Cuando en junio de 2010 se lanzó el primer Galaxy S, no muchos creyeron que aquella compañía, diez años más tarde, podría acabar liderando un mercado que, en aquel momento, todavía daba sus primeros pasos. Sin embargo, eso es precisamente lo que sucedió. Nos encontramos en 2019 y Samsung, líder en ventas a nivel global durante 2018, ha presentado a golpe de bombo y platillo su Galaxy S10. El décimo Galaxy.Pese a ello, no todo en la compañía es brillo y optimismo. Aunque el grupo permanece saludable tanto en el ámbito financiero como en el de producto, 2018 fue un año complicado para la marca, que vio cómo las ventas de la división de telefonía no cumplían con los datos esperados.

Son varios los agentes que influyeron en esa falta de éxito. La creciente competencia por parte de fabricantes chinos como Xiaomi o Huawei, la dificultad para avanzar en mercados emergentes y la pobre oferta en la gama media y baja son algunos de los factores más relevantes. Sin embargo, el más visible –aunque no necesariamente el más influyente en las estadísticas– es el *escaso avance que sus dos últimos smartphones de alta gama*, el Galaxy S9 y el Galaxy Note 9, aportaron a la industria.

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Los dos últimos teléfonos de alta gama de Samsung ofrecían una experiencia de primer nivel, pero ninguno de ellos aportó una característica disruptiva o especialmente diferente respecto a la competencia. Eran, simplemente, un Galaxy más. Y eso, pese al gran nivel global del teléfono, no siempre es suficiente para conquistar al consumidor.

Afortunadamente, la historia parece ser diferente en 2019. Al innovador y, por el momento, enigmático Galaxy Fold se suma una nueva familia de productos Galaxy S10 que no solo es más diversa, sino también más completa y vanguardista que todos los modelos del año anterior.

Un producto para enseñar

El Samsung Galaxy S10+, sujeto principal de este análisis y máximo exponente de la nueva familia, es uno de esos productos que transmite placer al sostenerlo. La sensación comienza con el cristal de la región posterior, que se curva levemente en los laterales y acaba fusionándose primero con el marco de acabado cromado y después con la majestuosa pantalla curva, que se expande hasta los bordes como ninguna otra ha conseguido hasta ahora. Todo fluye con una homogeneidad y delicadeza digna de un manantial.

Habría sido positivo, eso sí, que el marco inferior, de un grosor bastante reducido, tuviese un tamaño aún menor y conservara la simetría con el borde superior. La diferencia es de apenas ¿dos? milímetros, pero ese detalle, para muchos insignificante, habría redondeado aún más la estética del nuevo teléfono de Samsung.

En la zona frontal se encuentra el elemento visual más característico del S10+: la perforación sobre la pantalla. Existe cierto debate sobre si esta solución es mejor o peor que el notch –la muesca que Apple y Essential introdujeron en 2017 y que todos los grandes fabricantes han abrazado de alguna u otra forma con el paso del tiempo–, pero se trata de un debate ridículo y generalmente vacío.

Es cierto que las primeras imágenes promocionales impactan y generan sensaciones encontradas, pero, de la misma forma que ocurrió con los notch, se trata, única y exclusivamente, de adquirir el hábito. Tras varias horas de uso, la perforación sobre la pantalla comienza a pasar desapercibida; y siempre que el software trabaje apropiadamente con ella –lo cual sucede en este Galaxy S10+–, su presencia no representa ningún problema.

En algún punto, los fabricantes serán capaces de esconder las cámaras bajo la propia pantalla sin recurrir a perforaciones, muescas o mecanismos deslizantes como los de Oppo o Xiaomi. Mientras tanto, la propuesta que Samsung aporta sobre la mesa es tan válida y apropiada como el resto de soluciones.

La mejor pantalla de la industria

La tecnología AMOLED ha sido, desde los inicios de la gama Galaxy S, una de sus mayores señas de identidad. La corporación surcoreana ha reiterado su apuesta por esta tecnología año tras año, perfeccionándola poco a poco hasta llegar, en 2019, a la nueva Dynamic AMOLED, una variante que estrena el Galaxy S10+ y que, objetivamente, puede reconocerse como la mejor pantalla jamás montada en un smartphone.

La diferencia no es abrumadora respecto a productos de la competencia o generaciones anteriores –cuyo nivel ya es altísimo–, pero hay varios ámbitos en los que se puede apreciar cierta mejoría –sobre todo por parte de quienes tengan conocimientos de imagen–.

