Las mascarillas se han convertido en uno de nuestros bienes más preciados durante la pandemia, tanto para médicos y enfermeros como para la población general. Fuimos conscientes de cuánto las necesitábamos sobre todo cuando no había existencias para todos. Ahora, al menos en España, estamos un poco mejor surtidos, aunque los sanitarios siguen teniendo que hacer algunos malabarismos para no quedarse sin ellas. Además, en otros países tienen menos suerte y están aún en plena fase de desabastecimiento. Por eso, es tan importante el estudio recién publicado en Physics of Fluid por un equipo de científicos de la India e Israel. En él, describen un método de recarga de mascarillas N95, que permite reutilizarlas una mayor cantidad de veces sin que pierdan eficacia.

Por ahora se encuentra en fase experimental. No obstante, sus descubridores creen que podría ser la base para el desarrollo de mascarillas inteligentes recargables. Para esta pandemia y para las que, por desgracia, aún estarán por venir.

¿Por qué es necesaria la recarga de mascarillas N95?

Las mascarillas N95 reciben este nombre por su capacidad para filtrar hasta el 95% de las partículas del ambiente. Lo hacen gracias a una capa de fibras finas de polipropileno, que atraen partículas a través de la electrostática.

El problema es que las cargas eléctricas que provocan este efecto se agotan por efecto de la humedad. Tanto el lavado, como el propio aire exhalado durante el uso ya aportan humedad, pero las consecuencias son aún más drásticas si también la hay en gran cantidad en el ambiente.

Por ejemplo, en Mumbai, durante el monzón, el aire puede llegar a alcanzar un 90% de humedad.

Dado que no hay existencias suficientes para cambiar una mascarilla por otra a las pocas horas de uso, es importante buscar formas de añadir un exceso de cargas, de modo que la pérdida generada por el agua no llegue a afectar a la electrostática. Así es como nace la idea de la recarga de mascarillas N95.

Mejor que “sobren”

Estos científicos, procedentes del Instituto Tata de Investigación Fundamental de la India y el Technion-IIT de Israel, comprobaron que, bajo un campo eléctrico alto, el polipropileno muestra una conductividad elevada, de modo que puede alcanzar ese exceso de carga deseado al conectarlo a una batería.

La prueba de recarga de mascarillas N95 fue muy sencilla. Para empezar, las limpiaron en una lavadora estándar, mediante el proceso tradicional. Después, las introdujeron entre dos electrodos de alto voltaje. Así, según ha explicado en un comunicado uno de los autores del estudio, Shankar Ghosh, mostraron “una construcción de prueba de concepto de una mascarilla inteligente que funciona con baterías, donde la carga perdida se repone periódicamente al conectarla a una estación de carga, similar a cómo se carga un teléfono móvil”.

En cuanto al requerimiento de energía, es muy bajo, por lo que tampoco supondría un gasto económico ni energético excesivo. Y lo mejor es que no solo sería útil para mascarillas, sino que se podría aplicar a otros filtros industriales que usen la electrostática para evitar el paso de partículas.

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