Durante buena parte de la segunda temporada, Euphoria dedicó tiempo y espacio narrativo a reflexionar sobre el amor. El obsesivo y erótico entre Cassie y Nate Jacobs o el platónico entre Lexi y Fezco. Pero ha hecho especial hincapié en la profunda y casi ideal historia de amor entre sus dos personajes principales: Rue y Jules. Ellas fueron durante la primera temporada el epítome del amor atormentado y lleno de altibajos. Después de dos episodios especiales en que ambas narraron su versión sobre una relación tormentosa y pasional, la segunda temporada llevó este concepto a un nuevo nivel.
No solo mostró la esperada reconciliación entre ambas. También el recorrido de la relación en medio de la oscuridad de la recaída de Rue y las preguntas existenciales de Jules. Con el transcurrir de los capítulos, se hizo obvio que la relación entre los personajes se convertía en un punto de inflexión y de mayor reflexión. Rue y Jules, en toda su gloria trágica de amantes destinadas a la separación, simbolizaron el espacio más frágil de Euphoria. El más elaborado, el que se hacía preguntas de mayor interés sobre el futuro. Específicamente, la exploración sobre el mundo adolescente desde su lado más emocional e íntimo.
Por eso sorprendió que para su capítulo final, el guion se desestructurara del hilo narrativo, tomando en una dirección completamente nueva. Mostró que la relación entre los personajes terminó de forma definitiva y que fue menos sustancial de la que podría esperarse. Incluso, de cómo la serie la había planteado hasta entonces. ¿Se trata de una visión de la nueva madurez de Rue? ¿O solo es otra de las inconsistencias de una historia incapaz de sostener su propios conflictos?
El amor y el desconcierto en 'Euphoria'
La sempiterna voz en off de Rue en Euphoria lo dejó claro en más de una ocasión. Su amor por Jules fue una sacudida definitiva a su forma de comprender el mundo. También en la manera en la que asimiló sus propios dolores y preocupaciones existenciales. Uno de los puntos más desconcertantes de la relación entre Rue y Jules siempre fue la pasión comprendida el centro de todas las acciones.
En una de las escenas de Euphoria, el personaje interpretado por Zendaya relataba su amor casi instantáneo por Jules. “Me enamoré de ella nada más verla y desde entonces, temí perderla”.
De hecho, la relación entre Rue y Jules sostuvo una primera temporada sorprendente y dos capítulos especiales conmovedores. En especial, el que mostró el mundo interior de Jules y dejó claro que el amor entre ambas era más que una idea romántica. Era una forma de definir la personalidad de los personajes, de sublimar y llevar a espacios oscuros su comportamiento. Se trató de un recorrido visceral, potente y elocuente que convirtió a la pareja en un símbolo de la fragilidad de Euphoria. La historia pasó de la convicción de que la adolescencia es un terreno incierto y preciado a la difícil comprensión de la madurez.
Para su segunda temporada, el concepto llegó a otro nivel. Después de la reconciliación entre los personajes, la relación de Rue y Jules se convirtió en un espacio doloroso y cada vez más contaminado por la adicción de la primera. Pero, a pesar de eso, el argumento perdió la oportunidad de analizar la dureza de una situación semejante a través de su punto más volátil.
De hecho, el personaje de Jules terminó por casi desaparecer de la trama y convertirse en una sombra de Rue. En los últimos episodios de la segunda temporada, Jules era un mero requerimiento para comprender el sentido de la realidad de Rue. En el último capítulo, un rostro entre la multitud.
Y, al final, un adiós sin sentido
Pero lo más desconcertante llegó para las últimas escenas del final de temporada. Luego de presenciar su vida como parte de la obra de Lexi Howard, Rue pareció encontrar algo de luz en medio de su caída en la oscuridad. Aunque este punto no fue resuelto ni analizado desde punto argumental alguno. De hecho, la recuperación de Rue se convirtió en una incógnita. ¿Se encontraba el personaje lo suficientemente recuperado para asistir a la obra? ¿Qué ocurrió después de su espantosa crisis y de su reclusión en la casa familiar? El guion perdió interés en profundizar en el personaje y terminó por mostrarle como parte del grupo del estupefacto público de Oklahoma.
Es en ese momento cuando llega la esperada resolución. Después de dedicarle miradas furtivas y preocupadas, Jules se acerca a Rue e insiste en que aún la ama. El personaje de Zendaya aguarda, la mira y, por último, la besa con afecto. Después abandona el teatro mientras reflexiona que Jules “fue su primer amor”, lo que de manera directa deja claro que la relación terminó. No obstante, la frase más desconcertante viene después. “O creo que fue así, estuve drogada la mayor parte del tiempo que estuve con ella”.
Con un solo giro de guion, la serie desvirtuó una línea argumental construida a través de todos sus episodios anteriores. Lo más desconcertante es que la trivializa hasta dejar claro que todo lo anterior fueron devaneos de Rue en medio de sus adicciones. A pesar de que la conclusión es que se muestra que el personaje maduró y que dio un paso en una dirección distinta, el recurso resulta torpe. El violento desamor de Rue (alimentado por su recuperación), podría comprenderse como un tránsito hacia lugares nuevos. Ahora bien, lo realmente complicado es justificar su simplificación de una relación que fue el motor de la serie.
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Error de argumento, giro inesperado o sólo conclusión apresurada, una cosa es cierta. Rue y Jules acaban de perder su lugar preponderante en la serie. O, por lo menos, Jules ha perdido su valor como personaje integral. Una mirada que, de nuevo, demuestra el desgaste de la premisa de Euphoria.