Gracias al movimiento #MeToo y Time's Up que generó el destape de las decenas de víctimas que sufrieron acoso o abuso sexual por parte del productor Harvey Weinstein, las mujeres han comenzado a compartir sus experiencias no solo en Hollywood, sino también en ámbitos como la ciencia.
En las últimas dos décadas ha aumentado la participación de las mujeres en la ciencia, ingeniería y ciencias biomédicas como la medicina en los Estados Unidos, afirma un estudio de The National Academies Press publicado este martes 12 de junio. Pero a la vez que la brecha de género disminuye lentamente, este progreso se ve amenazado por la persistencia del acoso sexual en las universidades y en el ámbito laboral, así como su impacto en las carreras de estas mujeres.
El #MeToo de la ciencia: «Me ha salido un bulto en los huevos. Tócalo, tócalo»
El informe Acoso Sexual de Mujeres: Clima, Cultura y Consecuencias en Ciencias Académicas, Ingeniería y Medicina (2018) destaca que:
no hay evidencia de que las actuales políticas, procedimientos y enfoques, que a menudo se centran en el cumplimiento simbólico de la ley y en evitar la responsabilidad, han dado lugar a una reducción significativa del acoso sexual.
Según sus hallazgos, más del 50% de las profesoras y el staff afirmó haber sufrido acoso. En tanto, las encuestas realizadas en universidades encontraron que entre el 20 y el 50% de las estudiantes experimentaron un comportamiento de acoso sexual por parte de los profesores o el personal de la institución. Además, el acoso sexual es más persistente para aquellas que estudian medicina que las que estudian alguna ciencia o ingeniería.
Otra de las conclusiones es que las mujeres lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBTQ) y las de color son más propensas a ser acosadas que sus homólogas caucásicas y heterosexuales. Las mujeres de color también tuvieron mayores probabilidades de reportar sentirse inseguras debido a su género.
A través de 40 entrevistas cualitativas, mujeres de múltiples disciplinas, instituciones y etapas en su carrera profundizaron esta situación de acoso sexual. El reporte señala que aproximadamente la mitad de ellas detallaron el abuso físico, pero fue mucho más prevaleciente que hablaran sobre bromas y comentarios sexistas o inapropiados.
¿Qué es el acoso sexual?
Las tres formas de acoso sexual que el informe define son:
- acoso de género (el más común): son las conductas verbales y no verbales que transmiten hostilidad, objetividad, exclusión o estado de segunda clase sobre los miembros de un género.
- atención sexual no deseada: aquellos avances sexuales verbales o físicos desagradables, que pueden incluir asalto.
- coerción sexual: es cuando el tratamiento profesional o educativo favorable está condicionado a la actividad sexual.
El resultado de esta situación, señalan los autores del estudio, es un daño significativo a la integridad de la investigación en la ciencia e ingeniería y una pérdida costosa de talento en estos campos.
¿Qué se puede hacer al respecto?
El informe tiene 14 recomendaciones principales para combatir el problema en instituciones académicas, sociedades científicas y agencias federales. Los consejos incluyen mejorar la transparencia en el proceso de investigación y presentación de informes, proporcionar mejor apoyo objetivo a las personas y actualizar los códigos de ética para tratar el acoso con el mismo escrutinio como el plagio, la falsificación de datos y otras formas de mala conducta científica.
Los autores del reporte señalan que, ante la ineficacia de las actuales políticas, procedimientos y enfoques, "las universidades y las agencias federales deberían ir más allá del cumplimiento para adoptar políticas y prácticas holísticas basadas en la evidencia para abordar y prevenir todas las formas de acoso sexual y para promover una cultura de civismo y respeto", y ahondan:
Las instituciones deberían considerar el acoso sexual igual de importante que la mala conducta en la investigación en términos de su efecto sobre la integridad de la investigación.
Además, el informe insta al Congreso estadounidense a considerar la creación de una legislación que prohíba la confidencialidad en los acuerdos de solución y que al menos obligue a las instituciones que reciben fondos federales a divulgar públicamente sus investigaciones sobre acoso sexual y los resultados de encuestas sobre cuán seguras se sienten las mujeres.
El estudio pone como ejemplo a la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), donde los gerentes y supervisores son considerados no solo como receptores y tomadores de decisiones sobre acusaciones de acoso, sino también como líderes que toman medidas para prevenir el acoso en el lugar de trabajo y son responsables bajo el sistema de revisión anual de desempeño de la agencia.
La NASA, destaca el reporte, realiza un informe anual sobre el funcionamiento de sus procesos contra el acoso. Este incluye información sobre el número de casos abordados, la base de cada caso (incluido el sexual o no sexual), el tiempo requerido para procesarlo y las acciones correctivas tomadas. El reporte proporciona un mecanismo para que los líderes monitoreen cómo están funcionando los procesos contra el acoso y si es necesario realizar cambios o correcciones.
Un científico pionero de la terapia génica, investigado por acoso sexual
En contraparte, en Hipertextual hemos hablado sobre el caso del científico de origen indio Inder Verma, quien ha trabajado en el Instituto Salke de La Jolla desde 1974. La autoridad mundial en terapia génica, retrovirología y cáncer es actualmente investigado por el centro californiano tras recibir diversos reportes sobre su presunta conducta sexual inapropiada. Apenas ayer, 11 de junio, el prominente biólogo presentó su renuncia a dicha institución académica.
Time's Up (se acabó el tiempo), la lucha es ahora. Es momento de actuar y de dejar de poner pretexto y hacernos ciegos ante una problemática que afecta a la mitad de la población mundial, las mujeres, no solo en la ciencia, sino en prácticamente todos los ámbitos: la actuación, el periodismo y la tecnología, entre otros.