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Es verdad, todos queremos ser productivos. Tanto si nos gusta nuestro trabajo como si no, lo cierto es que todos aspiramos a terminar pronto y de la mejor forma nuestras tareas diarias. Sea cual sea el trabajo que realices con seguridad te enfrentarás a un terrible demonio, puede que a Titivilius, el demonio de los errores ortográficos, aunque aquí hablamos de otro: la procrastinación.

Muchas veces todas nuestras técnicas de productividad fallan, ya sea porque planeamos demás o porque jamás establecemos cuáles son nuestros objetivos o simplemente porque no descansamos, ya que, paradójicamente, este es un elemento importantísimo para la productividad.

La inusitada clave para que funcione tu mejor técnica de productividad

Tipos de procrastinadores

La procrastinación es definida como «acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables». Sin embargo, no todos los tipos de procrastinación, o mejor dicho, no todos los procrastinadores son (somos) iguales, pero afortunadamente existen algunas soluciones o medidas que podemos tomar al respecto.

El procrastinador perfeccionista

Este procrastinador tiene muchos planes (y muchas veces ganas de trabajar, recordemos que los procrastinadores desean terminar sus tareas pero hacen otras cosas) pero simplemente no comienza con sus tareas, más que nada porque se exige demasiado o pretende que todo sea "perfecto" para comenzar a realizar su trabajo y en cada tarea que realiza.

Soy un procrastinador perfeccionista ¿Qué hago?

Lo mejor es encausar el perfeccionismo, una forma es hacer listas específicas (la técnica de las listas maestras es ideal) de los objetivos y estipular fechas de entrega, así como quebrar las tareas grandes en pequeñas (que no impliquen más de dos horas). Eso sí, no paralizarse con tanta planeación y dar tiempo libre o recompensas cada se haya cumplido una tarea.

El procrastinador soñador

Tal como lo dice su nombre este tipo de postergador sueña o, mejor dicho, se ilusiona con la idea de ser productivo pero no toma acción. Cada tipo de procrastinador tiene su fortaleza en su debilidad, en este caso podemos deducir que es la creatividad; después de todo tantas ilusiones y "castillos en el aire" son una muestra de lo creativo que puede llegar a ser esta persona.

Soy un procrastinador soñador ¿Qué hago?

Utiliza tu fortaleza. Es decir, saca provecho de ello y conviértelo en acciones. Date tiempo de imaginar los resultados, las tareas terminadas, en los pasos para lograr los objetivos pero ¡toma acción! Enfoca tu creatividad en el proceso, en soluciones novedosas y caminos insospechados para realizar tus tareas.

El procrastinador miedoso

La procrastinación en sí es un trastorno en el comportamiento y puede tener un origen psicológico, en este caso de miedo al fracaso o miedo a ser juzgados por los demás por el trabajo realizado. Es paradójico pero es como si la mente se quedara con la idea de que "es mejor no hacer nada que equivocarse". Entonces, toda esa distracción que sabemos bien que no nos ayuda a conseguir nuestros objetivos puede tener una raíz mucho más profunda que simple ocio.

Soy un procrastinador miedoso ¿Qué hago?

Se recomiendan varias cosas como no realizar tareas superfluas al principio del día --revisar emails, por ejemplo--, sin embargo, nada parece ayudar mejor que ser sinceros con nosotros mismos, es decir, reconocer que tal vez tenemos miedo de fracasar o que estamos sufriendo el síndrome del impostor, sobre todo si eres mujer. Pide ayuda, pide consejos, acércate a tus compañeros y a tu jefe, cualquiera de las anteriores pero no subestimes esta especie de parálisis y esperar a que "pase", no lo hará si no tomas acción y reconoces lo que piensas y sientes.

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El procrastinador abrumado

Es típico de este procrastinador ponerse en acción hasta el último minuto, es decir, posterga hasta crear una crisis en la que no quede nada más que ponerse a trabajar "de lleno" en la tarea pendiente. Cree que así le "salen mejor las cosas" y, aunque el estrés puede enfocar la atención de un procrastinador, lo cierto es que esto puede pasar la factura más tarde pues esta clase de estrés puede quemarnos y, vamos, no siempre saldrán bien las cosas si se trabaja de esta forma.

Soy un procrastinador abrumado ¿Qué hago?

En primer lugar pensar a largo plazo, el síndrome del quemado es cosa seria ¿realmente quieres terminar así? Por el otro lado los expertos recomiendan técnicas de productividad en donde el tiempo sea el factor clave, es decir, construir una especie de minicrisis para que nos sintamos "en el último minuto" (como la técnica pomodoro para terminar y cumplir con la tarea; puede parecer un juego y lo es, ¿quién dijo que no podemos hackear el hábito de procrastinar? Como hemos visto antes: **utiliza tus debilidades como aliadas.

El procrastinador ocupado

Ah, los procrastinadores ocupados son esa clase de personas que siempre, siempre (siempre) están ocupados pero por alguna razón jamás terminan su trabajo. Pueden existir varios factores aquí: las tareas que tiene son demasiadas para una sola persona, el postergador no sabe delegar, cree que "estar ocupado" es sinónimo de ser productivo (no lo es) o bien, que si hace varias cosas a la vez avanza más rápido, pero en realidad no lo hace.

Soy un procrastinador ocupado ¿Qué hago?

Ser realistas. Parece un consejo vago pero en realidad es lo que se necesita para superar este estado de procrastinación. Se puede empezar con una lista de responsabilidades, la cual debe ser analizada con cuidado y sobre todo con verdad, es decir, esclarecer si realmente las tareas no te superan o identificar si existe desorganización. Aquí podemos usar la máxima del físico y matemático británico William Thomson Kelvin: "Lo que no se mide no se puede mejorar".

Suerte en tu proceso de combatir a la procrastinación.

El culto a «estar ocupado» y la importancia del aburrimiento