Tras presentar el pasado año su serie RTX 20 en la que es ya su cadencia habitual de renovación cada dos años, Nvidia se ha visto forzada a dar un lavado de cara a media vida de estas tarjetas gráficas. Trabajando sobre los diseños de referencia, la RTX 2080 Super llega como el cierre de la línea que da el relevo a años de mejoras incrementales sobre FPS y resolución como métricas únicas. La hemos probado y este es nuestro análisis.La serie Super es la respuesta de Nvidia a las recientemente presentadas Radeon RX 5700 y 5700 XT, que traían los renovados y más eficientes procesos en 7 nanómetros a toda una variedad de silicios su catálogo. Lo hacía, finalmente, a un agresivo precio que comprometía a los modelos más básicos con RTX. Para acabar con toda duda, las mejoradas RTX 2060 Super, 2070 Super y 2080 Super, no solo elevan el rendimiento sino que sustituyen a sus referencias –las ediciones vanilla desaparecen, salvo en la más básica RTX 2060 que permanece– a un precio prácticamente idéntico.
Es el caso también de la RTX 2080 Super, que tras ver llegar al mercado las RTX 2060 Super y 2070 Super hace unas semanas, queda cerrado hasta nuevo aviso el catálogo del Nvidia. Lo hace de momento, eso sí, por debajo de la RTX 2080 Ti, modelo que permanece como absoluta referencia y portaestandarte del rendimiento gráfico enfocado al mercado de consumo.
Pero el mecanismo por el que mejora cada una de estas nuevas gráficas no común a todas ellas. La RTX 2060 original tenía un chip algo capado y por tanto algo de espacio para la mejora –se trata del mismo chip que la RTX 2070– simplemente desbloqueando ese potencial. La RTX 2070 se encontraba ya más cerca de su límite, y esta optaba por dar el salto en su versión Super al silicio de la RTX 2080, de nuevo estableciendo ciertas restricciones para establecer diferencias.
El movimiento de la RTX 2080 Super podría parecer idéntico al de 2060 Super, en el sentido de que mantiene el chip original, salvo por el hecho de que en el silicio de esta última ya encontrábamos prácticamente todas las unidades de procesado habilitadas. Sin dar el salto al todavía superior chip de la RTX 2080 Ti y en su lugar, esta gráfica se sustenta en el uso de unas frecuencias de funcionamiento superiores, con lo cual nos enfrentamos a una gráfica que es, previsiblemente:
- Más potente que la RTX 2070 Super, con la que mantiene las distancias, aunque todavía bastante inferior a la RTX 2080 Ti con la que tiene que guardar las distancias.
- Menos eficiente que sus compañeras, al ver 'forzado' su funcionamiento a un rango de frecuencias todavía superior.
- Muy similar, en cualquier caso, a la anterior oferta de la RTX 2080 cuyo precio mantiene. También se mantiene un hueco importante en coste con la versión Ti, a la que no resta razón de ser, y que podría ver su propio modelo Super en un futuro en caso de ser necesario.
Entendiendo la revolucionada RTX 2080 Super
Como adelantaba, la RTX 2080 Super no plantea grandes diferencias con su referencia. Esta tarjetas, pensadas para resoluciones ya ambiciosas de 1440p para arriba o, incluso, altas tasas de refresco para resoluciones por debajo del 4K, reciclan una buena parte de sus componentes –todos salvo la memoria, como veremos– de cara a tener una disponibilidad inmediata con los fabricantes que las adaptan, y llegar al mercado de la forma más sencilla posible.
Dentro de cada GPU, entendida como el pedazo de silicio bajo la última arquitectura Turing –que desgranamos en el anterior análisis de la RTX 2060, pero que podéis entender muy a fondo en la presentación completa que realizó Nvidia– que realmente realiza el procesado hay una gran cantidad de Streaming Multiprocessor Turing –o Turing SM–. Cada una de estas unidades incluye multitud de pequeñas unidades de cálculo dedicadas a cada tipo de operación. Entre ellas se encuentran los nuevos RT y Tensor Cores, que realizan respectivamente las operaciones de trazado de rayos en tiempo real y cálculos de machine learning de forma optimizada, como DLSS.
A mayor número de SMs activados en una GPU concreta, mayor número de unidades de cada tipo y por tanto mayor potencia final. Los diseños de esta generación son TU102 –en la RTX 2080 Ti–, TU 104 –en las RTX 2080, 2080 Super y 2070 Super– y TU106 –en las RTX 2070, 2060 y 2060 Super–. Lo que las hace diferentes en el producto final es, realmente, la activación de estas y la frecuencia de funcionamiento.
En la RTX 2080 encontrábamos 46 de las 48 SMs activadas, que en la nueva Super pasan a ser todas ellas. Esa pequeña ganancia no es suficiente para vender una nueva tarjeta gráfica significativamente más potente que la anterior, por lo que Nvidia sube también las frecuencias de funcionamiento, y son estas las que hacen subir la potencia de este periférico de 225 a 250 vatios. Esto hace que esta tarjeta sea potencialmente más caliente y/o ruidosa. Al encontrarse todavía bastante por debajo del hardware de la RTX 2080 Ti, pero con un consumo similar, estamos frente a una tarjeta gráfica que no brillará por su eficiencia.
