En el inicio de “The Sky Is a Graveyard” (1x08) de The Walking Dead: World Beyond (Scott M. Gimple y Matthew Negrete, desde 2020), se afrontan las consecuencias del estallido violento con el que se cerraba el episodio anterior, “Truth or Dare” (1x07) y las dudas que suscita, tanto en los personajes como en los propios espectadores. Y probablemente no pocos de los segundos tengan la esperanza de que las cosas no resulten como parecen, no por el bien de Silas Plaskett (Hal Cumpston), sino porque, de lo contrario, sería decepcionante por lo burdo y lo simplón de la trama.
De lo que no cabe duda, sin embargo, es de que a World Beyond no le vendría mal que a sus realizadores les diese más a menudo por planos como el giratorio de los títulos, para ofrecer un espectáculo visual que compense las mediocridades en las que sus guiones suelen caer. Y, a continuación, nos explican por fin el suceso traumático que supuso un antes y un después en la existencia del pobre Silas, que cambió la forma en que los demás le perciben, que ya intuíamos por los comentarios al respecto en ocasiones previas y que aclara muy en condiciones por qué se comporta como lo hace.
Así, lo que han dispuesto los showrunners Scott M. Gimple y Matthew Negrete y, para “The Sky Is a Graveyard”, la directora Loren S. Yaconelli (Shameless) y la guionista Elizabeth Padden (Altered Carbon) es la sustitución de ese misterio por otro relacionado con una nueva explosión violenta del mismo personaje, presunta en cualquier caso. Pero lo que verdaderamente nos intriga aquí es la misma resolución del primero, expuesta por partes mediante unos cuantos flashbacks intermitentes que nos brindan casi lo más granado en la planificación audiovisual del capítulo.
Se insiste decididamente, por otro lado, en la dinámica de World Beyond con la que las apreciaciones y consejos de Jennifer “Huck” Mallick (Annet Mahendru), cuyo carácter también se formó durante el apocalipsis zombi según vimos en “Truth or Dare”, influyen en Hope Bennett (Alexa Mansour), oponiéndose a los de su hermana Iris (Aliyah Royale) y Elton Ortiz (Nicolas Cantu) y vinculándose a su propia dicotomía acerca del secreto que le oculta al segundo en cuanto a su difunta madre, Amelia (Christina Brucato). Y esto, pese a los defectuosos guiones, demuestra conocimiento y lucidez dramáticos.
Y hay otros flashbacks dentro de los principales para aportar una mayor contextualización y ciertos matices a la tragedia de Silas, más dura de lo que creíamos pero no del modo en que pensábamos cuando se desencadena su traca final. El montaje paralelo para esta última se revela muy satisfactorio, y de un estilo similar al que nos brindaron en “Madman Across the Water” (1x05) sobre el pequeño Elton en los compases iniciales de la hecatombe, y no podemos negar que sube lo suyo nuestros niveles de adrenalina por la tensión originada entre los dos hilos temporales de World Beyond.
Una secuencia francamente bien resuelta en la que interviene una zombi que nos trae a la memoria la más recordada del inaugural “Days Gone Bye”, el primer episodio de The Walking Dead (Frank Darabont y Angela Kang, desde 2010). Además, los conceptos que se manejan y que justifican el título de “The Sky Is a Graveyard” son gratos; y si ya el último montaje paralelo remata y convierte al capítulo en el mejor de World Beyond hasta la fecha, despejando los miedos sobre la eficacia en la revelación del secreto de Hope, el cierre nos rompe los esquemas con su gran sorpresa. Un aplauso, por favor.