vio en el hospital con un neumoescroto silbante, así como otras patologías derivadas de la acumulación de aire en el tórax.

Mucho más que un escroto silbante

Las pruebas realizadas al paciente mostraron mucho más que el escroto silbante. También tenía un neumotórax bilateral, neumomediastino y enfisema subcutáneo. Lo primero consiste en la acumulación de aire en una cavidad entre los pulmones y el tórax conocida como cavidad pleural. Lo segundo se debe también a una acumulación del aire, esta vez en una cavidad ubicada entre los dos pulmones. Y, finalmente, el enfisema subcutáneo consiste en la penetración de aire en los tejidos ubicados bajo la piel. 

No es raro que un neumoescroto vaya acompañado de problemas de acumulación de aire en la caja torácica. Por ejemplo, en 2011 se describió el caso de un hombre que desarrolló uno después de una traqueostomía. Tras la intervención, se le diagnosticó un enfisema subcutáneo y este acabó provocando el neumoescroto. Por lo tanto, generalmente la filtración de aire acaba propiciando que este se acumule en torno a los testículos. Pero en el caso de este paciente, precisamente por tener una incisión previa, el aire salió poco a poco en vez de acumularse.

Ahora bien, ¿fue esto positivo? No se sabe, según han explicado los autores del estudio. “Nunca se sabrá si el escape de aire atenuó la presentación del paciente y condujo a un resultado más favorable”.

Por suerte, pudo tratarse

El paciente fue tratado con tubos con los que se drenó el exceso de aire del pecho. Esto alivió también el del escroto. No obstante, tuvo que someterse a una nueva intervención para devolverlo a la normalidad. Y lo peor es que en el futuro podría terminar requiriendo la extirpación de los testículos. Aunque todo dependerá de su evolución. 

De momento, lo más grave ha pasado y ha podido ser dado de alta.  Sin embargo, lo más probable es que nunca olvide cómo la que parecía una intervención muy simple acabó dando lugar a uno de esos casos médicos que ocurren a muy pocas personas en la historia.

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