Los casi $70 mil millones que Microsoft pondrá sobre la mesa para comprarlos no son suficientes para terminar con los problemas de Activision Blizzard. La reconocida editora de videojuegos arrastra graves inconvenientes, especialmente en el área de Recursos Humanos, que ni siquiera la adquisición por parte de los de Redmond es capaz de maquillar.

En su más reciente reporte anual presentado ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC), la empresa dirigida por Bobby Kotick reconoció que no puede evitar la sangría de empleados, y que tampoco logra captar la atención de nuevos trabajadores. Y planteó una afirmación muy preocupante de cara al futuro: "Si no atraemos, retenemos y motivamos al personal calificado, no podremos llevar a cabo nuestro negocio de manera efectiva".

Queda claro que las denuncias por acoso sexual, discriminación y una cultura de trabajo tóxica han hecho mella en Activision Blizzard. La compañía considera que el escrutinio público al ha quedado expuesta es un factor clave en esta situación.

Hemos observado escasez de mano de obra, aumento de la competencia por el talento y aumento del desgaste. Estamos experimentando una mayor dificultad para atraer y retener personal calificado. Por ejemplo, observamos una tasa de rotación significativamente más alta de nuestra función de Recursos Humanos en 2021. Además, se puede esperar que los litigios recientes que involucran a la compañía en relación con el lugar de trabajo y las preocupaciones de los empleados, [...] y la atención mediática relacionada, tengan un efecto adverso en nuestra capacidad para atraer y retener empleados, y han resultado en paros laborales. Si no podemos atraer personal calificado adicional o retener y utilizar los servicios de personal clave, podemos esperar que esto afecte negativamente nuestro negocio.

Activision Blizzard

Activision Blizzard sufre las consecuencias del escándalo

Bobby Kotick, Activision Blizzard
Bobby Kotick, CEO de Activision Blizzard

Esta es la primera vez desde que se desató el escándalo que Activision Blizzard habla abiertamente sobre él y reconoce su impacto sobre la compañía. Sin dudas esto también plantea un desafío extra para Microsoft cuando tome control sobre la empresa. Si bien los de Redmond han prometido no dar vuelta la cara ante las graves denuncias de acoso y demás inconductas registradas en el estudio, deberán refrendarlo con actos.

La gran pregunta aquí es si esta situación servirá también como el envión final para darle la despedida a Bobby Kotick como CEO y cambiar la imagen que hoy proyecta Activision Blizzard. Poco tiempo atrás, Brad Smith, vicepresidente de Microsoft, reconoció que no descartan cambiar algunos ejecutivos cuando la empresa quede bajo su ala, y que ya están evaluando de cerca a quienes ocupan cargos directivos en la actualidad.

Recordemos que los de Redmond comenzaron a negociar la compra de Activision Blizzard apenas un par de días después de que se desatara el más reciente escándalo. Una vez que la transacción se complete, Microsoft tomará el control sobre los 9,800 trabajadores que hoy se desempeñan en la firma con sede en Santa Mónica, California.

Microsoft deberá apuntar a diversificar los ingresos de la empresa

Activision Blizzard, Bobby Kotick

Además de reconocer el efecto del escándalo por las denuncias de acoso, hay otros datos muy interesantes en el reporte de Activision Blizzard. Si bien la empresa cuenta con un listado de propiedad intelectual muy amplio, sus principales ingresos provienen de un puñado de franquicias.

Según el documento, el 82% de los ingresos de la empresa en 2021 se generaron a través de Call of Duty, Warcraft y Candy Crush. Y esa consolidación es más evidente cada año; tengamos en cuenta que las mismas sagas habían representado el 72 y 79 por ciento de los ingresos de 2019 y 2020, respectivamente. Del resto de las franquicias, ninguna generó siquiera el 10% de sus ingresos netos.

Queda claro que Microsoft no solo tendrá que trabajar para generar una nueva confianza sobre Activision Blizzard en el mercado laboral. También deberá establecer una estrategia que le permita diversificar la entrada de dinero con una apuesta más fuerte por otros títulos; lógicamente, sin perjudicar el potencial y la popularidad de sus juegos más importantes.