Si uno contempla la filmografía anterior que está disponible de Emmanuel Osei-Kuffour, texano de ascendencia ghanesa, de ningún modo se imaginaría que pudiese estar interesado en una historia como la de Cajas oscuras (2020). Se trata de la segunda película de Welcome to the Blumhouse, proyecto antológico de terror que han acordado Amazon Studios y la productora de Jason Blum, tras la comprada El engaño (Veena Sud, 2018), y poca relación temática tiene con los cortometrajes del director: Yuri-Chan, Walls (2008), el insuficiente The First Time, Infliction (2010) y el moralista Born with It (2015).
La narración de su ópera prima va al grano a la hora de exponer la situación extraordinaria del personaje protagónico pero no su origen ni su naturaleza, alimentando nuestra curiosidad sin huir de ofrecernos respuestas honestamente y, a la vez, apunta a que hay algo más, una enigmática amenaza que más adelante tendremos ocasión de ir descubriendo poco a poco. La revelación de lo que ocurre llega mucho antes del final, de forma que el propósito de los guionistas, Stephen Herman en su primer largo como escritor y el propio Emmanuel Osei-Kuffour, es desarrollar la premisa de Cajas oscuras hasta sus últimas consecuencias.
Si en The First Time nos había contado una anécdota sobre autoestima y amores adolescentes y, en Born with It, otra sobre lo absurdo del racismo desde una perspectiva infantil, el director ha decidido sumergirse en las aguas de la ficción científica y el terror con Cajas oscuras, probablemente para demostrarle a la industria de Hollywood que está capacitado para afrontar proyectos semejantes si ningún problema. Y, por lo pronto, no parece que Emmanuel Osei-Kuffour vaya a ser el próximo Steven Spielberg (Minority Report), si es que eso resulta posible, pero no hay duda de que puede encargarse de lo que le echen.
Sin embargo, debemos decir que en Cajas oscuras hay mucho más drama y ficción científica que terror, lo cual no supone inconveniente alguno porque ni falta que le hace otra cosa, pero tampoco es a lo que nos ha acostumbrado Jason Blumhouse: pensemos en la saga de Paranormal Activity (2007-2015), Sinister (Scott Derrickson, 2012), Eliminado (Levan Gabriadze, 2014), La visita, Múltiple (M. Night Shyamalan, 2015, 2016), Déjame salir (Jordan Peele, 2017) o La caza (Craig Zobel, 2020), todas ellas películas financiadas por este prolífico productor californiano.
De hecho, el único horror que pretenden Emmanuel Osei-Kuffour y Stephen Herman se enfoca en una criatura humana cuya clase de movimientos retorcidos y crujientes conocemos por otros filmes, como El exorcista (William Friedkin, 1973), El exorcismo de Emily Rose (Derrickson, 2005) y otros tantos, conque la de Cajas oscuras no nos intranquiliza mucho por la cantidad de antecedentes. Y, si a eso le sumamos que su secreto recuerda un episodio de la primera temporada de The X-Files (Chris Carter, desde 1993), el décimo quinto, mezclado con el segundo de la undécima, Cajas oscuras no es muy original.
E incluso alguna escena onírica nos trae a la memoria —nunca mejor dicho por las circunstancias del protagonista— ciertos detalles de la mencionada Déjame salir y hasta de Nosotros (Peele, 2019). Pero su su sabor a ya visto se ignora a base de bien por su evidente convencimiento narrativo, una decidida puesta en escena, unos medidos encuadre, un montaje rítmico y el intachable trabajo de Mamoudou Athie (The Get Down) y Amanda Christine (O.G.) como Nolan y Ava Wright, Phylicia Rashad (Creed: La leyenda de Rocky) en la piel de la doctora Lillian Brooks o Tosin Morohunfola (Black Lightning) como Gary.
Porque lo cierto es que la falta de innovación, tan difícil a estas alturas, no es óbice para conseguir una obra satisfactoria. Y, pese a la comedida partitura de Brandon Roberts (Underwater), atmosférica en principio y luego un poco más expresiva, Emmanuel Osei-Kuffour se las arregla estupendamente en Cajas oscuras para que el espectador se zambulla en la soportable pesadilla que nos propone y permanezca muy atento a los giros de la narración, de verdad interesado por saber qué diantres le pasa al protagonista, un tipo en inamovible desconcierto, y a dónde le conducen los hallazgos que le atraviesan.