Una de esas áreas es el brillo máximo, que, cuando el sensor de luz ambiental detecta una iluminación externa muy intensa, puede alcanzar hasta 1.200 nits. En caso contrario, el nivel de brillo máximo queda limitado a 800 nits, una cifra igualmente alta si se compara con otros smartphones de gama premium.

También destaca la fidelidad con la que se representan los colores, algo que Samsung advirtió durante su presentación y que, posteriormente, empresas como DisplayMate han confirmado. Las cifras de la consultora, de hecho, aseguran que el nuevo panel Dynamic OLED es el más preciso de la industria, superando levemente al iPhone XS y modelos anteriores de la familia Galaxy.

A esto habría que sumar la certificación HDR10+, el altísimo nivel de contraste que las pantallas OLED siempre han ofrecido, los algoritmos de procesamiento de imagen desarrollados por Samsung, la uniformidad en los colores –algo que no todos los fabricantes de OLED logran– y la gran resolución con la que cuenta este panel (1440 x 3040 píxeles).

No obstante, lo que más apreciarán los compradores del Galaxy S10 no será ninguno de esos atributos o características anteriormente mencionados. Lo más llamativo de este nuevo panel es el modo de pantalla que Samsung activa por defecto en toda la familia Galaxy S10. El Adaptive Display, conocido por saturar intencionadamente los contenidos para hacerlos más extravagantes e irreales, ha sido reemplazado por una nueva configuración, bautizada como “natural” que apuesta por colores reales y neutros pero a la vez muy atractivos. Las imágenes estridentes que durante años han caracterizado a los teléfonos de Samsung parecen cosa del pasado. Ya era hora.

El software de Samsung, por primera vez, se deja querer

YouTube video

Desde el momento en el que Samsung comenzó su andadura con el sistema operativo Android, la compañía ha integrado, en mayor o menor medida, software propietario que altera la estética y la funcionalidad del equipo.

Durante los primeros años, esos añadidos no eran nada buenos. Saturaban, dificultaban el uso, ralentizaban el teléfono con el tiempo y estéticamente eran muy cuestionables. Pero con el paso de los años, la compañía ha ido evolucionando positivamente en todas esas áreas, llegando al Galaxy S9+ y Galaxy Note 9 con una versión de Samsung Experience que, aunque no resulta increíble, sí ofrece una experiencia bastante buena.

Sin embargo, ninguno de esos pequeños avances ha resultado tan positivo y diferencial como el que la compañía ha conseguido con One UI, el software presente en este Galaxy S10+. Samsung, de repente, ha puesto a disposición de los clientes un software sencillo, coherente, homogéneo, muy fluido y atractivo. De hecho, es mejor en muchos aspectos que la alabada versión de Android Pie desarrollada por Google e integrada en los Google Pixel 3.

A este gran software hay que sumar, además, un hardware muy solvente. Tanto la versión europea como la mexicana cuentan con el microprocesador Exynos más avanzado, que se une a 8 GB de memoria RAM en los modelos básicos –12 GB en los modelos con acabado cerámico– y entre 128 y 1 TB de almacenamiento UFS 2.1 que logra unas tasas de rendimiento muy altas. Resulta prácticamente imposible encontrar una aplicación o tarea en la que el Galaxy S10+ no se comporte con soltura y eficiencia.

El lector de huellas, ¿sí o no?

Uno de los elementos más destacados de este Galaxy S10+ es el lector de huellas dactilares, que ahora se sitúa bajo la pantalla del dispositivo. Su desempeño se puede resumir en los siguientes puntos:

- **Se fusiona con el software.** Además de facilitar el desbloqueo cuando el teléfono reposa sobre una superficie, el nuevo lector de huellas permite que la interfaz y el propio lector se fusionen entre sí, creando una especie de simbiosis entre el hardware y el software.

- Es más seguro. Al utilizar una imagen tridimensional del dedo, resulta más difícil de engañar que sensores bidimensionales convencionales.

- Puede detectar una huella incluso si la superficie está húmeda. A diferencia de los sensores ópticos –como el del OnePlus 6T–, el sistema de Samsung es capaz de identificar una huella dactilar incluso si está húmeda.

