Honda y Sony han anunciado un acuerdo estratégico por el cual se constituirá una nueva empresa conjunta enfocada en el desarrollo y la comercialización de coches eléctricos, así como en la creación de "servicios de movilidad". El objetivo, según indican en el comunicado, es constituir la empresa este año y lanzar el primer coche eléctrico fruto de la alianza en 2025.

Más allá de lo expuesto, los detalles sobre esta alianza entre Honda y Sony son por el momento escasos. El documento, de hecho, es una simple declaración de intenciones. "Las dos empresas han firmado un memorando de entendimiento que describe su intención de establecer una empresa conjunta ("Nueva empresa") a través de la cual planean participar en el desarrollo conjunto y las ventas de coches eléctricos (EV)", señala el comunicado.

En la alianza, la división de tareas parece, a grandes rasgos, evidente. Honda, como histórico fabricante de automóviles, aportará todo el conocimiento acumulado tanto en el desarrollo como el servicio posventa. Sony, como empresa tecnológica que es, se encargará de todo lo relacionado con sensores, telecomunicaciones, sistemas de entretenimiento, etc. Esta es un área que, dada la revolución que está sufriendo la industria, cada vez tiene más peso en el producto final.

En el comunicado, ambas compañías aclaran que la nueva empresa planeará, diseñará, desarrollará y venderá los coches eléctricos, pero no poseerá ni gestionará la operativa de las factorías. Será Honda quien ponga al servicio de la nueva joint venture sus plantas de ensamblaje para dar a luz a los nuevos vehículos.

Sony Vision S

Sony llevaba tiempo coqueteando con los coches eléctricos

Que Sony decida adentrarse en esta alianza con Honda no es ninguna sorpresa. La empresa tecnológica llevaba varios años coqueteando con el sector de la automoción, cuya transición hacia las unidades de potencia eléctricas, sumado al reto de la conducción autónoma y a la necesidad de adaptación de los gigantes del sector, ha abierto la puerta a nuevas empresas.

En el CES 2021, Sony sorprendió a todos con la presentación del Vision-S EV, un prototipo de coche eléctrico. En aquel momento, la compañía argumentó que se trataba de un producto con el que exponer sus tecnologías en el campo de la automoción.

Un año más tarde, en el CES 2022, la empresa ahondó en el sector de la automoción con el anuncio de la división Sony Mobility, centrada en coches eléctricos y soluciones de movilidad. En el mismo evento, además, mostró un segundo prototipo, el Vision-S 02. "Estamos explorando el lanzamiento comercial de coches eléctricos de Sony", aseguró Kenichiro Yoshida, presidente y CEO de la compañía.

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Las marcas tradicionales como Honda necesitan un impulso tecnológico

La revolución del coche eléctrico, la conducción autónoma y las nuevas soluciones de movilidad ha pillado por sorpresa a gran parte del sector del automóvil, que no ha reaccionado todo lo rápido que quizá debería.

Las empresas tradicionales como Honda no solo tienen que adaptar sus vehículos a las unidades de potencia eléctricas; también tienen el reto de dar un notable paso hacia delante en campos como el software o la conectividad. No es sorpresa, por lo tanto, que se produzcan acuerdos como el de Ford o Renault con Google, que incorporarán Android Automotive en sus coches; o el de Honda con Sony, empresa de raíces tecnológicas que puede aportar mucho en esta revolución.

Las marcas tradicionales del sector, además, tienen que enfrentarse a nueva competencia. Empresas que desde sus inicios centraron sus esfuerzos en coches eléctricos –como Rivian o Tesla– y, por consiguiente, tienen ventajas en ciertos aspectos. Estas compañías, además, no tienen que lidiar con el lastre que supone la transformación de un gigante a una nueva era –modificar organigramas, cambiar por completo la visión de la compañía, adaptar tus infraestructuras, etc.–.

En paralelo, muchas empresas tecnológicas –como Xiaomi o Huawei– han visto esta transformación del sector del automóvil como una oportunidad para formar parte de él. Por lo tanto, las empresas tradicionales no solo tendrán que afrontar sus propios retos; también han de prepararse para una competencia intensa en los próximos años, tanto por parte de viejos conocidos como de nuevas caras.

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