En un movimiento inusual donde sí nos encontramos la misma cantidad de memoria, que se mantiene en los 8 GB GDDR6, vemos unos chips algo más rápidos y que por vez primera en las tarjetas gráficas de consumo cuentan con un ancho de banda mayor –hasta 15,5 Gbps frente a los 14 Gbps del modelo base, e incluso 2080 Ti–. Esto, junto al bus de 256 bits, eleva las tasas de transferencias internas de la tarjeta, lo que permite 'hacer hueco' a las nuevas unidades activadas y mayores frecuencias.
¿Significa esto que tiene memoria más poderosa que las RTX 2080 Ti? No realmente, aunque los nuevos chips tengan una mayor transferencia por pin, los de 14 Gbps de la tarjeta más potente de consumo de Nvidia tiene un bus de 352 bits, con una tasa de transferencia total de 616 GB/s, frente a los 448 GB/s de esta. O lo que es lo mismo, un 38% mayor. Además de tener 3 GB más.
Por último, demos un muy breve repaso al diseño de la tarjeta gráfica como tal. Mantiene la misma estructura de toda la línea RTX, con dos grandes ventiladores en esta 'Founders Edition' o edición de referencia de Nvidia –las distintas marcas como Asus, MSI u otras pueden variarlo– de laterales abiertos, que ofrece una gran ventilación. A diferencia de otros diseños tipo blower, que 'soplan' hacia atrás todo el aire caliente, esto puede entrar en conflicto con cajas o torres de menor tamaño, ya que recaen en la buena capacidad de esta para extraer el calor.
En materia de puertos, nos encontramos de nuevo con un conector HDMI, dos DisplayPort, un USB C. Por último, en la caja viene incluido un adaptador DisplayPort a DVI, con el que dar entrada a monitores probablemente más antiguos. Su alimentación se realiza mediante dos conectores, de 8 y 6 pines, por la parte externa de la tarjeta una vez fijada en la placa base.
Las pruebas
Se mantiene el mismo equipo de formato compacto que utilizamos para probar la anterior RTX 2060, que es a su vez muy similar a la configuración utilizada en la prueba de las GTX 1080 y 1080 Ti. En lo fundamental se basa en un procesador Core i5 6600K de cuatro núcleos físicos –sin HyperThreading pero con OC hasta los 4,4 GHz– emparejada con 16 GB de RAM DDR4, SSD Samsung 860 Evo de 500 GB, fuente de alimentación Corsair SF450 y placa base Asus Gaming Pro Z170i.
Debido a su CPU, que se mantiene en los cuatro núcleos, son las frecuencias vitaminadas que hoy han sido fácilmente igualadas y superadas las que la mantienen a un nivel suficiente como para no establecer un cuello de botella en el punto donde la RTX 2080 Super está más enfocada: las altas resoluciones y demandas gráficas.
A 1080 vemos por tanto que las capacidades se mantendrán relativamente intactas entre títulos –la presión está en la CPU–, mientras que a 1440p y 4K es donde se desarrolla todo el músculo de la tarjeta gráfica. Especialmente, en esta última. Por tanto, no se deben tomar como referencia estos resultados en el caso de que se busque jugar a enormes tasas de refresco.
'Battlefield 1' (DX12)
Comencemos con el título que nos sirve de ancla al pasado. *Battlefield 1* nos permite comparar con los datos de los contendientes más ambiciosos de la generación pasada, las GTX 1080 y 1080 Ti. Vemos que, debido a las limitaciones de la CPU en uso, los datos muestran una menor dispersión a resoluciones bajas.
Es a resoluciones altas donde se exprimen mejor las capacidades de la nueva referencia de Nvidia, con una mejora del rendimiento sostenido entre el 20% –en 1440p– y cerca del 30% –en 4K–. Vemos que la nueva generación de Nvidia no tiene ya problemas en mantenerse por encima del corte de 60 FPS de este 4K, teniendo en cuenta que este juego va a por su tercer año de vida.
https://hipertextual.com/analisis/battlefield-1
https://hipertextual.com/analisis/nvidia-geforce-gtx-1080-ti
'Battlefield V' (DX12)
Pero es en el más reciente y moderno *Battlefield V* donde se recogía por primera vez la estela de la nueva tecnología de Nvidia. EA implementaba RTX para impactar de forma sensible el rendimiento, para más tarde ser actualizado con la implementación de DLSS, que permite mejorar algo las cifras iniciales. Vemos como la RTX 2080 Super queda por encima de los 60 frames en 4K si activamos tanto DXR como DLSS.
https://hipertextual.com/analisis/battlefield-1
'Shadow of the Tomb Raider' (DX12)
Shadow of the Tomb Raider es otro de esos títulos que prometía una adopción tecnológica completa en relación a las nuevas características de Nvidia. En su lanzamiento estas no estaban disponibles, aunque fue también actualizado más tarde para añadir una opción común que activa tanto el trazado de rayos en tiempo real –que impacta el rendimiento a menos– como DLSS –que lo hace a más–. De forma conjunta, parece que la mejora en rendimiento que trae el antialiasing DLSS supera con creces el impacto del RTX, por lo que en global mejoraría su rendimiento.
