Es un sector que tiene muy poco tiempo, algo más de un año concretamente, pero ha irrumpido con fuerza en las calles de la mayor parte de las capitales. Tanto europeas, como de Estados Unidos, la moda de los patinetes eléctricos ya es una realidad.
Un artilugio que, hasta hace bien poco, estaba considerado como un juguete, a día de hoy se ha posicionado también como un modelo de transporte. En la categoría de vehículos compartidos, ha llegado al punto de ser uno de los artífices de modificaciones en las regulaciones de ordenación del transporte en las ciudades ¿Permitir la circulación de los patinetes eléctricos por las aceras? Ahí estaba la cuestión del millón. Mientras Barcelona mantiene una estricta posición en la que estos vehículos solo pueden estar asociados a compañías de turismo, otras regiones como Zaragoza y Madrid decidieron dar cabida al modelo. Valencia, por su parte, de momento solo pide la expedición permisos para la explotación de las calles por parte de una empresa privada.
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De forma insólita, la capital cedió las zonas de velocidad 30 a los patinetes; cuando la idea, de hecho, era eliminarlos prácticamente del mapa. De esta manera, Carmena abría la puerta a no solo Lime, la pionera en estas lides, también al resto de entidades que quisiesen explotar el negocio. En este contexto, desde Chipi –aplicación para gestionar toda la oferta de transportes compartidos– explicaban que más de 15 entidades estaban mirando ya a Madrid con la clara intención de afincarse en sus calles. Dicho y hecho, Bird, Wind, Koko o la versión de Cabify solo solo algunas que ya se han unido Lime.
Ahora Cabify también entra en el mundo de los patinetes
De hecho, Bird anunciaba hace algunos días el inicio de un proyecto piloto en la capital. 20 patinetes eléctricos para testar el servicio en las calles de Madrid y competir con Lime, la compañía que de origen se posiciona como un mayor rival internacional.
Empieza la batalla en Madrid
Nacida en 2017, prácticamente a la par que su competencia, en Los Angeles de la mano de Travis VanderZanden, la realidad es que Bird –con una historia pareja a la de Lime– ha sufrido un crecimiento explosivo en apenas 12 meses. En algo más de un año, el modelo de negocio de los patinetes ha logrado levantar millones de dólares en rondas de financiación con dos objetivos: crecer de forma rápida respecto a la competencia y expandirse en el extranjero. Un sistema que hasta hace un año era impensable, es ahora una realidad que incluso entra en los debates por las regulaciones de la gestión de las ciudades.
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Igualmente, en el caso de Bird, ya son más de 400 millones de dólares en cuatro rondas de financiación. Sequoia Capital, mismos inversores de Dropbox, Stripe o YouTube, el fondo de Index o Goldcrest son solo algunos de los que en apenas 12 meses han ayudado a la expansión de Bird. Considerada ya un unicornio, desde la delegación en Europa entienden que el crecimiento en base a financiación es, de momento, una forma básica para su crecimiento. Clara Vallvè explica a este medio que, a día de hoy, "es complicado decir cuánto porcentaje de crecimiento viene de las rondas de financiación y de la misma actividad"; es decir, la máquina de recaudar dinero sigue abierta para próximas rondas.
¿Cuándo parará de crecer? Esa es una de las mayores preguntas. "La pregunta de qué va a pasar en este sector nos la estamos haciendo todos", explica Yenia Zaba de Bird, a lo que añade otra de las dudas que los ayuntamientos están intentando resolver: "¿cuántos patinetes caben en una ciudad?". Que llegará un punto en el que la masa crítica alcance sus máximos es un hecho; una situación pareja a la de las bicicletas que terminará con una criba de compañías operando por las calles de las ciudades. De momento, Bird cuenta con el sistema de los tres usos. Si un mismo patinete no llega a ese nivel, la oferta está muy por encima de la demanda.
Igualmente, este punto aún está lejos de lograrse. De hecho apuntan a algo relevante: nunca han vivido un invierno en Europa. ¿Cómo se comportará la demanda en los meses de peor clima? Winter is coming.
Con los Ayuntamientos por medio
Sin tener claro cuándo estará operativo el servicio en Madrid, Bird se encuentra en conversaciones con el Ayuntamiento para analizar cuál es el mejor momento. ¿Qué opina Bird de la nueva ordenanza? Al contrario que otras compañías del sector, Bird no opina de las ordenanzas, pero aprueban que se les haya dado la oportunidad de entrar en la ciudad de Madrid.
Entienden, además, que existe una gran labor pedagógica en la cuestión del uso de los patinetes. ¿Tiene sentido entonces la cuestión de los patinetes fuera de las aceras? Para Bird sí.
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"En Estados Unidos las aceras son enormes, por lo que no hay problema. Pero aquí en Europa las cosas son diferentes; aquí las aceras son sagradas. Hay que cambiar la concepción de juguete por un modelo de transporte. Si este patinete va a 24 km hora no puede ir por la acera".
Tanto lo mismo con la cuestión de aparcar los patinetes en los lugares más variopintos de la capital. Con esta idea, "es comprensible que un ayuntamiento quiera tener un control y una vista completa de lo que está ocurriendo en la ciudad", explica Clara, "y si llegan muchas compañías de patinetes es normal que quieran mantener cierto control".
Sobre la mesa, otras dos cuestiones importante. La primera de ellas: el precio. Bird confirma que no tienen, de momento, la intención de bajar el euro de desbloqueo. Lime tampoco apunta a ello, pero aún están por llegar aquellas empresas que busquen romper el mercado. Por otro lado, el sistema para cargar los patinetes. Con un modelo mixto en Francia y de momento a través de una empresa en Madrid, la tecnológica no se pronuncia respecto al aviso de Carmena si los cargadores de patinetes incurren en precarización laboral perderán su licencia.