Cuando en octubre de 2017 un equipo de astrónomos descubrió un objeto inusual, al que apodaron C/2017 U1, pocos pensaban que su exploración nos daría tantas sorpresas. Pero lo cierto es que ‘Oumuamua —tal y como fue bautizado tiempo después— no solo contaba con una llamativa forma alargada, una tonalidad rojiza y una composición rocosa. Ese extraño objeto, observado por primera vez por el telescopio Pan-STARSS 1 de Hawái, iba a convertirse en un quebradero de cabeza para los investigadores.
‘Oumuamua procedía de un lugar fuera de las fronteras del sistema solar, lo que le convertía en el primer viajero interestelar de la historia conocido hasta la fecha. Además, la comunidad científica inicialmente aseguró que se trataba de un cometa, aunque posteriormente se desdijo afirmando que en realidad era un asteroide. La diferencia es importante, porque a pesar de que ambos tipos de objetos se crearon hace miles de millones de años, su composición es ligeramente distinta.
Un nuevo estudio publicado hoy en la revista Nature da una vuelta de tuerca más a la naturaleza de ‘Oumuamua. El equipo de investigadores, liderado por Marco Micheli, de la Agencia Espacial Europea (ESA), señala que el cuerpo con forma de cigarro alargado es en realidad un cometa. A pesar de que ‘Oumuamua no parecía tener la característica coma —una cola de gas y polvo— de estos objetos mientras cruzaba a toda velocidad el sistema solar, los científicos sostienen que esta aparente carencia no descarta que se trate de un cometa.
¿De dónde vino el primer cometa interestelar de nuestra historia?
Sus observaciones han analizado el arco a lo largo del cual ha viajado ‘Oumuamua durante los últimos meses, en los que se protegió de nuestra estrella con una suerte de escudo. Normalmente, la fuerza de la atracción gravitatoria del Sol, los planetas y los asteroides domina los movimientos de los objetos celestes. Sin embargo, según los resultados que publican en Nature, parte de la aceleración es de tipo no gravitacional y se debe a la propulsión del gas que desprende el propio objeto a medida que se va desplazando. Este movimiento coincide con el comportamiento de los cometas, por lo que ‘Oumuamua no debería ser considerado como un asteroide.
Sus observaciones también han descartado que el cometa interestelar mantenga una aceleración no gravitacional por otros factores, como podrían ser la presión de la radiación solar o la interacción magnética con el viento solar. La falta de polvo observado, dicen los autores del artículo, podría deberse a una distribución atípica de los granos sobre su superficie o a una evolución superficial distinta durante su trayectoria, entre otras causas. No obstante, el equipo de científicos dice que estos aspectos sobre la naturaleza de ‘Oumuamua no podrán resolverse de forma concluyente hasta que no se lleven a cabo observaciones in situ, algo que de momento parece bastante improbable.