Con la sociedad británica sumida en el mayor de los estupores desde el referéndum sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea en junio de 2016, con el Gobierno de Theresa May en mitad de una ardua batalla —frente a los representantes de la UE y la feroz oposición en la Cámara de los Comunes e incluso en sus propias filas— por las dificilísimas negociaciones para cumplir con el resultado de la votación —aunque ya se ha ido un billón de dólares de las islas al continente— y otros ejemplos de populismo triunfante en el mundo, *una película televisiva como Brexit (2019) parece de lo más oportuna*: para entender un poco al menos algunas de las circunstancias que llevaron a este desastre. El compatriota **Toby Haynes ha sido el encargado de dirigirla para Channel 4 con el guion del inglés James Graham**.
Haynes nunca se había interesado antes por ningún proyecto con trasfondo político o histórico, y su carrera, que ha desarrollado íntegramente en la televisión british hasta el momento, ha estado jalonada por episodios para series como Doctor Who (Sydney Newman, desde 2005), Sherlock (Mark Gatiss y Steven Moffat, desde 2010) o *Black Mirror* (Charlie Brooker, desde 2011) y la miniserie Jonathan Strange y Mr. Norrell (2015), que realizó al completo. **Por el contrario, Graham tiene experiencia en la escritura de libretos como el de Brexit*, pues ahí están los que entregó para National Theatre Live: This House (Jeremy Herrin, 2013), los largometrajes televisivos Coalition y The Vote (Alex Holmes, Tony Grech-Smith, 2015) y, precisamente, su aportación a Brexit Shorts: Burn* (Amy Hodge, 2017).
El filme se beneficia mucho de la planificación visual elaborada de Haynes, que no es simplemente funcional, de un ritmo vigoroso por el destacado montaje saltarín obra de Matthew Cannings (The Girl with All the Gifts) según el guion de Graham, que mezcla grabaciones propias y adiciones documentales, de su elocuencia discursiva y un tono irónico, socarrón, casi de caricatura a veces, que se cimenta en el tratamiento de ciertos personajes y un uso específico de la banda sonora, con composiciones clásicas y la discreta partitura de Daniel Pemberton (*Spider-Man: Un nuevo universo*), quien ya había colaborado con Toby Haynes en el capítulo “USS Callister” (4x01) de Black Mirror. Pero el trabajo conjunto de Haynes y Graham no habría sido igual de productivo sin el fichaje de Benedict Cumberbatch (Atonement).
Este actor londinense interpreta con absoluta precisión al estratega político Dominic Cummings, y ya se había hecho valer lo suyo para este papel polémico encarnando a otros personajes reales o históricos como Stephen ídem en Hawking (Philip Martin, 2004), William Pitt en Amazing Grace (Michael Apted, 2006), William Carey en The Other Boleyn Girl (Justin Chadwick, 2008), Joseph Hooker en Creation (Jon Amiel, 2009), Vincent ídem en Van Gogh: Painted with Words y Nick Kaufman en The Whistleblower (Andrew Hutton, Nick Kaufman, 2010), Julian Assange en El quinto poder (Bill Condon, 2013), Alan Turing en The Imitation Game (Morten Tyldum, 2014), Billy Bulger en *Black Mass (Scott Cooper, 2015) y Thomas Edison en The Current War* (Alfonso Gomez-Rejon, 2017).
El resto del reparto se limita a cumplir bien con su cometido y, a pesar de que resulta imposible ponerles algún pero, hay que decir que Cumberbatch se come a sus compañeros con patatitas hasta el punto de que uno no tiene demasiadas ganas de mencionarlos, sea a John Heffernan (Enemigo invisible) como Matthew Elliott, Rory Kinnear (Penny Dreadful) en la piel de Craig Oliver, Aden Gillett (The Foreigner) como Robert Mercer, Kyle Soller (Marrowbone) de Zack Massingham, Lee Boardman como Arron Banks o Paul Ryan (Roma) poniéndole rostro a Nigel Farage. De manera que Brexit sirve, en especial, como retrato de ese curioso personaje que es Dominic Cummings y una muestra privilegiada de los entresijos manipuladores de la campaña a favor de la ruptura del Reino Unido con la Unión Europea. No se trata de una obra genial en absoluto, pero sí de lo más interesante.