Tras esa serie tan recomendable que es Hierro (2019-2021), los guionistas Pepe Coira y Fran Araújo vuelven a Movistar Plus con otro misterio criminal en una localidad pequeña, a lo Broadchurch (2013-2017), con Rapa (desde 2022). Pero se van a la otra punta del país, de las Islas Canarias a Galicia. Y repiten la fórmula de colocar a dos personajes distintos ante las indagaciones, un profesor de literatura y una guardia civil, los Tomás y Maite encarnados por Javier Cámara y Mónica López.
Su concepto no es a lo Agatha Christie, con la que la identidad del asesino siempre supone una sorpresa, sino que se aproxima en cierta forma a la dinámica de Patricia Highsmith o de Colombo (1971-2003) y, por otro lado, lo que importa es descubrir las razones de la conducta homicida. Ofreciendo, de paso, un fresco social en el que las motivaciones contrapuestas conducen a una mayor complejidad dramática. Y logra atraparnos lo suficiente para que deseemos obtener respuestas.
Los remates de cada episodio con una revelación o un giro y, por lo tanto, un anzuelo se aseguran de que no queramos apearnos del tren de Rapa en último término. Así mismo, desde sus primeros compases, el mimo audiovisual que se gastan resulta difícil de discutir, con sugerentes primeros planos y de detalle, la banda sonora atmosférica de Xavi Font y el montaje primoroso a ocho manos que incluye composiciones a cámara lenta casi hipnóticas en momentos álgidos.
Menos carisma, los mismos buenos modales audiovisuales
Es ejemplar en sus modales narrativos; capta nuestra atención sin manipularnos. Pero el conjunto no consigue la brillantez de Hierro. En parte, por la menor elocuencia de sus diálogos y, además, porque el carisma de los dos personajes protagónicos, el Tomás de Javier Cámara y la Maite de Mónica López, se muestra inferior a los del Antonio Díaz de Darío Grandinetti y la Candela Montes de ídem Peña en el thriller canario. Por la escritura de Pepe Coira y Fran Araújo, se diría.
Se agradece su presencia más allá de toda duda, al margen del reclamo por la fama del primero desde la serie Siete vidas (1999-2006). Como la de la imponente Berta Ojea, nacida en La Coruña. Y algún viraje, henchido de una casualidad caprichosa pero del todo verosímil, nos recuerda el impresionante final de El juramento, segunda adaptación de la novela homónima de Friedrich Dürrenmatt, realizada por el actor Sean Penn (2001), tras el filme El cebo, de Ladislao Vajda (1958).
Los directores Jorge Coira y Elena Trapé se han encargado de tres episodios cada uno. Él es, además, responsable de películas como Dieciocho comidas (2010) y Código Emperador (2022), y ella, de Blog (2010) y Las distancias (2018); el uno ha realizado otros capítulos de Sé quién eres (2017), por ejemplo, y la otra, de HIT (desde 2020). Y ambos componen varios montajes paralelos con intensidad dramática y cierres en alto para que continuemos con Javier Cámara y Mónica López.
‘Rapa’ no nos maravilla, pero logra nuestro respeto
No obstante, mediada Rapa, nos parece que su principal problema es que, a partir de determinados indicios, le da a uno la sensación de que ya se huele las causas del asesinato y los personajes a los que les incumben. Y, si bien es así lo segundo, luego se da cuenta de que se ha pasado de listo. Pero, tal vez, no se trate de algo que perjudique. En lugar de sorprender solo al espectador, le atiza en su orgullo, una experiencia muy diferente a lo que estamos acostumbrados en la narrativa.
Lo que sí fuerza un poco los goznes de la credibilidad son ciertas dificultades de comunicación entre los protagonistas, a la manera del episodio “Colony” (2x16) de The X-Files (desde 1993) y con la misma intención: generar peligro e inquietud. Pero, en el conjunto tan decente de la ficción de Pepe Coira y Fran Araújo, no afecta mucho; y el juego del gato y el ratón en el que se convierte al final, con todo, nos satisface y nos recuerda que esmerarse así, sin deslumbrar, basta obtenernuestro respeto.