De entre los arcos argumentales de los personajes intervinientes en Falcon y el Soldado de Invierno (The Falcon and the Winter, Malcolm Spellman, desde 2021), la serie de Disney Plus, el de John Walker (Wyatt Russell) es uno de los de mayor interés posible. Las tribulaciones que sufre Sam Wilson (Anthony Mackie) por no cumplir el deseo de Steve Rogers (Chris Evans) y convertirse en su sucesor como el Capitán América no se pueden desdeñar.
Ni, claro, las de Bucky Barnes (Sebastian Stan) por el remordimiento que siente a causa de los crímenes que cometió bajo el control infame de Hydra durante muchas décadas; ni la ambigua evolución del carismático Helmut Zemo (Daniel Brühl) desde la absoluta villanía. Pero el recorrido opuesto de este habilidoso militar, ahora supersoldado, resulta muy atractivo de puro inquietante.
Los desvaríos de John Walker
En la escena poscréditos del episodio “Truth” (1x05), nos muestran cómo no se le ha ocurrido nada mejor que forjar un nuevo escudo del Capitán América. El de Steve Rogers, que está compuesto de vibranium y que le había proporcionado Howard Stark (Dominic Cooper) en El primer Vengador (Joe Johnston, 2011), se lo arrebatan Sam Wilson y Bucky Barnes en una secuencia previa.
Por haberlo manchado con sangre que no debía haber sido derramada frente a los ojos del mundo entero, lo que equivaldría a un ultraje al digno legado de su antecesor como símbolo heroico. En su desvarío y quizá soliviantado por la condesa Valentina Allegra de Fontaine (Julia Louis-Dreyfus), John Walker sigue creyendo con sinceridad que merece ser el Capitán América por méritos propios.
Los méritos de un soldado supuestamente disciplinado y brillante. Y hará lo que crea conveniente con todos aquellos que se opongan, no solo a esta decisión de un testarudo lunático, sino probablemente también a quienes pretendan impedirle vengar a su difunto amigo Lemar Hoskins (Clé Bennett), alias Battlestar, al que Karli Morgenthau (Erin Kellyman) mata en “The Whole World Is Watching” (1x04).