Solo una cuarta parte de los astrónomos profesionales en el mundo son mujeres. Estas cifras se reducen drásticamente en los puestos sénior, según la Unión Astronómica Internacional (IAU, en inglés), lo que sugiere que existen factores sociales y culturales que afectan a la carrera científica. En otras palabras, el hecho de que una investigadora avance más o menos a lo largo de su trayectoria no depende únicamente de su capacidad. Para paliar este problema, la IAU y su homóloga nacional, la Sociedad Española de Astronomía (SEA), impulsaron varias iniciativas con el fin de "promover la visibilidad y participación de las astrónomas".
Los estudios sobre la situación de las mujeres en ciencia pueden ayudar a entender la realidad de un problema complejo como el de la desigualdad de género. Estas dificultades son evidentes en nuestro país, donde la astronomía es una disciplina relativamente joven —surgió en la década de los setenta con los observatorios de Calar Alto (Andalucía) y La Palma (Islas Canarias)—. Así lo atestigua un trabajo publicado hoy en la revista Nature Astronomy, que realiza un análisis cuantitativo y cualitativo sobre la situación de las astrónomas en España.
La investigación, liderada por Eulalia Pérez Sedeño, supone la continuación de un estudio anterior, publicado en el libro Un universo por descubrir. Género y astronomía en España. En aquella ocasión, las científicas realizaron un total de catorce entrevistas en profundidad y grupos de discusión con doctorandos para ofrecer una perspectiva cualitativa que brindara una comprensión más detallada del mero análisis cuantitativo. El artículo en Nature Astronomy actualiza los datos para 2016 y presenta las medidas que se han puesto en marcha para fomentar la igualdad de género en el mundo de la ciencia.
El número de astrónomas es menor en puestos sénior
"La situación es mala", afirma sin rodeos Pérez Sedeño. Al comparar los datos de un pequeño análisis realizado en 2002 por la Sociedad Española de Astronomía con los obtenidos en 2009 y los actuales, las científicas han visto que "prácticamente no ha cambiado". "Sigue habiendo en torno a un 30% de participación. Aunque no somos de los peores países de la IAU, tampoco estamos dentro de los mejores", explica a Hipertextual. Argentina, Ucrania, Francia, Italia y Brasil son las regiones del mundo donde mejor posicionadas están las investigadoras en astronomía. Y hay un dato llamativo: "Cuanto más prestigio tiene la disciplina, menos mujeres hay", asegura al otro lado del teléfono.
Al comparar las cifras de su anterior trabajo con las publicadas hoy en Nature Astronomy, Pérez Sedeño reconoce que ha habido un ligero incremento en el número bruto de astrónomas en España, pero insuficiente. "No hemos visto un aumento significativo como sí ha sucedido en las cátedras universitarias y en los puestos de profesorado de investigación", comenta la catedrática de Lógica y Filosofía de la Ciencia. A diferencia de lo que ocurre en otras disciplinas, las científicas en estos campos cuentan con dificultades de partida. "No hay un grado de astronomía o astrofísica en España, la mayoría vienen de física o de matemáticas", donde el número de mujeres es de por sí muy reducido.
Durante su carrera profesional, las científicas que deciden dedicarse a la astronomía afrontan problemas como el conocido techo de cristal y las dificultades a la hora de compaginar su trabajo con su vida personal. El artículo en Nature Astronomy revela que tanto ellos como ellas, sin distinción de edad, creen que el cuidado de los hijos y de las personas mayores es cosa de mujeres. El dato procede de las entrevistas en profundidad realizadas; a pesar de ser solo catorce, Pérez Sedeño considera que "es un problema instalado en la sociedad". La profesora de investigación del CSIC explica que en 2009 las cifras reflejaban cierto "derrotismo", pero que la situación puede estar cambiando. "Las jóvenes son más peleonas", asegura.
Hace dos años, la astrónoma Francesca Figueras fue elegida como la primera mujer en presidir la Sociedad Española de Astronomía. Y movilizaciones como la del pasado 8 de marzo o movimientos como el #MeToo han permitido "tomar conciencia". En esta disciplina, según Pérez Sedeño, se han realizado avances promovidos por la propia SEA como la organización de una Sección de Mujeres, la creación de un Plan de Igualdad o la puesta en marcha de medidas que garanticen la equidad en los tiempos de observación. "Antes no se daba el mismo tiempo en los telescopios a hombres que a mujeres", ilustra.
"Las mujeres en investigación se han dado cuenta de que a ellas también les afecta la desigualdad", explica a Hipertextual. Pérez Sedeño apunta la falta de reconocimiento de los problemas de género en ciencia, "una actividad social" que arrastra también valores, estereotipos y sesgos de los miembros de la comunidad investigadora. Con movimientos como el #MeToo, dice la experta, se han puesto de relieve los casos de acoso sexual, "que hasta ahora estaban de tapadillo". Las autoras del estudio —Eulalia Pérez Sedeño, Adriana Kiczkowski e Isabel Márquez Pérez— pretenden ampliar su investigación si logran la financiación necesaria. Su objetivo sería realizar un nuevo análisis cualitativo para comparar la situación actual con la que pueda darse en el futuro. "Nos gustaría tener datos fiables para comprobar si las impresiones que tenemos, de que algo está cambiando, se cumplen o no", concluye.