El matrimonio Warren regresa para ocuparse de nuevos fenómenos sobrenaturales en esta secuela de James Wan, que nos regala su mejor película al menos desde Saw y, probablemente, de cuantas ha realizado hasta el momento.Ya a estas alturas de su aún corta carrera no parece razonable desechar, por evidente, que **a este cineasta malayo le interesa el cine de terror y, más en concreto, el fantasmagórico. Cosechó su primer triunfo con su ópera prima, la sorprendente y turbadora Saw (2004), que de espíritus malignos no tiene nada a no ser que hablemos del alma de Jigsaw; luego se decantó por un filme de venganza viejuno con familia amenazada incluida, Death Sentence (2007), y por fin, una entretenida historia sobre muñecos malditos y un espectro bastante particular con Dead Silence (2010)*, en la que su última secuencia pretendía repetir la fórmula sorpresiva de Saw*.

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Pero fue a partir de la malograda **Insidious (2010), cuya primera secuela Insidious: Chapter 2 (2013), también fue dirigida por él con resultados idénticos, cuando Wan comenzó su ciclo sobre familias de padres con hijos jóvenes que son acosadas por fantasmas diabólicos y poco amistosos en sus propios hogares, y The Conjuring (2013) había sido su muestra más digna hasta que, con el intermedio de la decente acción hipervitaminada de Fast and Furious 7 (2015), en la que el concepto de familia en peligro es fundamental, ha llegado The Conjuring 2: The Enfield Poltergeist, un buen ejemplo de que los espíritus malignos y este director se llevan a las mil maravillas.

Los demonólogos Ed y Lorraine Warren, tiempo después de enfrentar al mal que martirizaba a los Perron en su granja de Rhode Island a principios de los años setenta del siglo pasado, se ven impelidos a viajar al norte de Londres y adentrarse en el misterio de una humilde residencia, donde una de las hijas de la familia monoparental que allí vive sufre el hostigamiento de un peligroso poltergeist. De entrada, no parece que el filme sea muy distinto a muchos otros anteriores por esta proposición, pero los guionistas Carey Hayes y Chad Hayes, autores del libreto de la primera parte, junto con David Johnson y el mismo Wan, se las arreglan para introducir elementos e implicaciones de mayor interés**.the conjuring 2
Que 'The Conjuring 2' sea capaz de remover a los espectadores en sus asientos ya es algo que pocas películas de terror consiguenDesde el inicio de esta pesadilla nos damos cuenta de esto último, y los cinéfilos más redomados sentirán que les halagan prontamente con el mismísimo plano de apertura, que les hará abrir la boca de asombro. Además, el mayor interés reside también en que el caso tiene ramificaciones más inquietantes para nuestra pareja de demonólogos, y no solamente se trata de un mal ajeno que se ven obligados a combatir.

En The Conjuring 2 percibimos a Wan más en forma que nunca, con una destreza en la planificación visual de calado superior a su costumbre, y una gran puntería para provocar un desasosiego constante, sostenido escena tras escena, con escasos momentos de alivio y dignamente apuntalada por la partitura de Joseph Bishara, un plano detrás de otro, sin las grandilocuencias de la primera película, que la acercaban más al rumbo incierto y a lo ya visto antes.

No se trata de un filme extraordinario de terror porque Wan no deja de ser quien es, alguien habilidoso pero nunca genial, y la premisa no es nueva tampoco en absoluto. Pero su trabajo aquí se encuentra por encima de la media sin discusión, y que sea capaz de remover a los espectadores en sus asientos ya es algo que pocas obras del género consiguen. Y no sólo eso, pues la composición de un par de escenas, la de la prueba con agua y la del retrato oscuro, se puede calificar de brillante, y hasta nos pone los pelos de punta.

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El reparto en su conjunto realiza una labor irreprochable, ya sean los conocidos Patrick Wilson y Vera Farmiga como los Warren, Frances O'Connor como la atribulada señora Hodgson, Simon McBurney como Grosse, el intermediario de la profesión, etcétera. Pero casi ninguno de ellos sale del plató por la puerta grande; la única que destaca en verdad es la jovencísima Madison Wolfe como la pobre Janet Hodgson, cuyo papel exigía justo lo que ha dado de sí con su interpretación.

En su contra tiene algunas trampas de sonido que alteran a los espectadores de forma artificial y, como decía, una trama normalizada y los límites y carencias del propio director malayo. Y, con todo, basta para ofrecernos unos animados y muy respetables 133 minutos de terror fantasmal.

Conclusión

No me cabe duda de que The Conjuring 2 satisfará ampliamente tanto a los aficionados al género como a los que se acercan a él de manera más esporádica; a pesar de sus limitaciones, las virtudes que demuestra James Wan a la cabeza del equipo cinematográfico ganan la partida.

Pros

  • La planificación visual de calado superior a la costumbre del director James Wan.
  • El desasosiego constante que provoca, sostenido escena tras escena, con un par de ellas brillantes.
  • Que posee elementos de más interés que los de la primera película.
  • La interpretación de la jovencísima Madison Wolfe.

Contras

  • Las limitaciones de Wan como cineasta, que es habilidoso pero no genial.
  • La trama normalizada, sin novedades.
  • Las trampas de sonido que alteran al espectador artificialmente.