- Muchos protectores de pantalla no son compatibles. Los ultrasonidos emitidos por el lector de huellas no atraviesan apropiadamente las láminas de cristal templado que tanta popularidad han adquirido durante los últimos años. Los protectores tradicionales, compuestos por una lámina de plástico muy delgada, sí son compatibles.

- Aunque resulta sencillo acostumbrarse, el área de detección debería ser mayor. Al carecer de una delimitación física que indique dónde acaba el lector de huellas dactilares, es frecuente –sobre todo en los primeros días con el teléfono– que parte del dedo quede fuera del área de detección y, por consiguiente, no se desbloquee el teléfono. Con el paso de los días, los músculos logran habituarse y el número de errores desciende prácticamente a cero, pero, de cara a futuras generaciones, Samsung debería aumentar el área de lectura –lo que mejoraría tanto la eficiencia como la versatilidad del sistema–.

- En velocidad, la diferencia con un sensor convencional es mínima. Cuando el dedo reposa correctamente sobre la zona de detección, la velocidad de respuesta y la precisión de la lectura está prácticamente al mismo nivel que los sensores convencionales. A menudo, un toque veloz mientras la pantalla está apagada resulta suficiente para desbloquear el dispositivo.

Una cámara más versátil pero no necesariamente mejor

Los teléfonos móviles cada vez tienen más cámaras fotográficas, y el Galaxy S10+ no es una excepción. La compañía ha montado un sensor extra en la zona frontal y en la zona posterior, haciendo que este teléfono sea mucho más versátil que cualquiera de sus predecesores –y que muchos de sus rivales–.

En la región posterior se encuentran tres cámaras: una estándar, un zoom de dos aumentos y un gran angular. En zona frontal, mientras tanto, se encuentran dos cámaras: una estándar y una secundaria cuyo único propósito es medir la profundidad con precisión para ofrecer un modo retrato –o “enfoque dinámico”, como lo llama Samsung– más preciso.

Gran angular.

Cámara estándar.

Teleobjetivo.

Disparar con el Galaxy S10+, como en generaciones anteriores, resulta bastante placentero. Los colores son atractivos, los elementos gozan de gran nitidez y el manejo de las luces, aunque suele inclinarse hacia la sobreexposición, es bastante acertado. En condiciones de baja luminosidad, el nivel de ruido capturado suele ser aceptable y la temperatura de color tiende a ser cálida –algo muy habitual en Samsung–.

El modo de enfoque dinámico ahora dispara con la cámara principal, en lugar de hacerlo con el teleobjetivo. Gracias a ello, capta más luz, el nivel de ruido es menor y la imagen, en general, tiene mejor aspecto que en generaciones anteriores. Eso sí: Samsung sigue sin trabajar apropiadamente los tonos de piel, que a menudo tienen un aspecto demasiado pálido, carecen de contraste y pierden nitidez.

Gran angular.

Cámara estándar

Teleobjetivo.

La cámara gran angular y el zoom de dos aumentos resultan extremadamente divertidos en el día a día, pudiendo capturar más o menos espectro en función de la escena. Eso sí: hay que tener en cuenta que, como en muchos otros teléfonos, la calidad de la imagen es inferior a la entregada por la cámara principal. Cuando las condiciones lumínicas son favorables, la diferencia es casi inapreciable; pero cuando la luz comienza a escasear, el ruido aparece y las texturas pierden nitidez con facilidad.

En conjunto, las nuevas cámaras del Galaxy S10+ se encuentran entre las 5 mejores de la industria. Sin embargo, si juzgamos únicamente la calidad de la cámara principal, tanto los dos iPhone más recientes (XR y XS) como el Pixel 3 ofrecen mejores resultados en condiciones adversas (de noche, contraluz, etc.). La diferencia no es increíble, pero sí es cierto que ambos teléfonos tratan mejor el ruido y las luces, reproducen los tonos de piel y los cielos con mayor acierto y mantienen algo más de nitidez cuando se fotografían escenas oscuras.

De noche, las imágenes capturadas con el teleobjetivo pierden nitidez.

Cámara estándar.

De noche, las imágenes capturadas con el gran angular pierden nitidez.

Bixby despierta

Tras dos años en la escuela de idiomas, Bixby por fin habla español. La compañía arrancó un programa beta en el último trimestre de 2018 y con este Galaxy S10+ se expande a todos los clientes hispanohablantes.

