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Adam Baker (Flickr)

¿Dónde están las mujeres? Esa posiblemente sea una de las preguntas que muchos se planteen tras conocer el último fallo de la Academia sueca sobre los Premios Nobel relacionados con la investigación. Yoshinori Ohsumi por sus estudios sobre autofagia; David Thouless, Duncan Haldane y Michael Kosterlitz por revelar los "secretos exóticos" de la materia y Jean-Pierre Sauvage, Sir J. Fraser Stoddart y Bernard L. Feringa por el diseño de las máquinas más pequeñas del mundo han sido finalmente los galardonados. Ninguna científica ha merecido el reconocimiento más importante en las categorías de Fisiología o Medicina, Física y Química, a juicio del Comité que selecciona estos premios.

Todo ello a pesar de que las predicciones apuntaban el nombre de varias firmes candidatas a los Nobel. Entre otras, Jennifer Doudna, Emmanuelle Charpentier y Vera Rubin, que podrían haber sido nominadas por sus trabajos en CRISPR-Cas9 y por el hallazgo de evidencias sobre la materia oscura, respectivamente. Como indican las propias normas de la Real Academia de Ciencias de Suecia, las candidaturas no se hacen públicas hasta pasados cincuenta años de su nominación.

Las mujeres no existen en los premios científicos

Ni CRISPR-Cas9, envuelta ahora en una polémica guerra de patentes, ni la materia oscura han protagonizado los Premios Nobel de 2016. Sin embargo, sí merece la pena resaltar la total ausencia de mujeres en los galardones. Máxime cuando, según la UNESCO, el promedio de científicas en las regiones reconocidas con los Nobel de este año es del 32% (América del Norte y Europa Occidental). Este porcentaje cae hasta el 23% en el caso de Asia oriental, el lugar de procedencia del investigador reconocido por el Nobel de Fisiología o Medicina.

¿Es que acaso las mujeres no tendrían que haber sido galardonadas en esta edición? Haciendo una revisión histórica, se observa que las investigadoras han sido completamente ignoradas como tónica general de los Premios Nobel. En el caso de Fisiología o Medicina, sólo doce mujeres han sido reconocidas de un total de 211 científicos. La situación es todavía peor en Física y Química: dos investigadoras de un total de 203 en el primer caso, y cuatro científicas de un total de 174, en la segunda disciplina. La desigualdad de género es más que patente en los galardones más importantes que se otorgan en ciencia.

La situación no es nueva y, por desgracia, está lejos de resolverse. Tal y como recogía el periodista Manuel Ansede en El País, los Nobel no son los únicos premios que se olvidan de las mujeres. También los Jaume I de la Generalitat Valenciana o los Fronteras de la Fundación BBVA, ambos otorgados en España, han ignorado sistemáticamente el trabajo de las científicas. El informe realizado por la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) realiza las mismas críticas que la organización homóloga a nivel mundial (AWIS): "no solo hay una infrarrepresentación de mujeres en los premios científicos, sino también de diferentes razas y grupos étnicos, así como personas con discapacidad". Lamentablemente, es cierto: todos los galardonados en los Nobel 2016 son hombres blancos de mediana edad. Ninguna novedad en Estocolmo.

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El machismo en ciencia es una grave realidad, no demasiado diferente a la que enfrentan cada día millones de mujeres en todo el mundo tanto en el ámbito personal como en el profesional. El techo de cristal alude a las dificultades que presenta el género femenino para alcanzar la plena igualdad. La conocida gráfica de tijera también refleja las conclusiones de estudios como el publicado en la revista PNAS: la comunidad científica todavía ve de forma más favorable a hombres que a mujeres con mismas calificaciones y méritos.

Los sesgos inconscientes, como explicaba un editorial en Nature Materials, también bloquean el camino para alcanzar la igualdad de género en ciencia. Poco a poco, la situación parece ir cambiando. En 2008, la española María Blasco recibió el Premio Europeo de la Ciencia, llamado también el "Nobel de Hamburgo", convirtiéndose en la segunda mujer que lo logra. En 2009, la politóloga Elinor Ostrom fue la primera en recibir el Nobel de Economía, como sucedió con Maryam Mirzakhani, primera mujer en recibir la Medalla Fields, considerado el "Nobel de las Matemáticas". Un avance que, sin embargo, sigue siendo demasiado lento. No parece que la Academia sueca esté dispuesta a asumir, a la luz de los fallos conocidos esta semana, una perspectiva de género en sus valoraciones. Los Premios Nobel, por desgracia, vuelven a dejar de lado a la mitad de la población. Las mujeres no existen para estos galardones.