Una vez que la correcta Expediente Warren: Obligado por el demonio (Michael Chaves, 2021), octava película del terrorífico universo cinematográfico elaborado alrededor de los charlatanes Ed (Patrick Wilson) y Lorraine Warren (Vera Farmiga), ha pasado por los cines de este mundo pandémico aún, su director no ha tenido otra ocurrencia que declarar que La Llorona (2019) no está integrada en el mencionado universo Warren. Un disparate.

Como cuando se empeñaron en que Cary Joji Fukunaga ha sido el primer realizador estadounidense de un filme sobre James Bond por encargarse de Sin tiempo para morir (2021), la última prevista con la participación de Daniel Craig como el agente secreto del novelista Ian Fleming.

Algo igual de falso que la afirmación de su compatriota, Michael Chaves, acerca de su propia película, y prácticamente por los mismos motivos.

Las declaraciones de Michael Chaves, director de ‘La Llorona’ y ‘Expediente Warren: Obligado por el demonio’

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“La razón muy simple [por la que La Llorona] no es [parte del universo Warren es que] se hizo sin uno de los productores [de la franquicia], por lo que técnicamente no se puede aceptar por completo”, le ha explicado el director a Josh Millican durante una entrevista para Dread Central. “Originalmente, solo se suponía que debía haber un guiño lúdico [al universo Warren en La Llorona], poniendo al padre [Pérez] y haciendo el flashback a Annabelle [John R. Leonetti, 2014]”.

“Pero se suponía que no debía comercializarse de esa manera. El plan era que te metías en ella y luego era como: «¡Dios mío!, ¡están conectadas!». No se suponía, desde el principio, que estuviéramos haciendo eso. Y es por ello que [el filme] tiene ese estatus de forastero. Pero como [el personaje de] la Llorona es una forastera, creo que encaja”; y su mito “puede sostenerse por sí solo”.

“Pero James [Wan] estaba como productor, [y] la conversación comenzó sobre un huevo de pascua. Simplemente se escapó de sí mismo”, continúa Michael Chaves. “A la gente le encantaba esa conexión. Pero la franquicia de Expediente Warren ha sido creada por un equipo que ha estado allí desde el principio. Realmente no es correcto hacer una escisión oficial sin el equipo completo”.

Y, entonces, ¿cómo se ha producido semejante confusión? “Cuando lo estrenamos en Austin [Texas], se anunció erróneamente como «el próximo capítulo del universo de Expediente Warren», cuenta el cineasta estadounidense, “lo que envió oleadas de pánico a lo largo de New Line [Cinema]. No queríamos que nadie se ofendiese. Se suponía que era solo un guiño y un asentimiento. No es como si estuviéramos tratando de robar tu mojo o tu marca”.

Los responsables creativos de la saga bailan como siempre

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Cosa bastante difícil, señor Chaves, con la misma titularidad. Porque tanto La Llorona como las otras siete películas del Warrenverso son propiedad de New Line Cinema. Y de Atomic Monster, a excepción de The Conjuring (James Wan, 2013), precisamente la primera. Además, debemos decir que los nombres de los mayores responsables bailan en todas ellas, los creativos especialmente, como es habitual en una saga larga que se desarrolla durante un buen número de años.

Chad y Carey W.Hayes escribieron el guion del primer filme y el de El caso Enfield (Wan, 2016) con el realizador y David Leslie Johnson-McGoldrick, que a su vez firma el de Obligado por el diablo. Gary Dauberman redactó el de Annabelle, Annabelle: Creation (David F. Sandberg, 2017), La monja (2018) y Annabelle vuelve a casa (2019); las dos últimas, con su propia dirección.

Cierto es que los guionistas de La Llorona, los casi incipientes Mikki Daughtry y Tobias Iaconis, no han colaborado en ningún otro proyecto de Expediente Warren ni antes ni después de dicha película, y tampoco parece que haya perspectiva alguna de ello. Pero también que sus coproductores Victoria Palmeri y Judson Scott han pasado a ser ejecutivos en los dos siguientes filmes del universo Warren, o sea, Annabelle vuelve a casa y Obligado por el demonio.