'Ashes of the Singularity: Escalation' (DX12)
*Ashes of the Singularity: Escalation es otro de esos títulos que, si bien no es demasiado conocido, cuenta con una implementación bastante robusta de DirectX12 y una herramienta de benchmark integrada que facilita la comparación frame a frame.
De nuevo aquí, como con Battlefield V* vuelve a caer la intensidad a bajas resoluciones –quizá se deba a algún tema de drivers iniciales–, pero vemos como este efecto se corrige rápidamente en cuanto aumentamos la demanda gráfica. En 4K estamos esta vez por encima de la garantía necesaria de juego a 60 fps.
'Metro Exodus' (DX12)
Por último veamos el caso de *Metro Exodus*, otro de los títulos que llevan la más reciente tecnología de Nvidia y al cual ya pudimos echarle un guante de forma específica. En este caso, nos limitamos a pasar la herramienta de benchmark propia que incluye el juego para una mayor estandarización.
En este caso vemos cómo DXR impacta fuertemente el rendimiento, consiguiendo unas cifras todavía algo pobres a la más alta resolución, pero unos resultados suficientes para una buena experiencia en 1440p.
https://hipertextual.com/analisis/metro-exodus
Metro Exodus para PC con ray tracing y DLSS, a prueba
Temperaturas, consumo y más
Como adelantaba, se ha utilizado para las pruenas una caja de formato compacto, con una fuente de alimentación de tamaño muy modesto –aunque de calidad–. A pesar de la pérdida de eficiencia de una gráfica que hoy consume tanto como la RTX 2080 Ti, esto no debe ser una gran preocupación, al menos si partimos de que esta tenga una ventilación suficiente.
Incluso en estas condiciones, nos encontramos todavía con un margen de funcionamiento relativamente amplio, manteniéndose por debajo de los 80°C. Esto es, 9°C por debajo de los 89°C que marca Nvidia como límite previsto para throttling. O lo que es lo mismo, todavía parece haber cierto margen de overclock vía mayores frecuencias del core si estamos dispuestos.
Todo el sistema, con la mencionada fuente de alimentación de 450 W, demanda de la pared unos modestos 340 a 360 vatios a pleno funcionamiento, por lo que sigue siendo suficiente si nos limitamos a los periféricos esenciales.
En cuanto al ruido, el diseño abierto de la gráfica y la presencia de un doble ventilador –pero más grande cada uno de ellos– mantienen una caja más bien silenciosa. Eso sí, con algo del coil whine o ruido eléctrico ya característico de tarjetas Nvidia en tareas menos exigentes, que no es en esta ocasión el más molesto ni mucho menos.
Conclusión
La RTX 2080 Super es el acto reflejo de Nvidia frente a la actualización de su propio catálogo en gamas más bajas. Con la reciente RTX 2070 Super nos encontramos una tarjeta que planta cara a las nuevas propuestas RX 5700 de AMD, pero que dejaba demasiado próxima a su propia RTX 2080. Esta mejora ligeramente con el nuevo apellido Super, lo justo para redistribuir las distancias evitando perturbar a su más ambiciosa y no actualizada RTX 2080 Ti.
La RTX 2080 Super es, salvo por una nueva memoria GDDR6 ahora más rápida, una tarjeta en esencia idéntica al modelo que no lleva dicho apellido. Esto le permite aterrizar de forma inmediata en el mercado, y además manteniendo el coste intacto, en 699 dólares o 749 euros.
Se trata, no obstante, de una tarjeta que evoluciona de una forma mucho menos impresionante que sus hermanas menores. Esta evolución semi-generacional obtiene buena parte de su mejora de rendimiento de la mano de un incremento de frecuencias que la vuelve esta vez algo más ineficiente.
En cualquier caso, se trata de un producto totalmente enfocado al juego a resolución 1440p y 4K que, incluso con RTX activado, puede alcanzar sin mayores desafíos –dependiente del título, eso sí– una tasa de 60 fotogramas que consienta los nuevos caprichos de iluminación de Nvidia. ¿Su mayor problema? Que la RTX 2070 Super queda relativamente cerca, por 250 dólares o 230 euros menos.
Pros
- Una RTX 2080 llevada al límite de lo que es capaz establece una experiencia sólida sobre resoluciones hasta 4K.
- Con una mayor –aunque todavía modesta– adopción, RTX y DLSS funcionan de forma conjunta: prometiendo mucho en lo visual e impactando no tanto.
- Aunque las temperaturas suben, todavía están muy por debajo de margen.
Contras
- El salto intergeneracional no es tan Super como el que ven sus hermanas pequeñas.
- Su rendimiento aumenta de la mano de un consumo energético, que aumenta más de lo deseable.