La compañía ha cerrado varios acuerdos con empresas como Idealista, LaLiga o BBVA para integrar sus servicios en el asistente y enriquecer la experiencia de uso. Gracias a ello, el consumidor puede preguntar “Cómo va la liga” o “cuál es el cajero del BBVA más cercano” y obtener una respuesta precisa y apropiada.

Pero, a pesar de los evidentes avances, el asistente de Samsung sigue por detrás de soluciones como Google Assistant, Alexa o incluso Siri en diferentes áreas. Al menos, eso sí, Samsung ahora permite reprogramar la tecla Bixby –situada en el lateral izquierdo– para lanzar cualquier aplicación instalada en el teléfono y darle algo de utilidad.

Últimos detalles

- Motor de vibración mejorable. Cuando usas un iPhone posterior a 2015 (iPhone 6s), comienzas a apreciar la aparentemente ridícula pero profunda influencia del motor de vibración. Presionar sobre la pantalla y obtener una retroalimentación háptica sólida y controlada es altamente placentero. Samsung debería tomar nota de cara a futuros productos..

- Una autonomía increíble. Sobrepasar la barrera de los 4.000 mAh le ha sentado genial al Galaxy S10+. El teléfono es capaz de resistir una jornada de uso muy intensa –como la de un Mobile World Congress– y llegar al final del día con un 20-30% de carga restante. Se trata de la mejor autonomía gama Galaxy S y una de las mejores de la industria –rivalizando con el iPhone XR, el iPhone XS Max y el Mate 20 Pro–.

- **¿Un mejor sistema de carga rápida? Los 15W entregados por el cargador original son más que suficientes para recargar la batería del teléfono en un tiempo óptimo, pero empresas rivales como Huawei y Oppo ya ofrecen adaptadores con una potencia máxima de 40W. Samsung debe dar un paso hacia delante en este sentido.

- La carga reversible es bastante útil.** Con el Galaxy S10+ puedes recargar otros dispositivos mediante el estándar Qi. Tan solo hay que activar la función, dar la vuelta al teléfono y dejar el dispositivo compatible sobre la cubierta trasera del S10. La transmisión de energía no es precisamente alta, pero en muchas ocasiones puede ser suficiente para dar un poco de vida extra a otro smartphone o, sobre todo, a accesorios compatibles con el estándar Qi –como los Galaxy Buds–.

- Samsung no renuncia a sus clásicos. La compañía, una vez más, mantiene el conector de auriculares, la resistencia al agua (certificación IP68), la conectividad NFC (compatible con Google Pay y Samsung Pay) y la ranura para tarjetas microSD.

- El audio ya no es un problema para Samsung. Más allá del número de altavoces y de la integración de Dolby Atmos, el audio emitido por el Galaxy S10+ tiene una gran calidad.

- Samsung coquetea con Instagram, aunque sigue por detrás de Apple. Samsung defiende que el S10+ ofrece la mejor experiencia posible en Instagram, pero la realidad es muy diferente. Sí, el teléfono cuenta con un modo de disparo específico para esta aplicación, pero los algoritmos de compresión de Instagram para Android siguen siendo inferiores respecto a los de iOS. Y se nota.

Conclusión

El Galaxy S10+ es, probablemente, el Galaxy más perfecto de la historia. Tiene todo lo que se le puede pedir a un teléfono en 2019: una gran autonomía, la mejor pantalla de la industria, un procesador muy avanzado, una estética envidiable... La compañía, además, se ha deshecho de dos críticas históricas como la calibración de la pantalla (modo Ambient Display) y el software, que ahora sí cumplen con lo que se espera de un teléfono de 1.000 euros.

La única excepción en esta oleada de elogios es la cámara fotográfica. El conjunto se encuentra, sin duda, entre los cinco mejores de la industria, pero tanto Apple como Google –cuyos productos llegaron a las tiendas hace seis meses-, siguen por delante. La versatilidad por la que apuestan en la nueva gama es, evidentemente, bien recibida, pero si Samsung quiere que sus productos sean reconocidos por sus capacidades fotográficas –uno de los mayores argumentos de venta actuales–, necesitan pisar el acelerador y comenzar a reducir la distancia que actualmente les separa de Google y Apple.

Pros

  • La mejor pantalla de la industria.
  • Una autonomía excelente.
  • Un teléfono para enseñar.
  • One UI es un gran paso hacia delante.

Contras

  • La cámara, más allá de su versatilidad, debe avanzar en calidad.
  • El área de lectura del sensor de huellas dactilares debería ser algo mayor.

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