Igual que Michelle Morrissey ha repetido en tal puesto para ambos. O que Michael Clear, en cinco de ellos desde Annabelle: Creation, Walter Hamada, en seis a partir de The Conjuring, y Richard Benner, en siete desde Annabelle. Y Dave Neustadter, otro de los productores ejecutivos de La Llorona, ha sido tal en toditas las pelis del Warrenverso; junto con el otro gran implicado en distintos roles, James Wan.

Que participe la mayoría de los productores no es lo importante

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Inclusive el cineasta Gary Dauberman financió el filme de Michael Chaves tras La monja, suya como se ha señalado más arriba. El único productor usual desde el comienzo de Expediente Warren que se encontraba fuera de la lona con la película sobre el espectro folclórico hispanoramericano, y que probablemente motive la declaraciones de Chaves, es Peter Safran, y ni siquiera se ha ocupado nunca de tareas ejecutivas.

Pero esta golondrina cinematográfica no puede hacer verano como para argüir que, sin él, el filme en cuestión “no se puede aceptar” como parte del universo Warren cuando una mayoría de asiduos de tal saga de terror sí han decidido contribuir en este, obra del arte más colectivo que existe. De modo que pretender que incluir La Llorona entre las películas de The Conjuring es como tragar con la segunda parte del Quijote de Avellaneda no tiene ningún sentido.

Sin embargo, lo más determinante no está en ese asunto aunque se revele así, sino en lo que Michael Chaves llama “guiño lúdico” sin fundamento. En La Llorona, Anna Tate-García (Linda Cardellini) recurre al padre Pérez (Tony Amendola) para que la ayude a combatir al espíritu maligno después de que sus hijos Chris (Roman Christou) y Samantha (Jaynee-Lynne Kinchen) se vean amenazados por el mismo en 1973.

El sacerdote católico relaciona lo que le cuenta con los sucesos horribles que vivió por causa de una muñeca poseída en 1967, y vemos un flashback de Annabelle con él llevándola a su iglesia. Tras lo que alude a los servicios de Ed y Lorraine Warren sin nombrarlos como posible solución, antes de dirigir a esta madre desesperada hasta el heterodoxo ex cura Rafael Olvera (Raymond Cruz) por cercanía, más rápida disponibilidad y los conocimientos precisos.

Nada de “un guiño lúdico” en ‘La Llorona’

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Pero nada de todo esto constituye un simple guiño. Un guiño son los huevos de pascua sobre varios clásicos del cine de terror que Michael Chaves ha metido en Obligado por el demonio, por ejemplo. Reutilizar a un personaje como el padre Pérez en otro filme es un spin-off en toda regla, sin discusión. Máxime si se lo remata con referencias obvias a los dos protagonistas del Warrenverso y hasta se insertan imágenes de una película anterior de la saga.

Y, por lo pronto, no hay ningún ingrediente narrativo que descarte a La Llorona como obra perteneciente al canon de The Conjuring, sino justo lo opuesto, igual que se rechazan Casino Royale (John Huston y otros, 1967) y Nunca digas nunca jamás (Irvin Kershner, 1983) en lo canónico de James Bond, franquicia sin una estricta continuidad, porque no las sufragó Eon Productions.

Pero solamente los elementos de la historia determinan si un filme es bondiano y, así, sus directores, relevantes al informar sobre sus adaptaciones cinematográficas, no sus circunstancias de producción; o si un relato fantasmagórico como La Llorona se integra en el Warrenverso y sus películas son, por lo tanto, ocho en la actualidad. Por mucho que Michael Chaves y, tal vez, Peter Safran se resistan a reconocerlo. ¡Si hasta Joseph Bishara compuso la banda sonora como en cinco de las otras siete ocasiones entre The Conjuring y Obligado por el demonio! Qué ganas de buscar excusas para huir de la realidad...

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