El transporte en Barcelona ha sido la comidilla de los últimos meses. El, ya eterno, debate de la gestión de las licencias VTC es solo la punta del iceberg de la movilidad. Detrás de toda esta polémica, la reciente celebración del Mobile World Congress en la Ciudad Condal, y el efecto de las decisiones políticas sobre este evento.
La normativa a favor del taxi de Ada Colau que se sale de las competencias de su Ayuntamiento
La batalla entre las la Generalitat, los propietarios de licencias VTC con Uber y Cabify de su lado y los taxis no tiene tintes de darse por concluida. A pocas semanas de la celebración del evento de tecnología por excelencia, la Generalitat decidía tomar la palabra del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, para sacar adelante su propia normativa de regulación del sector del transporte en la Comunidad. Tras una huelga indefinida, que no duró más de unos días, el sector del taxi consiguió que el Govern aceptase las medidas restrictivas para los profesionales de Uber y Cabify. No tanto así Madrid, donde el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, no cedió ante la presión del sector del taxi.
La Generalitat no quiere a Cabify y anuncia que retirará los coches que incumplan la norma
15 minutos de precontratación –una hora en el Área Metropolitana–, vuelta a cocheras y la imposibilidad de geolocalizar los coches dentro de la aplicación. Estas medidas, que no se aceptaron en Madrid, comenzaron su andadura en la Ciudad Condal hace ahora unas pocas semanas. La respuesta inmediata de ambas plataformas fue la de anunciar su marcha de Barcelona. Semanas más tarde, Cabify volvía a Barcelona gracias a un hueco legal en el texto de la Generalitat. La plataforma tecnológica dejaba de ser una mera intermediaria, para convertirse en una empresa de transporte, propietaria de 300 licencias VTC, que a través de nuevos términos y condiciones con los usuarios convertía a estos en asociados de la plataforma durante un año. De esta manera, Cabify considera que la cuestión de 15 minutos solo es válida para la primera reserva y no aplicable al resto. De forma automática, la Generalitat anunció su negativa ante tal circunstancia y avisó de la retirada de cualquier coche que incumpliese el nuevo texto legal. Asímismo, el propio sector VTC con Unauto a la cabeza, tampoco se posicionó a favor de la decisión del unicornio español, tomando su postura más como un suicidio que otra cosa.
La movilidad, la gran lucha de Barcelona
Si el desarrollo del Mobile fue mejor o peor sin la presencia de Uber y Cabify es una cuestión que tiene adeptos por un lado, y negacionistas por otro. Lo que sí es cierto es que, en este debate, se abre una importante cuestión en lo que al transporte y Barcelona se refiere. Considerada una de las ciudades más innovadoras en España, por delante de Madrid, el transporte y la legislación que lo controla no son los fuertes de la región.
Dejando a un lado a Uber y Cabify, la realidad es que el resto de opciones de transporte en la ciudad tampoco son excesivas. A las aplicaciones de coche con conductor, independientemente de MyTaxi, se le unen los modelos free-floating; sistema de transporte usado por Car2Go o Emov, entre otros.
La ordenanza de transporte en la ciudad impide la operación de estas compañías. Con un sistema de parquímetros que, salvo tarjeta de residente, limita el tiempo de estacionamiento a los vehículos –sean eléctricos o no–, por lo que la actividad para ellas está vetada. Desde el área de movilidad de la ciudad ya explicaban a Hipertextual que, si bien entienden las bondades de estas compañías, su objetivo era promocionar otros modelos de transporte eléctrico".
Se hablaba de un cambio en la regulación para 2019, siendo optimistas. La realidad es que no hay previsión de dar entrada a las compañías de coche compartido de aquí a un tiempo. El único recurso disponible en la región, comentan a Hipertextual desde Ubeeqo, anteriormente conocida como Bluemove, es convertirse en compañías de alquiler temporal, más que disponer de vehículos para cortos espacios de tiempo. Eso es precisamente lo que han hecho desde la startup de movilidad. Este sistema, explican, permite guardar los coches en garajes, evitando las estrictas normas de aparcamiento de la zona centro.
Asímismo, explicaba un portavoz de la compañía Hiperetxtual durante la celebración del 4YFN, que es posible que las dudas del Ayuntamiento de Barcelona estén "bien fundamentadas". Si bien es cierto que la llegada de los modelos de coche compartido han revolucionado las costumbres de los usuarios, no está del todo claro que sea beneficioso para las ciudades. Son modelos que no contaminan, eso es verdad, pero no se ha demostrado que estos tengan la capacidad de reducir el volumen de tráfico en las ciudades. De hecho, la tesis del consistorio es que ejercen completamente el efecto contrario.
El free-floating relegado, de momento, a la cola de las prioridades para Barcelona
Algo parecido ocurriría con el segmento de las motos eléctricas compartidas y las bicis. En este punto, el Ayuntamiento no se ha opuesto a sus actividad, pero sí ha impuesto una serie de limitaciones: una tasa local de 71,51 euros por vehículo y licencias obligatorias. Desde Smart Mobility, la plataforma de movilidad inteligente, apuntan a que "esta medida es totalmente desproporcionada", retrasando así el avance de los nuevos sistema de transporte en la ciudad.
Una mirada desde el exterior
En este sentido, Seleta Reynolds, responsable del Departamento de Transporte de Los Ángeles, tiene una opinión similar a la del consistorio de Barcelona. "En Estados Unidos tenemos una estructura de capitalismo competitivo, así que existe una postura muy abierta a la hora de invitar a nuevos negocios a intentarlo, a competir y a tener éxito. Obviamente, esto es muy diferente respecto a otros lugares del mundo y cómo piensan en materia de regulación". Entienden que, Uber y Lyft son operadores relevantes en un gran número de ciudades, pero apunta al curioso dato conocido sobre la ciudad de Nueva York y San Francisco: "Uber Y Lyft son responsables de cerca de la mitad del incremento en la congestión que ha ocurrido en esa ciudad".
Pese a las inversiones en transporte público de otras ciudades, la realidad es que la proliferación de esta modalidad de transporte está incentivando el uso del coche. "Uber y Lyft mueven a diario más personas en coches individuales de lo que el sistema de metro ligero mueve. No sé si eso es algo bueno para las ciudades, porque no estoy segura de que eso resuelva la congestión, sino que resta personas al transporte público", apunta la responsable. Igualmente, entiende que limitar esas opciones de transporte a cero tampoco es una respuesta sensata.